PUERTO PRINCIPE – El presidente de Haití, René Preval, informó que teme que miles de personas hayan muerto como consecuencia del terremoto que demolió escuelas, hospitales, barrios humildes y hasta el palacio presidencial. El mandatario indicó al diario Miami Herald que los daños en la capital Puerto Príncipe eran “inimaginables”. El mandatario describió cómo había caminado sobre cadáveres y oído los gritos de personas atrapadas entre los escombros del Parlamento. “Hay muchas escuelas que tienen mucha gente muerta dentro. Todos los hospitales están repletos de personas. Es una catástrofe”, añadió Preval. Escenas de caos se repetían por todas partes en Puerto Príncipe, donde personas sollozaban y caminaban sin rumbo en medio de las ruinas de la empobrecida ciudad. El palacio presidencial estaba en ruinas, con sus cúpulas derrumbadas tras el colapso de las paredes. Preval y su esposa no estaban dentro en el momento del sismo. El cuartel general de Naciones Unidas, un edificio de cinco pisos, fue una de las construcciones derrumbadas por el sismo de magnitud 7,0, el peor en Haití en 200 años, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. El epicentro del sismo estuvo a sólo 16 kilómetros de la capital y a relativamente poca profundidad, lo que aumentó la devastación para los cuatro millones de personas que viven en la ciudad y sus alrededores. Muchos durmieron en las calles, mientras réplicas de hasta 5,9 de magnitud sacudían la ciudad en la noche del martes y la madrugada del miércoles. Los informes sobre daños fluían lentamente debido a que el país continuaba aislado. Muchas de las personas que se encontraban en el edificio de la ONU podrían haber muerto. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que entre los desaparecidos figuraban el jefe de la misión, Hedi Annabi, aunque no confirmó si había muerto. Ban señaló que entre 100 y 150 personas se encontraban en el edificio en el momento del sismo. MUERTOS BRASILEÑOS Brasil, que lidera un contingente de fuerzas de paz de la ONU en Haití, reportó al menos 11 soldados muertos, pero dijo que había muchos desaparecidos y que la cifra de muertos podría dispararse a medida que fluyera más información. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó sentirse consternado. “Qué Dios dé consuelo a todos en este momento doloroso”, añadió. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió por su parte un “firme apoyo” a Haití y ordenó la entrega de ayuda rápida y de forma coordinada a la empobrecida nación. “Estamos comenzando precisamente ahora a evaluar la extensión de la devastación, pero los reportes y las imágenes que estamos viendo de los hospitales colapsados, los hogares destruidos y las mujeres trasladando a sus vecinos heridos son realmente desgarradoras”, dijo Obama. El Ejército de Estados Unidos dijo que estaba enviando a Haití un equipo de evaluación de daños y un avión P3 estaba realizando vuelos de reconocimiento. LENTA AYUDA Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, no está equipada para responder a un desastre de esta magnitud. Organizaciones de ayuda humanitaria activaron sus planes de emergencia y buscan la forma de hacer llegar refuerzos y ayuda a la nación. Muchos grupos humanitarios concentraron sus operaciones en la vecina República Dominicana, que comparte con Haití la isla de La Española. También el Papa Benedicto XVI movilizó a la enorme red de ayuda humanitaria de la Iglesia Católica. “Apelo a la generosidad de todos para que estos hermanos y hermanas que atraviesan momentos de necesidad y dolor reciban nuestra solidaridad concreta y ayuda efectiva de la comunidad internacional”, manifestó durante su audiencia semanal. La ONU dispuso de un fondo de emergencia de 10 millones de dólares, la Unión Europea tres millones de euros y el Banco Interamericano de Desarrollo ofreció 200.000 dólares en ayuda de emergencia. Colombia, Cuba y Francia, entre otros países, dijeron que enviarían equipos de rescate, socorristas y medicinas. Sobrevivientes cubiertos en sangre y aturdidos se reunían en lugares al aire libre, mientras los cadáveres yacían entre los escombros. “Toda la ciudad está a oscuras. Hay miles de personas sentadas en las calles sin lugar a donde ir”, dijo Rachmani Domersant, gerente de operaciones de la ONG Food for the Poor. “La gente está intentando escavar y sacar a las víctimas utilizando linternas”, añadió.