BAGDAD- Las autoridades iraquíes empezaron este lunes el conteo oficial de votos, un día después de celebrarse las elecciones parlamentarias, las cuales se vieron marcadas tanto por el entusiasmo de los electores como por actos de violencia, ya que extremistas islámicos intentaron boicotear los comicios con atentados de bomba que dejaron al menos 38 muertos. Los resultados preliminares no se prevén hasta dentro de uno o dos días, tras unas elecciones que los iraquíes, hartos de años de violencia, esperan que ayuden a traer estabilidad y un mejor Gobierno ante la perspectiva de la salida de las tropas estadounidenses del país, pactada para 2012. La lista Estado de la Ley, grupo político del primer ministro Nuri al-Maliki, afirmó estar camino de la victoria en Bagdad y en el sur chiíta de Irak, una reivindicación que no pudo ser verificada pero que, al menos en el sur, parecía verse respaldada por los primeros recuentos informales de votos. “La lista Estado de la Ley está por delante de otras listas en Bagdad y otras provincias del sur”, declaró Ali al-Dabbagh, portavoz gubernamental y candidato de esta coalición. Maliki se enfrenta a un duro desafío por parte de sus antiguos aliados chiítas agrupados en la Alianza Nacional Iraquí (ANI). El poderoso Consejo Supremo Islámico Iraquí (CSII), que forma parte de ese bloque, indicó que la votación parecía dividida a partes iguales entre Maliki y la ANI en los primeros recuentos. La lista laica e integradora del ex primer ministro Iyad Allawi, que había logrado el respaldo de muchos sunitas minoritarios que ven con suspicacia el Gobierno liderado por chiítas de Maliki, iba tercera, informó el CSII en su página web. En el Kurdistán iraquí, un nuevo partido desafiaba la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) del presidente Jalal Talabani, uno de los dos grupos que han dominado la política kurda durante décadas. Un buen resultado de la lista reformista Goran podría debilitar la influencia de la UPK y el Partido Democrático del Kurdistán de Massoud Barzani en cualquier negociación de coalición en Bagdad. La relativa cohesión de los kurdos les ha permitido desempeñar un papel clave en el pasado. Aunque no había una cifra general de asistencia a las urnas, funcionarios electorales dijeron que había sido del 61 por ciento en la provincia sunita de Anbar y del 70 por ciento en Kirkuk, una provincia petrolera situada en el norte que está en el centro de una amarga disputa territorial entre árabes y kurdos. El nivel de participación sunita indicará si los sunitas tienen un verdadero interés en la incipiente democracia iraquí tras la conmoción de la invasión liderada por Estados Unidos en el 2003, cuando perdieron su posición relativamente privilegiada bajo Saddam Hussein. Muchos sunitas se sintieron en el punto de mira cuando una comisión liderada por chiítas vetó a unos 500 candidatos, entre ellos un destacado político sunita, antes de las elecciones, por supuestos vínculos con el ilegalizado partido Baath de Saddam. Los sunitas se sintieron con menor representación tras las elecciones parlamentarias del 2005, que sellaron el control del poder por parte de la mayoría chiíta y minoría kurda oprimidos por Saddam.