Cuando un bebé dice sus primeras palabras, entonces creemos que habla. Sin embargo, la noción del habla invisibiliza el hecho de que, más allá de hablar, el infante está aprendiendo. Pero, ¿y si comienza a hablar en versos?
En el marco de la celebración del séptimo Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) 2016, el cubano Alexis Díaz Pimienta, la española Olvido García Valdés y el italo-mexicano Fabio Morábito compartieron sus experiencias con el español desde la poesía. “Los poetas tienen la palabra” fue el nombre del panel que moderó la poeta puertorriqueña Áurea Sotomayor, el que provocó una amena discusión sobre la importancia de la poesía como instrumento de enseñanza de la lengua.
Díaz Pimienta, cuyas primeras palabras asegura que las pronunció en versos, afirmó que la poesía es y puede ser utilizada para la enseñanza de la lengua materna. El poeta contó que a los cuatro años de edad comenzó a improvisar versos octosilábicos y, en el proceso, adquirió un dominio y comprensión del lenguaje muy avanzado para su edad. Estas destrezas se las debe a su padre y a los grandes improvisadores de décimas a quienes desde muy pequeño escuchaba e intentaba imitar.
Años más tarde, utilizó el mismo método empírico y mimético con su hijo. Como resultado de tanto escuchar a su padre, a muy temprana edad el niño comenzó a dominar el español jugando con las palabras a través de la improvisación poética en décima. El autor de los libros Teoría de la Improvisación poética y del Método Pimienta aseguró que hay que comenzar a ver “el repentismo como un ejercicio de hablar en verso, con ritmo, isométrico, que se nutre de recursos y herramientas meramente adjudicativos y que son o pueden ser un perfecto complemento en la enseñanza de la lengua y de la poesía”.
“La lengua se aprende”, garantizó Morábito, quien es investigador de filología en la Universidad Nacional Autónoma de México. Morábito, comenzó a hablar español cuando llegó a México a sus 15 años. Más o menos a esa edad tuvo su primer contacto con la poesía y desde entonces prácticamente toda su obra poética está escrita originalmente en español.
La experiencia de aprendizaje fue doble pues Morábito considera que “la poesía es una lengua extranjera” que se puede aprender y “es la forma como un pueblo se pone al corriente de la diversidad de lenguas que lo rodean”. Esto ya que, según el poeta, se da “un trueque idiomático” donde una palabra sustituye la otra para alcanzar el significado deseado.
A pesar de que Morábito es escritor, opinó que la poesía en su esencia es improvisada pues “escribimos un verso y deducimos lo que va después” como ocurre con la prosa. En respuesta, Díaz Pimienta enfatizó que la improvisación repentina de versos debe ser llamada “improversación” pues es más que simplemente improvisar.
“La poesía como el ser se dice de muchos modos”, precisó García Valdés. La poeta española señaló el valor de todas las expresiones poéticas y recordó que tanto las obras poéticas clásicas más importantes hasta las creaciones más recientes, sin importar su estética ni discurso llevan el mismo nombre; poesía.