ANTRIM, Irlanda del Norte (Reuters) – El primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó que el proceso de paz en Irlanda del Norte no se descarrilará, a pesar del reciente atentado en una base militar que resultó en la muerte de dos soldados a manos de disidentes republicanos, en la provincia bajo el control británico. Brown sostuvo hoy, en Belfast, conversaciones con los líderes políticos de Irlanda del Norte, y aprovechó para hacer declaraciones contundentes sobre el ataque. “Quieren enviarle al mundo el mensaje, igual que yo, de que el proceso político no será y no puede nunca ser quebrantado”, dijo Brown. “De hecho, el proceso político es ahora inquebrantable”. Brown visitó el lunes la base militar de Massereene, cerca de Antrim, donde atacantes armados dispararon a los soldados mientras recibían unas pizzas la noche del sábado en las puertas de la base. Cuatro personas, dos militares y dos repartidores de pizza, resultaron heridas. El IRA Auténtico, una rama disidente del inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), se atribuyó el domingo el ataque.
“Continuaremos viviendo en Irlanda del Norte como parte de la comunidad, como lo hemos hecho desde 2007 y como lo hacemos en Gran Bretaña”, dijo a periodistas el brigadier George Norton, comandante de la guarnición de Irlanda del Norte, asegurando que las tropas británicas no volverán a las calles de la región. Los líderes intentaron asegurar que el peor ataque en una década no revertirá los avances logrados desde el acuerdo de paz de 1998. El IRA, que combatió durante décadas contra el control británico y era apoyado por la minoría católica, y grupos armados protestantes pro británicos acordaron hace ya una década un cese al fuego, conocido como el Acuerdo de Viernes Santo de 1998. Éste ayudó en gran medida a reducir la violencia sectaria, que cobró más de 3.600 vidas en Irlanda del Norte desde fines de la década de 1960. Los soldados asesinados – Mark Quinsey, de 23 años, y Cengiz ‘Patrick’ Azimka, de 21 – estaban por ser enviados a Afganistán. Son las primeras bajas de las Fuerzas Armadas británicas en la provincia gobernada por Gran Bretaña desde 1997. Un máximo de 5.000 militares británicos están estacionados en Irlanda del Norte como parte de una “guarnición de época de paz”.
Ex enemigos en Irlanda del Norte condenaron el ataque y dijeron que las muertes no volverán a sumir la provincia en un ciclo de violencia. “El terreno conquistado para la gente decente y común a lo largo de esta isla no puede entregarse nadie de ninguno de los bandos”, dijo el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, durante años la cara de la oposición republicana al control británico en Irlanda del Norte. Adams también pidió la cooperación de la comunidad norirlandesa con la Policía para atrapar a los autores y aportar pistas sobre los terroristas. A pesar del pacto de poder compartido alcanzado en 1997 entre el aliado del IRA, Sinn Fein, y el pro británico Partido de Unificación Democrática, la violencia esporádica siguió. El tiroteo del fin de semana llega después de que la policía advirtiera la semana pasada que la amenaza del grupo disidente del IRA era nuevamente alta. El IRA Auténtico realizó en 1998 el ataque con bomba más mortífero del conflicto religioso de Irlanda del Norte en el pueblo de Omagh. Veintinueve personas murieron.