La heroína es el opio ilícito de mayor abuso y acción rápida. Las estadísticas señalan que aproximadamente el 0.5% de la población mundial consume esta droga. En el mundo de la drogadicción también se le conoce como azúcar negra, bonita, brea, H o polvo blanco.
A esta sustancia ilícita se le considera semisintética porque es el resultado del procesamiento de la morfina (fase natural) con azúcar, almidón, leche en polvo o quinina y veneno (fase sintética). En su fase natural, es el producto que se obtiene del secado de los jugos que se extraen de la semilla Papaver somniferum (el opio que causa sueño) de la planta Opium poppy. Esta planta es cultivada en China, India e Irán, entre otros países.
Un dato importante es que la frecuencia de su uso inyectable o por inhalación está asociada a su tolerancia y dependencia que es directamente proporcional a su pureza. Su uso trae como secuela unos efectos inmediatos o a corto plazo como: supresión de dolor, depresión respiratoria a causa de un cambio en la actividad neuroquímica en el tracto encefálico, ofuscación del funcionamiento mental, náuseas, vómitos, y disminución de la habilidad cognoscitiva. A largo plazo los efectos podrían ser: dependencia y tolerancia, venas colapsadas, abscesos, infecciones bacterianas, enfermedades infecciosas (VIH/SIDA, Hepatitis B y C), infección del endocardio y válvulas del corazón, y problemas reumatológicos.
Se aduce que la rápida acción de la heroína y su potencia se debe a que contiene cierto tipo de moléculas que facilitan su solubilidad en el cerebro. Esto a su vez le permite cruzar la barrera hematoencefálica con mayor facilidad.
Según la red de alertas sobre el abuso de drogas, se han registrado estadísticas en las que el uso y abuso de la heroína han provocado 93,519 episodios de visitas hospitalarias en los Estados Unidos, teniendo un impacto significativo en la salud pública.
Es muy complicado dejarla de usar porque afecta la neuroplasticidad, un proceso biológico vinculado al funcionamiento de las neuronas. Los tratamientos que hoy día tenemos para combatir la adicción a esta sustancia van desde terapias conductuales, desintoxicación y vacunas, hasta los farmacológicos.
Las terapias conductuales se basan en modificar conductas al evitar que el drogodependiente sienta el deseo de usar drogas cuando se expone al medio ambiente de riesgo. Cuando hablamos de desintoxicación nos referimos al procedimiento de privar el uso de la droga y aliviar los efectos adversos del síndrome de retirada haciendo uso de medicamentos tales como ansiolíticos, relajantes musculares, antipertensivo, antiemético, antidiarrea, somníferos, anticonvulsivo y analgésicos.
Uno de los tratamientos que mayor auge ha tenido es el farmacológico. Los fármacos que más están siendo utilizados son la metadona y la buprenorfina. Los efectos de la metadona son similares a los de la heroína y morfina por un periodo de 24 horas. Esto ayuda a reducir el riesgo de enfermedades infecciosas (VIH/SIDA y Hepatitis B y C) al suministrarse vía oral. La buprenorfina también es administrada por boca y su efecto es de larga duración. Por lo tanto, es administrada de una a tres veces por semana. Si es administrada vía intravenosa pudiera ser contraproducente.
El efecto de la heroína en el organismo es tan fuerte que la administración de una sola dosis podría llevar al individuo a convertirse en adicto. En el 2008, cuatro de cada cinco muertes en el continente europeo estuvieron relacionadas al uso de heroína, según el Centro Europeo de Control de Drogas y de Adicción a Droga. En Estados Unidos el 18% de las personas que son ingresadas para tratamiento a drogas en un centro de rehabilitación se debe a la heroína.
Durante los años el perfil del usuario de heroína ha cambiado radicalmente. El mundo en el cual hoy vivimos ha sido golpeado por la epidemia de heroína. Las muertes por sobredosis ha ido en ascenso.
Perfil del usuario de heroína en 2013
Cambios en el perfil del usuario
Según el Centro de para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), mueren aproximadamente 78 personas diariamente debido a sobredosis con opiáceos, entre los que se incluye la heroína. A la heroína se le considera como el narcótico más letal en Estados Unidos. En el 2014 acabó con la vida de casi 11,000 personas en 2014, según un informe del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS) de los CDC. En 2015, las tasas de mortalidad por heroína aumentaron aproximadamente un 21 por ciento, de acuerdo a esa agencia federal.
Esto ha hecho que se comience a percibir el manejo del consumo de esta droga desde el punto de vista remediativo y no criminalista. La adicción a la heroína es un problema de salud pública que debe ser tratado como una enfermedad crónica.
La autora es alumna de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Este texto constituyó el proyecto final del curso: Bases psicofarmacológicas de la adicción a drogas (BIOL 3576), que dictó recientemente la doctora Carmen Maldonado.