ATENAS- La huelga de trabajadores del sector público de Grecia, que se lleva a cabo hoy, derivó en la cancelación de vuelos y al cierre de colegios y oficinas, en la primera gran prueba al compromiso del Gobierno griego de cumplir con su plan de austeridad para controlar la crisis de deuda que sacudió al país y a toda la zona euro. Inversores, agencias calificadoras de riesgo y políticos de la Unión Europea están observando la huelga de cerca y la respuesta del Gobierno. Todos han dicho que Grecia, que es proclive a las protestas violentas, no recibirá apoyo gratuito e instaron al Gobierno a mantenerse firme. Cientos de miembros del sindicato del sector público ADEDY marcharon por el centro de Atenas ondeando banderas y tocando tambores, mientras la policía antidisturbios vigilaba, antes de la manifestación prevista para más tarde delante del Parlamento. Pero el estado de ánimo en la capital griega estaba en calma. Muchos empleados del sector público fueron a trabajar a las oficinas del Gobierno y colegios, mientras que los ciudadanos en las calles dijeron que es demasiado pronto para rechazar los esfuerzos gubernamentales para recuperar las finanzas del país. Mientras los líderes de la UE se preparan para abordar el tema de Grecia en un encuentro especial en Bruselas, los mercados subían el miércoles con la esperanza de que la Unión Europea acuda al rescate. El diferencial de los bonos griegos con respecto a los bonos alemanes de referencia estaba a su menor nivel desde el 20 de enero. La huelga ocurre un día después de que el Gobierno socialista anunciara nuevas medidas para reducir aún más los gastos en sueldos del sector público y subir los impuestos, desafiando a los sindicatos con planes para ahorrar al Estado cerca de 800 millones de euros este año (1.100 millones de dólares). Los gremios se oponen a los planes para congelar los sueldos del sector público, reducir los suplementos que muchos griegos reciben además de su sueldo base y reemplazar sólo a uno de cada cinco funcionarios que dejen el servicio civil. Además, dicen que las reformas tributarias, que también son parte del plan apoyado por la UE para fortalecer las finanzas griegas, perjudicarán a los pobres. Sondeos difundidos el fin de semana mostraron que la mayoría de los griegos apoyan las medidas de reforma del Gobierno, que también ha tenido que enfrentarse a protestas de los agricultores, que han estado bloqueando caminos y la frontera con Bulgaria. “¿Salvarán estas protestas la economía?”, preguntó Vassilis Bernalis, de 58 años, un vendedor callejero de fruta. “Tenemos que ayudar a que el gobierno tenga éxito en esto y si fracasa entonces todos nosotros tendremos derecho a protestar. Sería imperdonable”, agregó. Aunque no se esperaba violencia durante el paro de este miércoles, sí se cree que será el primero de una serie de protestas sindicales cuyo impacto dependería del éxito que tengan las medidas del Gobierno para devolver la fe en la economía griega. ADEDY, que representa a poco más de medio millón de trabajadores, aseguró el martes que posiblemente se sumaría a una huelga del sector público pactada para el 24 de febrero o que realizaría otro paro en marzo. Todavía permanecen en la memoria las manifestaciones violentas de diciembre de 2008 en Atenas, acuciadas por el malestar por el desempleo y la corrupción. “Ellos habían prometido que pagarían los ricos, pero a cambio le están quitando el dinero a los pobres”, declaró Ilias Iliopoulos, secretario general del sindicato del sector público ADEDY. “Esta es la política contra la que estamos luchando, no el esfuerzo por salir de la crisis”, agregó.