KABUL- El reelegido presidente afgano Hamid Karzai se comprometió a incluir a todos los afganos en su nuevo Gobierno tras las duras advertencias de sus partidarios occidentales de que tendrá que esforzarse más por eliminar la corrupción. Los funcionarios electorales afganos anularon una innecesaria segunda vuelta de los comicios después de que el único rival de Karzai, el ex ministro de Relaciones Exteriores Abdullah Abdullah, se retirara citando preocupaciones sobre la elección. El resultado deja a Washington y a otros países occidentales colaborando con un socio cuya legitimidad ha sido cuestionada, mientras que el propio Karzai afronta la perspectiva de tener que trabajar con una oposición fortalecida. La elección de Karzai elimina al menos un obstáculo mientras el presidente estadounidense, Barack Obama, sopesa si enviar hasta 40.000 militares más a Afganistán, donde la violencia este año alcanzó su peor nivel desde que los talibanes fueron derrocados en el 2001.
Tras las duras advertencias de Obama, el primer ministro británico, Gordon Brown, y otros dirigentes occidentales, Karzai prometió formar un Gobierno inclusivo. “Mi Gobierno será para todos los afganos y todos aquellos que quieran trabajar conmigo son muy bienvenidos”, declaró en el discurso de la victoria, televisado para todo el país este martes. “Habrá cambios cruciales en nuestro futuro Gobierno. Ahora estamos decididos a usar todas nuestras fuerzas, por todos los medios, para eliminar esta mancha (de corrupción) de nuestro suelo”, declaró. Afganistán protagonizó semanas de incertidumbre política después de que la primera vuelta del 20 de agosto se viera afectada por un fraude ampliamente generalizado, a favor de Karzai en gran parte, y una profundización de la crisis con unos talibanes que habían prometido alterar los comicios. Los talibanes calificaron la reelección del presidente como una farsa y prometieron continuar luchando para expulsar a las fuerzas extranjeras de Afganistán. Los militantes islámicos lanzaron ataques esporádicos en la primera vuelta electoral y prometieron alterar la segunda. También dijeron que sus combatientes “paralizaron” el proceso electoral con sus ataques, en los que murieron cinco trabajadores extranjeros de la ONU en una incursión contra una residencia del organismo.