Una de las actividades que conforman la festividad de la Calle San Sebastián es la venta de artesanías en la Plaza de la Beneficencia contigua al Cuartel de Ballajá. Allí, se encuentran quienes forman parte de un mercado independiente autogestionado.
Bajo una de las carpas hay una mesa que contiene guitarras en miniatura hechas de madera. Son artesanías pequeñas que, aunque bien podrían sostenerse sobre la palma de cualquier mano, se mantienen en su pequeña base sobre un mantel color azul grisáceo.
“Algunas de estas fueron confeccionadas con madera comprada, pero estas de acá atrás fueron talladas con los troncos que he podido rescatar tras el paso de los huracanes Irma y María”, sostuvo José Eduardo Colón Ríos, al alcanzar con sus manos una de las guitarras ubicada en la parte posterior de la mesa.
“Fue inevitable ver la cantidad de árboles que se habían caído, por eso decidí recuperar algunos troncos y aprovechar la mayor cantidad de madera posible”, expresó el creador de Detalles en madera.
A partir de esta experiencia Colón Ríos decidió rehusar los troncos caídos por varias razones: la madera en su estado natural estaría a su disposición de forma gratuita y estaría aportando al desarrollo de su arte mientras se encargaba de que los pedazos de tronco no terminaran en algún vertedero del País.
En su proceso creativo este artesano -quien además de ser músico estudió Antropología, Ciencia Política y Derecho en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras- comenzó a entender la belleza de los troncos desde las tonalidades que surgían en la confección de sus piezas de madera.
“Sí, estudié Derecho, me gusta la música, y esto de la madera siempre me ha llamado la atención”, enfatizó. El joven llevaba algún tiempo sin crear sus detalles de madera, pues hace aproximadamente cinco años tuvo un accidente en donde uno de sus dedos pulgares se vio afectado por una cierra.
“Ahora es que estoy practicando un poco más, pero tuve mucho miedo de perder el dedo. Tenía mucho miedo de no poder volver a tocar”, confesó.
Al otro lado de este espacio, se encuentra Nicolle Teresa Ramos, quien espera sentada detrás de su mesa mientras observa a quienes por allí pasan.
Ramos inició su proyecto PortaSemilla hace seis años cuando comenzó a confeccionar cargadores para infantes en telas ecoamigables y orgánicas. Su iniciativa, que se basa en artículos hechos a mano para promover un desarrollo infantil más saludable, también fomenta los libros sensoriales y los collares hechos de hilos, algodón orgánico y bolitas de madera.
“Los libros también son hechos con algodón orgánico, puedes inventarte una historia con los patrones que estás viendo o explicarles todo lo que se puede ver y tocar en el libro”, apuntó la joven madre.
Luego del paso del huracán María, Ramos tuvo que renunciar a uno de sus trabajos para irse a California con su niño de seis años.
“Mi hijo pasó el huracán en la finca de su abuelo en Orocovis, pero al ver toda la destrucción que ocasionó el huracán tuvo un trauma bien fuerte”, expresó la artesana puertorriqueña.
Fue así que Ramos decidió irse algunos días a California porque su niño necesitaba salir de la Isla en aquel momento. No obstante, a pesar de que la idea de irse había surgido para darle apoyo emocional a su niño, la joven de 29 años decidió regresar a Puerto Rico.
“Regresé porque tenía mi familia acá y estando allá no podía dejar de pensar en cómo aportar y hacerle llegar los recursos a las personas”, sostuvo.
Sus artesanías habían estado en pausa aproximadamente hacía año y medio. “Mi nene tiene una condición de salud en la vesícula y como estuvo mucho tiempo en el hospital no le pude dedicar a esto”, explicó la también educadora y facilitadora en la organización comunitaria Universidad sin fronteras.
“Con este proyecto siento que estoy haciendo una diferencia en aportar a mejores crianzas”, dice Ramos, quien el próximo trimestre retomará sus estudios en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.
Detrás de la Plaza de la Beneficencia, Maribel Canales Rosario se encuentra sentada junto a su mesa artística. Es pintora y también es maestra en el programa de extensión y de pintura en la Escuela de Artes Plásticas. Desde muy pequeña supo que quería ser artista, a pesar de las dificultades que se le presentaron en el camino.
“Cuando eres una mujer negra y has estado oprimida toda tu vida, se trata de luchar en contra de la corriente”, expresó Canales Rosario.
Esta artesana crea su arte desde temas autobiográficos que le tocan muy de cerca. El silencio, la memoria, los objetos, la cotidianidad, la comunicación y la soledad han sido algunas de sus propuestas artísticas.
“Siempre trato de hacer un estudio antropológico porque me llaman mucho la atención los espacios y las huellas que dejan las personas en él”, comentó la artista.
Desde las dificultades que Canales Rosario ha tenido como mujer negra de clase media, intenta que las personas entiendan su importancia en el lugar que habitan, por eso a través de sus pinturas muestra espacios comunes para llegar emocionalmente a quienes también hayan vivido esas situaciones.
“Yo como mujer -y a través del arte- intento expresar los problemas que tenemos como humanos. Tengo unos problemas particulares de salud y me he visto en la necesidad de vivir el día a día aprovechando el máximo”, expresó la artesana, quien ha continuado sus proyectos a pesar de las contrariedades.
Entre las actividades que conforman las fiestas de la Calle San Sebastián, estas voces presentan solo una muestra de la escencia artística y humana que existe en este lugar.