Por: Dra. Mayra Maldonado Durán
Después de recibir la vacuna contra el COVID-19, algunas personas han experimentado inflamación de los ganglios linfáticos en la axila del brazo vacunado e incluso hasta los del área del cuello. Esta reacción se ha presentado tanto en mujeres como en hombres. A medida que aumente la cantidad de personas vacunadas contra el COVID-19, los radiólogos encontraremos cada vez más este tipo de inflamación durante las imágenes de mama de rutina. La literatura médica lo documenta en personas con historial reciente de vacunación, tanto con la vacuna de Pfizer-BioNTech como con la de Moderna, pertenecientes al grupo de primera línea y sin condiciones predisponentes.
La inflamación de los nódulos linfáticos es una reacción conocida que también puede ocurrir con otras vacunas como la que se usa contra la gripe, la viruela, el virus del papiloma humano (VPH) y el virus de la influenza A H1N, entre otras, pero es más común después de aquellas que provocan una respuesta inmune fuerte, como las aprobadas al momento contra el COVID-19. Los ganglios linfáticos tienden a agrandarse varios días después de la vacuna y vuelven a su tamaño normal por sí solos en unas pocas semanas. Si la persona se ha vacunado recientemente contra el COVID-19, se recomienda un seguimiento a corto plazo, y muy importante, sino resuelve entonces evaluar minuciosamente la mama, para descartar alguna malignidad.
Si la inflamación de los nódulos persiste después de varias semanas, se pueden evaluar con ultrasonido:
- Se recomienda realizar un ultrasonido dirigida en la axila que presente ganglios inflamados, de 4 a 12 semanas luego de haberse administrado la segunda dosis de la vacuna.
- Si la apariencia de los nódulos linfáticos favorece algo reactivo, se le puede hacer un seguimiento para evaluar la disminución del tamaño.
- Si es anormal o persiste, entonces las imágenes de seno serían necesarias para descartar el cáncer primario de seno y se puede justificar hasta una biopsia para descartar malignidad, incluido el linfoma.
Al momento entre los grupos que se han vacunado entre las edades de 18 a 64 años, el 11.6 % han experimentado la inflamación de los ganglios linfático luego de la primera dosis de la vacuna, mientras que el 16% lo han reportado luego de la segunda dosis.
Según informes del CDC, los que recibieron la vacuna -ambas versiones-, indicaron sentir la inflamación entre 2 a 4 días posteriores a la vacunación. Sin embargo, en unos casos la duración fue entre 1-2 días y en quienes más tiempo se reflejó, promediaron unos 10 días. Pero lo más común es que los ganglios linfáticos inflamados después de una vacuna sea una reacción benigna.
Se recomienda la vacunación para todas las pacientes sobrevivientes de cáncer de seno o aquellas que estén recibiendo algún tipo de tratamiento de quimioterapia, ya que no existe ninguna contraindicación para no hacerlo. Si de casualidad el cernimiento de mamografía es realizado luego de la vacuna es pertinente informarlo en la entrevista. Si luego de la vacunación siente alguna molestia fuera lo que ya se ha informado como efectos secundarios, consulte a su médico.
La autora es radióloga especialista en cáncer de seno, Breast Institute HIMA San Pablo