Puerto Rico, a pesar de ser una pequeña isla en las Antillas, atraviesa por las mismas situaciones que las grandes naciones. Pero es la forma de manejar los problemas sociales, políticos, económicos y ambientales lo que podría marcar la diferencia. Según la doctora Úrsula Oswald Spring, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Autónoma de México, una mirada desde la seguridad humana sería de gran beneficio para la Isla y muchos otros países en el mundo.
La integrante de la Cátedra de Educación para la Paz de la UNESCO, que visitó recientemente la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, indicó que la seguridad humana se define por medio de cuatro pilares. El primero es la ausencia de miedo, el vivir con menos violencia. El segundo es la ausencia de necesidades, en pos de una vida digna, sin pobreza y con calidad de vida. El tercer pilar es la ausencia de desastres, pues el ser humano transforma muchos eventos extremos en desastres mediante el mal manejo de las situaciones. Y por último, está la libertad de vivir con dignidad en un estado de derecho. Estos cuatro pilares fundamentan la seguridad humana integral.
“La seguridad humana nos lleva a crear desarrollo, sustentabilidad, bienestar, calidad de vida, un estado de derecho, una gobernanza y conciliar los conflictos sociales que se presentan. Puerto Rico, al ser una isla, tiene recursos limitados y por lo tanto, hay intereses sobre esos recursos. Por ello, se debe crear un mecanismo que en lugar de utilizar el paradigma tradicional de seguridad (policial, militar) se dirija hacia la negociación donde la sociedad organizada, el gobierno y la empresa privada lleguen a un acuerdo”, explicó la también catedrática sobre Vulnerabilidad Social del Munich Re en la Universidad de las Naciones Unidas en Alemania.
Sin embargo, para la doctora Oswald, los procesos que amenazan la seguridad humana corresponden a la propia humanidad, en conjunto con la globalización, lo que acarrea el desempleo, la crisis económica y la crisis ambiental.
“Todos los conflictos, sin excepción en el mundo, se han hecho por recursos naturales. Siempre hay un problema, sea el petróleo, sea el agua, sea el oro, lo que sea, siempre hemos hecho conflictos por el territorio”, manifestó.
No obstante, Oswald Spring busca, desde la Cátedra de Educación para la Paz de la UNESCO, llegar desde el consenso a una solución en donde todos los involucrados ganen. Para la investigadora el consenso entre los ciudadanos, el gobierno y las empresas redundaría en beneficios para los tres sectores.
Borinquén y el ambiente
“Todo país requiere de áreas naturales protegidas. Hay que tener un equilibrio”, opinó Oswald.
En relación al tema de la energía, la ecologista enunció que la Isla tiene grandes potenciales, como lo es su potencial solar, para la generación de energía.
“Yo no he visto que tengan paneles fotovoltaicos sobre los techos. Apenas vi algunos molinos de viento y ustedes son una isla expuesta a muchísimo viento. La energía eólica es un potencial gratis. Además, el flujo marino entre la isla de Mona y Puerto Rico brinda energía gratuita. Para qué necesito entonces hacer un gasoducto que me destruye todo el entorno natural. Se puede obtener energía suficiente mediante una combinación de todas esas fuentes y también se puede hacer un respaldo con energía termoeléctrica. Si algo falla, siempre tengo un respaldo”, enunció la integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de México.
Indicó que Puerto Rico se encuentra en una zona vulnerable a cambios climáticos, como las sequías, huracanes, entre otros fenómenos naturales. “Todo esto nos debe hacer reflexionar. Hagamos la paz con la naturaleza. Convivamos de manera distinta para que nuestros hijos y nietos tengan donde vivir también. Hoy día estamos usando 1.2 planetas para vivir como estamos viviendo. ¿Cuántos planetas tenemos? Ya estamos excediéndonos, si seguimos así para el 2050 vamos a necesitar 2 1⁄2. Debemos conservar lo que tenemos”, puntualizó.
De otra parte, la doctora mostró un gran asombro al conocer que la Isla genera (según estadísticas de la Autoridad de Desperdicios Sólidos del 2003) 3.91 libras de basura por persona al día. “¡¿Tanto?!, que barbaridad”, dijo. “Yo haría inmediatamente una campaña para que se recojan ciertos tipos de desechos por días. Se puede hacer con una pequeña campaña en los medios masivos de comunicación”, opinó.
Precisamente, Oswald es una experta en el tema de desperdicios sólidos, pues fue la primera Secretaria de Desarrollo Ambiental de México. “Hicimos un programa que se llamaba RRRR, reducir, rehusar, reciclar y reeducarnos. La campaña era ‘no hago basura’. Entonces, hay que empezar desde el empaque. Además, en el Distrito Federal ya no hay donde confinar los desperdicios y se encuentran en este proceso”, señaló.
Para la funcionaria, la posibilidad de convertir basura en energía es nociva al ambiente y al ser humano. “Aun con la tecnología más moderna en Europa hay dioxinas y la gente ha sufrido. No es el método incinerar. Hay un país que no tiene casi ninguna energía que es Suiza y reciclan el 92 por ciento de sus desechos. Es un modelo para aprender”, comentó.
Finalmente, para la investigadora la clave está en la educación de la sociedad hacia una cultura de cero basura.