
Esta pizzería se encuentra en el residencial las Margaritas, en Santurce, y forma parte del Boys and Girls Cub de Puerto Rico, centro sin fines de lucro fuera del horario escolar que ofrece programas y servicios que buscan mejorar el desarrollo de los jóvenes. Esta organización se inauguró en mayo del 2010 con el propósito de servir como un centro de práctica y desarrollo profesional, pero hoy día juega un papel esencial en la vida de los jóvenes que asisten al club y también para aquellos que no asisten, ya que sirve como ejemplo y taller para romper con la dependencia económica.
“El objetivo de la pizzería es que [los jóvenes] echen pa’alante. Las estadísticas de la juventud que terminaba el cuarto año en un momento dado era bien bajita, como el quince por ciento. Aquí yo creo que todos los que han estado han terminado el cuarto año. Una vez tienen su empleo y se acostumbran a generar ingresos, como que eso de quedarse en casa y que le llegue un cheque o lo que sea, no va con ellos”, expresó Marcos López Figueroa, líder del centro de adiestramiento y de la pizzería.
Marcos López Figueroa
In the Club Pizza funciona como una pizzería tradicional, pero con unos toques que le dan una chispa diferente. Las paredes están pintadas de rojo y en una de ellas hay un mural de muchos colores. El tope de las mesas y el gabinete donde las personas ordenan tienen estampadas fotografías en blanco y negro de los miembros de los 11 Boys and Girls Club de Puerto Rico. Y una de las características principales es la gran cantidad de niños vestidos de uniforme escolar que corren alegremente de lado a lado con sus “Icee” mientras esperan sus suculentos pedazos de pizzas.
Quienes trabajan en el establecimiento son o fueron miembros del club. Uno de los requisitos es estar en grado 11 o 12 porque así los administradores se aseguran de que tienen interés de graduarse.
“Parte de lo que se busca con esto es prevenir el embarazo en adolescentes y sembrarle la semilla de que se vayan a estudiar. Porque para la mayoría la rutina es otra, tienen una familia, solicitan [ayudas económicas], le dan unos fondos y ya. Queremos algo diferente para ellos”, sostuvo López Figueroa.
Para Miguel Pérez Benítez, uno de los dos principales pizzeros del negocio, ellos son la mejor pizzería y cuentan con los mejores empleados entre todas las del área, ya que “una pizzería no lo corren cinco empleados solos”, enfatizó.
Miguel Pérez Benítez
Pérez Benítez, de 24 años, forma parte del proyecto desde que se inició. Cuenta que antes de ser una pizzería, el área era un salón de juegos. Los encargados del área tenían en mente desarrollar la pizzería y como conocían el interés de Pérez Benítez por la cocina, le ofrecieron ser parte del proyecto. Posteriormente, lo preparan para ser el principal pizzero del proyecto, el cual mantiene actualmente junto a José Ángel de la Mata.
Para Pérez Benítez, la pizzería fue un eslabón esencial en su desarrollo como adulto profesional e independiente. Actualmente, tiene un apartamento para él solo y un puesto importante en el área de servicio al cliente en una empresa de prestigio en el País. Sin embargo, piensa poder aprovechar lo aprendido en el club y en la pizzería para desarrollar su propio negocio de comida criolla.
“En dos años no me visualizo aquí. Me gusta la cocina criolla, tomé un curso de artes culinarias y pienso tener mi propio negocio.Toma tiempo, dedicación y compromiso, creo que no es el momento de yo lanzarme de lleno, pero estoy trabajando y preparándome para eso”, aseguró el joven, quien trabaja de lunes a viernes de 11:00 am a 3:00 pm en la pizzería.
Por otro lado, Ilene Otero, de 18 años, lleva trabajando algunos meses en In the Club Pizza, pero asegura que lo que ha aprendido durante el poco tiempo que lleva trabajando la ha convertido en una mejor persona.
Ilene Otero
“Me ha enseñado a ser una mejor persona, a cómo luchar, a tener mejores metas y todo eso”, mencionó Otero, quien está próxima a tomar el examen del College Board con miras a entrar a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras para estudiar enfermería.
Otero fue miembro del centro desde muy pequeña, a los 15 años comenzó a tomar talleres profesionales que requerían de un mínimo de horas de práctica. Por su desempeño durante las clases y su interés por superarse, fue seleccionada para trabajar en la pizzería donde actualmente hace pizzas, pastas y trabaja con los clientes.
López Figueroa indicó que la pizzería está continuamente cambiando, ya que, a quienes les dan la oportunidad de trabajar, sólo están por una cantidad de horas limitadas. Cuando las completan, les dan la oportunidad a otros.
La pizzería trabaja de lunes a viernes de once de la mañana a ocho de la noche. Sus horarios más congestionados son al mediodía y a las tres de la tarde, ya que la mayoría de sus ventas dependen de los estudiantes de la escuela pública colindante, Bartolomé de las Casas, y de los niños que pertenecen al club. Mientras, el dinero que obtienen de las ventas lo utilizan para hacer las compras del negocio y pagarle a los empleados.
Es por eso que esta pizzería o centro de formación necesita de la ayuda de la comunidad y la escuela colindante, como de todos los amantes de la comida italiana. López Figueroa expresó que una de sus preocupaciones es que hay muchas personas que desconocen su existencia, por lo que necesitan llegar a ellos para hacer mejores ventas y brindarles oportunidades de desarrollo a más jóvenes.
A pesar de las ideas que faltan integrarles a la pizzería, hasta al momento López Figueroa considera que el proyecto ha sido exitoso, sin embargo, admite que todavía pueden hacer mucho más por la comunidad.
“Nosotros con In the Club Pizza podemos tener más presencia en la comunidad, que conozcan más de nosotros y tener más jóvenes. Nuestras metas son alcanzar más público y aumentar las ventas. Que sea de calidad mundial, o sea, poder tener otros establecimientos y que sea una experiencia bien seria. Que los jóvenes se vayan a estudiar, que echen pa’alante y rompan con la dependencia”, añadió.
Un proyecto similar existe en el Boys and Girls Club de Loíza, llamado In the Club Production, y consiste en un centro de medios y producciones como películas o fotografía. Mientras que en el centro de Isabela tienen la visión de crear una heladería que funcione igual que la pizzería. Para López Figueroa es importante apoyar este tipo de proyectos por el papel que juegan en la vida de los jóvenes que impactan, ya que no existen otras organizaciones fuera del horario escolar que brinde el beneficio que ellos ofrecen.
“Hay jóvenes que ya tienen la sed de echar para adelante, pero esto inspira a que otros busquen algo diferente porque la tendencia de muchos jóvenes no es la de ellos. Hay muchos que no terminan la escuela o terminan y los ves haciendo nada. Después quieren un trabajo donde tienen que competir con gente que sí terminó”, concluyó.