Estudiosos y amantes del medio ambiente se reunieron recientemente en San Juan para dialogar sobre los posibles principios para una ética hacia la tierra desde una perspectiva económica, humanista, ecológica y liberalista.
“Una ética de la tierra no tiene que tener los discursos de Aldo Leopol (científico y ecologista americano). La tierra es el primer otro. Nuestra imaginación es milenaria y la naturaleza fue parte de la voz artística. Si no veo al otro, pues, utilizaré un dicho puertorriqueño, ojos que no ven corazón que no siente. Si vemos, podemos aspirar a conocer. La ética tiene tanto de estética como de belleza”, aseguró la humanista Anayra Santory, durante el simposio, que se efectuó un día antes de la marcha global en contra de la compañía Monsanto que produce semillas transgénicas.
Para Santory, el paso más corto hacia una ética de la tierra es develar “nuestros lugares en la naturaleza”. Según el lado humanista, no se puede olvidar al “otro” (la naturaleza), sino, desarrollarlo desde la perspectiva artística.
“Hemos perdido el desarrollo de las humanidades. Tenemos que volver a esos orígenes. ¿Cómo podemos vincular lo que siempre estuvo vinculado?”, concluyó Santory, quien también fue profesora del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.
“La ética se basa en respeto”
El evento también contó con la participación del conocido desarrollador Federico Stubbe. Cuando comenzó la charla de Stubbe, propietario de la compañía de construcción Prisa Group, el ambiente en el teatro tomó otro giro. Aunque el conferenciante mencionó en varias ocasiones que su interés es trabajar para los más pobres, algunos de los asistentes comenzaron a discutir sobre su proyecto Dorado Beach y los costos de comprar una casa en ese lugar sin permitirle continuar con la discusión de una ética desde el derecho propietario.
Para otros de los asistentes, el ejecutivo había fallado en demostrar una ética hacia la tierra creíble porque Stubbe había privatizado las playas de un sector de la Isla. Sin embargo, Stubbe intentó demostrar que su compañía tiene un código de ética para respetar la tierra, respetar al cliente y a las futuras generaciones.
“La ética se basa en respeto. Si hay respeto, vamos a estar bien. Cuando se habla de ética se habla de valor. Un plan de usos de terrenos no es suficiente para arreglar la situación actual del ambiente. La pregunta es, ¿cómo el ser humano debería incorporarse con la naturaleza?”, indicó el desarrollador.
“Puerto Rico hay que verlo como vivir en un parque tropical. Fuimos creciendo y se nos olvidó lo verde. Necesitamos armonía con la naturaleza. Es respeto, es balance. Trabajar con la tierra requiere mucha gente, desde filósofos a ingenieros”, concluyó.
Principios de la ética puertorriqueña
Por su parte, el abogado ambiental Pedro Saadé dedicó su tiempo a discutir algunos puntos que considera son importantes para crear una ética puertorriqueña hacia la tierra. Saadé habló desde un enfoque liberalista, en el cual afirmó que la humanidad ha experimentado un “capitalismo salvaje” de modo explotador de la naturaleza.
Para el licenciado Saadé, la ética debe ser nacionalista, que respete la naturaleza por identidad y sentimientos patrióticos. Como ejemplo, mencionó el movimiento de Casa Pueblo en contra del gasoducto. Además, resaltó que esa ética debe ser autónoma, para poder respetar los valores de la “naturaleza intrínseca”.
“Debe estar fundamentada en un vínculo afectivo, que es el amor que sentimos cuando observamos la naturaleza. No se puede desprender de lo moral, tenemos que cambiar nuestro sistema económico y debe ser de forma colectiva”, indicó.
Saadé explicó en múltiples ocasiones que debemos definir lo que el sistema económico cataloga como “necesidad” y la “buena vida”.
“Tenemos que reconocer el derecho de la tierra. El cambio social luego debería convertirse en leyes, pero la sociedad debe hacer los reclamos”, concluyó.
Por otro lado, el Director del Instituto Internacional de Bosques Tropicales, Ariel Lugo, utilizó como base de su conferencia los discursos de Leopold desde una perspectiva optimista.
“No es responsabilidad del gobierno. No podemos delegar esa responsabilidad. (La ética hacia la tierra) es algo individual. El peor obstáculo es que nuestro sistema económico y educativo en vez de acercarnos hacia una conciencia (ambiental) nos aleja”, manifestó Lugo.