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Como si se tratara de una novela detectivesca, en donde se busca a toda costa el cadáver de un personaje bajo estrictas medidas de seguridad, así comenzará desde el 29 de octubre una excavación sin precedentes, que intenta dar con los restos del escritor Federico García Lorca. Este prolífico escritor fue asesinado por los franquistas a los pocos días de haber iniciado la Guerra Civil Española el diecinueve de agosto del 1936, a pesar de que otros amigos escritores le avisaran del peligro que significaba permanecer en su país. Lo cierto es que el paradero de los huesos de Lorca es todavía un misterio. Mucho se ha especulado. El periodista e investigador Fernando Guijarro, asegura que los restos del escritor ya no están en la fosa ubicada en el barranco de Viznar donde se iniciará su búsqueda, puesto que según asegura, la familia del propio Lorca habría pagado una fuerte suma de dinero para rescatar el cadáver del escritor. A raíz del misterio que circunda el paradero de Lorca se han escrito innumerables libros en los que destacan la obra de Manuel Titos: Verano del 36 en Granada, o La luz prodigiosa de Fernando Marías. No se sabe a ciencia cierta si la búsqueda tendrá éxito, habrá que esperar alrededor de dos meses para saber el resultado que arroje la excavación y los posteriores análisis. Este poeta perteneciente a la llamada Generación del 27, nombrada así en conmemoración al centenario de Luis de Góngora, fue enterrado junto a varias personas en una fosa común. Entre estas personas figuran: los banderilleros Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, el maestro Dióscoro Galindo, el inspector de tributos Fermín Roldán y el restaurador de muebles Miguel Cobo. Este esfuerzo por descubrir el paradero de los restos del poeta, se da en parte, gracias al interés de La Asociación Granadina para la recuperación de la Memoria Histórica. Esta entidad se encarga de hacer justicia ante los miles de asesinatos ocurridos en la Guerra Civil. Es de mucha importancia, no ya para el pueblo español, sino para cualquier otro país que haya sufrido algo semejante, que al menos se tenga la posibilidad de llorar junto a los restos del ser querido, es la única manera de justicia ante la impunidad histórica. Sólo así comenzarán a cerrar las heridas que continúan abiertas para el pueblo español, y que, desde hace mucho, debieron haber empezado a cicatrizar.