A casi dos años de la oficialización de la pandemia que arrasó con casi todas las barreras continentales, todavía quedan muchos interrogantes abiertos. Para buena parte de los expertos la tarea de la OMS fue deficitaria, pues no sólo alimentó el pánico en la población, sino que, además, favoreció a los intereses del mercado farmacéutico. ¿Es posible que se haya engañado al mundo?
En el amanecer de marzo, mientras los ojos del mundo apuntaban a Japón y al terremoto que significó una de las peores tragedias de su historia, el segundo aniversario desde la aparición de los primeros casos sospechosos de Gripe A (H1N1), en el estado de Veracruz, México, parece haber pasado desapercibido. En junio también se cumplirán dos años del anuncio, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del alerta máxima por pandemia, decisión que desató un profundo conflicto en el seno de la comunidad científica y los organismos internacionales que responsabilizaron a la entidad sanitaria por una serie de irregularidades en el manejo de la situación. Desde entonces, esta polémica se ha extendido en el tiempo y permanece en la agenda de las partes involucradas, hasta los días que corren.
A principios de 2009, una extraña enfermedad azotó al pueblo de La Gloria, situado en el centro del estado de Veracruz. Se trató de un virus cuyos síntomas eran muy similares a los de una gripe estacional, pero que, en ocasiones, derivaba en problemas respiratorios mucho más severos, como neumonías infecciosas que podían resultar mortales. Cerca de esa localidad se encuentra una granja de cerdos, perteneciente a la empresa Granjas Carroll México, por lo que las sospechas en torno a una posible transmisión del virus de la Influenza A hacia la especie humana no tardaron en llegar. La Influenza A es una variante del virus de la gripe que, según se cree, es propia de las aves, pero también puede registrarse en algunas clases de mamíferos, como los seres humanos y los porcinos.
Pese a que los encargados del mantenimiento del criadero negaron que los animales estaban infectados, el 11 de abril se confirmó una epidemia de gripe porcina que afectaba a más de la mitad de los residentes de la zona (La cifra total de habitantes de La Gloria es de 2.243, de acuerdo con el estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía). En los meses siguientes, se detectaron casos en otras regiones mexicanas y, finalmente, ante el riesgo inminente de expansión hacia el resto del mundo, la OMS anunció, el 11 de junio, el estado de alerta por pandemia. El mismo se extendió por catorce meses, período durante el cual dicha institución se encargó de difundir, a lo largo y a lo ancho del planeta, campañas de prevención y concientización.
Sin embargo, no fueron pocas las voces que se manifestaron en contra de la postura de la OMS. En primer lugar, la medida fue catalogada por numerosos especialistas como “precipitada”, teniendo en cuenta que el índice de mortalidad fue bajo, en relación con la cantidad de infectados (aproximadamente 19.000 víctimas fatales fueron confirmadas por la OMS, en el tiempo que duró la pandemia). En segundo lugar, algunas organizaciones supranacionales, como el Consejo de Europa, y medios gráficos, como la revista médica BMJ, denunciaron que el accionar de la OMS sembró el pánico en la sociedad, lo que favoreció el negocio de las industrias farmacéuticas. La ONU, por su parte, designó a una comisión investigadora con el fin de evaluar si el procedimiento de la OMS fue el adecuado.
Los informes presentados en la asamblea de la ONU, llevada a cabo el 4 de junio de 2010, en Ginebra, Suiza, fueron negativos. La OMS respondió a las críticas recibidas a través de una serie de documentos publicados en su sitio web oficial. Con respecto a la “exageración” del estado de alerta, la organización afirmó que si bien es cierto que la mayoría de los pacientes sufrió síntomas leves, y la recuperación no requirió, en mayor medida, de tratamiento médico, no hay que perder de vista que los virus gripales son inestables y pueden mutar con rapidez. Ante la incertidumbre provocada por esta posibilidad las autoridades de salud optaron por un “exceso de precaución”. No obstante, al tocar el tema de la acusación de facilitar el aumento de la rentabilidad de las empresas farmacéuticas la réplica de la OMS fue todavía más categórica: “Las investigaciones realizadas recientemente no arrojaron prueba alguna de que se hayan cometido infracciones de este tipo”.
Más allá de los tempranos cuestionamientos, la OMS no cesó de insistir con la necesidad de extremar las medidas de precaución. El 29 de abril de 2009 publicó en la red una serie de pautas provisionales, tanto para potenciales infectados como para los médicos, a la hora de tratar con éstos. La OMS considera esencial que las personas logren evitar el contacto con pacientes, se protejan tanto la nariz como la boca y mantengan la higiene de sus manos, a fin de reducir al mínimo el riesgo de contagio. Del mismo modo, los médicos deben utilizar mascarilla o barbijo, y esterilizar adecuadamente los instrumentos y las instalaciones.
La Gripe A (H1N1), desde el punto de vista de los síntomas, no difiere de una gripe estacional. El enfermo suele padecer tos intensa, estados febriles, dolor de cabeza, congestión nasal y dolores musculares. Esta patología puede, sin embargo, complicarse en etapas avanzadas con infecciones respiratorias graves. A pesar de que la OMS confía en que el trabajo realizado fue intenso e importante, los organismos que cuestionaron sus decisiones persisten en advertir que el mundo no está preparado para afrontar una pandemia mortal, y millones de personas podrían morir en un nuevo brote. El contrapunto descripto a lo largo del recorrido, demuestra que desde el final del la pandemia, declarado el 10 de agosto de 2010, hasta la fecha, tanto en la sociedad como en las organizaciones que se ocuparon del problema, las dudas aun prevalecen por sobre las certezas.
*Lea el reportaje original en Revista Alrededores: http://revistaalrededores.blogspot.com/2011/03/intereses-que-matan-lo-que-dejo-la.html#more