La tormenta tropical Irene vino a sacudir la conciencia de la ciudadanía puertorriqueña en cuanto a que el país tiene un débil sistema de energía eléctrica que aún, sin haber soplado un viento de agua, en Rio Grande por ejemplo, dejó sin servicio a los vecinos del municipio el pasado domingo en la mañana y en horas del lunes, ya cuentan 31 horas sin poder conectar sus neveras y otros enseres.
Irene parece ser para la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), lo que el paso del huracán Hugo fue para los administradores de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), que provocó la ‘renuncia’ del entonces director ejecutivo, Luis Ruiz Javier y la admisión del ex gobernador, Rafael Hernández Colón de que los problemas en el sistema de la represa Carraízo se debieron en parte a “una serie de fallas y negligencias de la cadena de mano de la AAA”. AAA=Hugo
En aquél momento, el área metropolitana que se servía de la represa Carraízo estuvo por espacio de tres semanas sin servicio de agua potable debido a que no funcionó el mecanismo de abrir las compuertas.
Hoy, a 22 años de aquél fenómeno tropical, la tormenta, que a estas horas ya se convirtió en un huracán de categoría tres con vientos de hasta 100 milla por hora, mantiene al 51 por ciento de los abonados de la AEE en la Isla sin servicio, concentrándose la mayoría en el área metropolitana de San Juan y extendiéndose hasta Carolina, Bayamón y Guaynabo.
El director ejecutivo de la AEE, Miguel Cordero, ha dicho que los problemas en el sistema eléctrico “se debe a que estuvo por los pasados 10 años sin mantenimiento”. De esos 10, a la administración que dirige en esa agencia, le corresponden dos como director ejecutivo rindiéndole cuentas al gobernador, Fortuño.
En 1989, lo que Hernández Colón llamó el “deterioro estructural y endémico” de la AAA, provocó que se anunciara el primer intento de privatización de esa corporación pública.
A 22 años de conferencias de prensa sin recursos digitales y funcionarios en fila que provocan “photo op”, el panorama para Fortuño era un país con 580,000 o el 39% de los abonados sin electricidad y 89,000 clientes sin agua potable.
El presidente de la UTIER, el sindicato que agrupa a los trabajadores de la AEE, Ángel Figueroa Jaramillo, sin embargo, colocó en un 51 porciento los abonados sin energía e indicó, a la salida de una reunión con la administración de la agencia que “se determinó que los trabajadores recesarían a eso de las diez de la noche” y reanudarían los trabajos de reconstrucción del sistema eléctrico el martes, luego de descansar para así mantener su seguridad y evitar accidentes.
El Servicio Nacional de Meteorología advirtió que las lluvias continuarán hasta horas del mediodía de hoy martes y emitieron aviso de inundaciones para los municipios de Canóvanas, Carolina, Bayamón y Guaynabo.
Según el Servicio Nacional de Meteorología, hasta hoy en la mañana Irene había dejado 10 pulgadas de lluvia en el área este del país y se esperan cuatro más.
Esa cifra compara con las 13 pulgadas de lluvia que dejó en la Isla el huracán Hugo en septiembre de 1989, de mayor impacto causó con vientos de hasta 140 millas por horas a su paso por las islas municipios de Vieques y Culebra. En la Isla Grande, los vientos sobrepasaron las 110 millas por hora.
A todas luces, los problemas del servicio de energía eléctrica están siendo para el gobierno de Fortuño, en el 2011, lo que fue para Hernández Colón en el 1989, el problema de infraestructura que dejó el paso de Hugo.
Aún cuando el mayor problema fue la crisis en el sistema de agua potable, en el área metropolitana hubo abonados que estuvieron hasta dos meses sin servicio de energía eléctrica. En urbanizaciones de Guaynabo y Bayamón, hubo secciones que no tuvieron servicio por espacio de 41 días.
La autora es Periodista
Fuente Blog Pesquisa Boricua