La nostalgia tocó a mi puerta ayer cuando leí una nota de prensa que informaba el fallecimiento del profesor José “Pirulo” Hernández. La memoria me trasladó de inmediato a ese pequeño salón donde se impartía la clase de redacción periodística básica a mediados de los ochenta en aquella incómoda estructura que para ese entonces alojaba a la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico y que colindaba con la escuela elemental de la institución. Quince o veinte máquinas de escribir, unas más destartaladas que otras, configuraban aquella “sala de redacción” en la que más de una generación de periodistas aprendió por primera vez lo que era un lead, una noticia, una crónica o un reportaje. Al frente de uno de estos grupos del que tuve la fortuna de formar parte, emergía una figura aparentemente frágil, un hombre de mediana estatura que se apoyaba de su bastón de madera para marcar el paso, de cabello blanco y una mirada profunda y sosegada. Impartía, o mejor aún, compartía sus conocimientos casi de una manera paternal. Su método de enseñanza no lo marcaba la hostilidad, sino el respeto y la sabiduría que suele brindar aquel que ha vivido una vida digna, plena y sin ningún tipo de complejos. Inspiraba mucha confianza y seguridad en sus estudiantes y sobre todo les estimulaba a desarrollar su creatividad. Así era “Pirulo” Hernández, un carismático profesor que desde el 1972 arribó a las aulas de la UPR para contagiar con su amor al periodismo a muchos jóvenes que hoy se destacan en distintos medios de comunicación. Colegas de otros medios así como algunos de sus compañeros de labores emitieron declaraciones por separado en las que elogiaron su honroso desempeño. “José Adalberto Hernández Sánchez, conocido por todos como “Pirulo”, fue uno de los pilares de la Escuela de Comunicación en la Universidad de Puerto Rico. Allí nos recibió a muchos aspirantes a periodistas para darnos las primeras herramientas en nuestro desarrollo profesional. Además de un excelente educador, le recordamos por su sentido de humanidad, humor y paciencia. Los periodistas puertorriqueños debemos reconocer el legado de este gran maestro”, expresó la presidenta del Overseas Press Club, Aiola Virella. Mientras que la profesora Magali García Ramis, quien laboró junto a él en la Oficina de Prensa del Recinto y en la Escuela de Comunicación expresó que “a Pirulo todo el mundo en la Escuela lo recuerda por su respeto a la profesión, su buen humor, su caballerosidad, y su memoria extraordinaria del desarrollo del periodismo puertorriqueño durante más de cuatro décadas”. A su vez, el profesor José Santiago Pintor, subdirector de la Escuela de Comunicación, resaltó la calidad profesional con la que el profesor Hernández se desempeñó durante los 18 años de servicio que prestó a la Universidad.“Estamos muy tristes y lamentamos mucho su deceso”, manifestó Hernández fue el primer periodista puertorriqueño en obtener una Maestría en Periodismo de Columbia University. Fue reportero y redactor de los diarios El Mundo y El Vocero y colaboró con el periódico humacaeño El Oriental. También fungió como director de la revista universitaria La Torre. Nació en 1916 en el hogar del famoso poeta puertorriqueño José “Peache” Hernández en Hatillo, pero vivió la mayor parte de su vida en el Área Metropolitana. Falleció a los 92 años de edad. Fue enterrado el jueves en el Cementerio Porta Coelli en Bayamón. ¡Descanse en paz, Maestro!