Lo que comenzó con la derogación del presidente Zine el Abidine Ben Ali luego de 23 años de liderato en Túnez, ha desatado una oleada de revolución y cambios a través de varias zonas del mundo árabe.
Las protestas se han multiplicado al punto que actualmente el pueblo de Egipto, arropa las calles en reclamo a que el actual presidente Hosni Mubarak, dirima de su cargo luego de 30 años de mandato.
Los egipcios han conseguido movilizarse en masa pese al aislamiento impuesto por el régimen, que ha cortado Internet, ha prohibido emitir a la cadena Al Yazira y algunos días, como el viernes pasado, los teléfonos móviles.
Llevan nueves días de protestas y, aún así Mubarak se aferra a su cargo destituyendo a todo su Parlamento. Entre tanto, las manifestaciones cada vez adquieren mayor auge, sin que el ejercito intervenga, pese a ser una de las fuerzas claves del País.
Por su parte, los mandatarios de Jordania, Yemen, Argelia, Libia, Marruecos y Siria tratan de evitar el contagio ofreciendo mejoras económicas, como más empleo, vivienda o mantener controlados los precios, en países donde millones de habitantes sufren el paro, la falta de expectativas, la corrupción y la falta de democracia.
No obstante, según reseña el periódico El País de España, “estos países ya han asistido a una ola de protestas callejeras que han cambiado el panorama en la región y obligan a los países occidentales a replantearse su política de alianzas con regímenes autocráticos como mal menor frente al avance del islamismo”.
Por ejemplo, en Yemen manifestantes han convocado a una manifestación para mañana en la capital del país, Saná. A pesar que, el presidente esta nación, Alí Abdulá Saleh, destacó que durante su mandato no aumentará su liderato que expira en 2013. El jueves pasado, unas 16 mil personas salieron a la calle en el País para exigir reformas políticas y el fin del régimen de Saleh, que lleva en el poder desde 1980.
Asimismo, en Jordania en las últimas semanas se han extendido las manifestaciones en todo el país -aunque sólo participan unos pocos miles- que protestan por la situación económica y la corrupción.
Por su parte, el Gobierno trató de responder a las manifestaciones aprobando una baja a los precios de alimentos básicos, lun aumento del sueldo de los funcionarios y medidas para crear empleo. Sin embargo, según explica El País, los islamistas y otros grupos opositores piden una reforma política en profundidad, con la transformación de la monarquía a una constitucional.
Al mismo tiempo, en Argelia el mes pasado, hubo manifestaciones, disturbios y saqueos en Argel y otras ciudades en protesta por el drástico aumento de los precios, que causaron dos muertos, según el Gobierno, y hasta una veintena, según la oposición. Según un comunicado, en Argelia se esperan más protestas a partir del 12 del mes corriente.
En Siria un grupo ha convocado una manifestación para el viernes por la tarde contra "la autocracia, la corrupción y la tiranía", un llamamiento contra Bachar el Asad, que heredó en 2000 la jefatura del Estado a la muerte de su padre, Hafez, tras 30 años en el poder.
Mientras tanto, en Marruecos dos personas resultaron heridas, una de ellas grave, ayer tras quemarse a lo bonzo frente al Ministerio de Educación en Rabat, en protesta por sus condiciones laborales. En la protesta, convocada por la Coordinación Nacional de los Profesores Voluntarios, unos 40 manifestantes rociaron con gasolina sus cuerpos, pero las fuerzas del orden impidieron que también se prendieran fuego.
Otros países que de igual manera se han visto trastocados han sido Arabia Saudí donde decenas de personas fueron detenidas el viernes en Jedda, por manifestarse por una mejora de las infraestructuras, tras unas inundaciones que han causado 10 muertos y han destruido edificios y carreteras; Libia, donde el régimen de Gadafi se ha mostrado solidario con la revolución tunecina; Sudán, estudiantes se movilizaron en las universidades de Jartum y de Gezira contra el anuncio de la reducción de subsidios a los derivados del petróleo y al azúcar; y Oman, donde 200 personas se echaron a la calle para reclamar al Gobierno el fin de la corrupción y que frene la escalada de precios de los alimentos.