Dos letras blancas sobre la imagen de un Dominique Strauss-Kahn abatido en la portada de hoy del periódico Libération parecen resumir el escándalo que sacudió este domingo la política francesa.
El jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) perfilaba ser el oponente más fuerte de Nicolas Sarkozy para la presidencia de Francia hasta que fue arrestado en el Aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York. Ayer, un tribunal de dicho estado le negó la libertad bajo fianza.
Strauss-Kahn, quien correría por el Partido Socialista, estaba ya montado en un vuelo a París cuando llegaron policías estadounidenses para interrogarlo sobre cargos de abuso sexual, intento de violación y encarcelamiento ilegal. Las acusaciones fueron hechas por una camarera del Hotel Sofitel en Manhattan.
Medios como el New York Post, El País y Libération han informado sobre el impacto negativo que pueden tener los cargos en su posible candidatura para las elecciones presidenciales de 2012. A principios de este año, El País informaba que el socialista era el “personaje político preferido por los franceses”, según encuestas del semanario Le Nouvel Observateur y Le Journal du dimanche.
“Da la impresión de que, se pregunte lo que se pregunte, Strauss-Kahn, que vive en Washington, que no pisa casi Francia y que por razones de su cargo tiene prohibido comentar la política nacional, sale vencedor siempre desde la lejanía”, escribió Antonio Jiménez Barca en un reportaje de enero en el diario español.
Cinco meses más tarde, la misma publicación llama al escándalo “la muerte política de DSK”, como se le conoce en Francia al político. Por otro lado, Telos, un espacio de debate en Internet, lo llamó “un verdadero tsunami político en la vida política francesa”.
No es la primera vez que el político se involucra en escándalos de este tipo. En el año 2008, informa El País, se develó que Strauss-Kahn estuvo sentimentalmente involucrado con la directora de un departamento del FMI. Strauss-Kahn admitió lo sucedido, pidió disculpas y salió airoso del escándalo.
Esta vez, sin embargo, se prevé que tenga consecuencias mayores. No solamente se ha visto afectada su reputación de cara a las elecciones presidenciales, sino que la ministro financiera austriaca Maria Fekter ya pidió su renuncia al puesto de jefe del FMI. De acuerdo con BBC News, ya se vislumbra una lucha por el puesto, donde países en desarrollo buscarán la jefatura para así ejercer más influencia en la economía mundial.