Con la premura que tiene el sano ejercicio de contar, comenzó el Taller “Periodismo que cuenta”, que condujo el periodista español Juan Cruz, en el que participaron diez periodistas de América Latina, que vinieron a escribir entre el calor tropical de San Juan, Puerto Rico, y la amalgama de acentos y vocablos que reúne el séptimo Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). A todos ellos los mueve una pasión común, la que Juan Cruz llama “la búsqueda humana que es el periodismo”.
A manera de conversación desenfadada, Juan Cruz, exaltó la importancia del género de la crónica en ese ejercicio de contarnos, desde la simpleza de una taza de café, hasta el más controvertido escándalo político. “La crónica es algo que se parece a un beso, o a un bolero, o a un baile placentero. Tú no dejas de leer si una crónica es buena, ¿y por qué una crónica es buena?”, planteó sin dejar de mirar a los atentos talleristas. Así las cosas, emprendió un extenso análisis sobre, quien le parece, el mejor cronista del siglo XX: Gabriel García Márquez.
Cruz se refirió a la magia de las crónicas de García Márquez como el resultado de un motor llamado curiosidad. Eso que surge de los grises y las incertezas, y que lleva a los periodistas a preguntar. “Preguntar es un poder. Nosotros, los periodistas, tenemos ese poder”, precisó.
No obstante, la crónica es muchas cosas. Y entre tantas, dijo el maestro, que no es un texto que “por mucho saber y adornar se hace bueno”. Tampoco, enfatizó, es tratar de hacer una obra literaria. En eso, Gabo no podría ser mejor ejemplo, aseguró, porque “el poder de la metáfora del Gabo se sustenta en la realidad”, y en eso debe estribar la conciencia de un cronista a la hora de trabajar su historia, en lo real, que es relevante para quienes la van a leer.
Sobre el periodista como cronista, el maestro reiteró que “un buen periodista es aquel que mantiene la inseguridad y eso le obliga a estudiar”. Para eso “los mejores instrumentos de un periodista son los libros”. Libros como “El relato de un náufrago”, según Cruz, que es el ejemplo del rigor de la buena entrevista hecha una novela; “Los cinco sentidos del periodista” de Ryszard Kapuscinski, que sirve como guía para hilvanar las verdades; y la “Antología de textos periodísticos de Gabriel García Márquez: Gabo periodista”, que recoge las crónicas y columnas nacidas de la inquietud y la curiosidad del escritor; son algunas de las publicaciones a las que hizo referencia el maestro.
Eso, intuir, reconocer la imposibilidad de desconectarse del oficio y hacer de la historia relevante y con buen ritmo, harán un mejor cronista.