«El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena
lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vea los huesos, la sangre.»
-Federico García Lorca
Cinco hermanas con mantillas negras y abanicos de mano exploran el encierro como cotidianidad, sus áreas de cordura, sus fibras, sus grietas. Un padre y esposo ha muerto. Para guardar el luto, Bernarda Alba, señora de la casa, ha declarado ocho años de encierro para sus hijas. Minutos más tarde, cuatro rostros jóvenes escucharán cómo suena el cantar de hombres libres. Elevarán su mirada a la audiencia, al campo, a la libertad, y sus ojos serán sonrisas de cristal. Y así, imagen tras imagen, seguirá tomando lugar cada escena del montaje de La casa de Bernarda Alba, desde esta noche hasta el próximo domingo, 2 de octubre, bajo la dirección de Dean Zayas.
Aunque Zayas ha dirigido esta pieza en múltiples ocasiones, en distintos espacios y con diferentes elencos, cada vez que se enfrenta a un nuevo montaje, dice comenzar desde cero. Permite que sea el espacio en relación con el texto y las intenciones de los actores quienes definan cada producción como una distinta.
Esta vez, regresa al Teatro Julia de Burgos, donde en el 2008 también trabajó la propuesta escénica con una plantilla híbrida de actores de mayor y menor experiencia en el campo actoral –no por ello de mayor y menor calibre–. Zayas optó por armar la producción con un doble elenco. Para representar a Bernarda Alba, escogió a la profesora María Mercado así como a la universitaria Frances Arroyo. Arroyo, a su corta edad, lleva en la voz la fuerza y la complejidad madura que distinguen a la emblemática fémina.
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La joven Frances Arroyo representa a la emblemática Bernarda Alba. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
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Al fondo, la actriz Estefanía Soto personifica a María Josefa, madre y abuela que suspende su cautiverio por minutos para defender su derecho a andar a la orilla del mar. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
La actriz Estefanía Soto y la catedrática Julia Thompson representan a María Josefa, madre de Alba, con cabello blanco y espalda hecha curva se desplazan por el espacio, quizá para dar constancia clara de su entrenamiento corporal.
Katriana Vélez, por su parte, continua los pasos que Yeidimar Ramos comenzó a dar como Adela el pasado fin de semana en el estreno del montaje. Para Vélez, esta es su primera experiencia actoral formal en el Departamento de Drama. Para prepararse, se preguntó cómo se vería una Adela en el mundo cotidiano, visitó una plaza en Río Piedras y, en la gesta, dice haber hallado respuestas.
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Katriana Vélez lleva en la mirada el universo de cuestionamientos de Adela, personaje que representa. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
“Adela es ese personaje que representa hambre de libertad en el mundo oscuro en el cual están ahogadas esas mujeres por su madre. Es una chispa de libertad. Yo creo que las Adelas de Puerto Rico pueden ser muchas. Esas chicas que viven encerradas en familias llenas de tabúes, en familias muy conservadoras. También son esas mujeres que se paran sobre su poder y dicen ‘no’”, afirma, quien percibe en su personaje a una figura transgresora.
Si, por otro lado, Zaylin Cuevas fuera a trasladar a Poncia al contexto puertorriqueño, personaje cuya representación comparte con Florivette Colón, diría que es “esa señora del barrio que todo lo ve y todo lo sabe”. Cuevas, quien ha participado en varios montajes del taller teatral universitario, nunca había trabajado con profesoras como compañeras de escena, y eso lo agradece, a la vez que reconoce los retos del montaje.
“Lorca es poesía, y darle vida a la poesía es rico, pero es difícil porque no es un texto cotidiano. Dentro de esa realidad, hay que darle vida, humanizarla”, explica.
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“Las Adelas de Puerto Rico pueden ser muchas”. – Katriana Vélez (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
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Aunque la puesta gira en torno al luto, también llegan a escena anhelos y pasiones sonreídas. A la izquierda, Katriana Vélez representa a Adela y Florivette Colón a Poncia, en La casa de Bernarda Alba. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
El resto del equipo actoral queda compuesto por Michelle Cortés, Dorián González, Neysha Mendoza, Zuleyka Pagán, Melanie Ayala, Sabrina García, Paola Martínez, Caroline Reyes, Kiara del Valle, Mariangelie Vélez y Cecille Colón. Los profesores Nicolás Luzzi, Israel Franco-Müller y Miguel Vando fungen como diseñadores lumínicos, escenográficos y de vestuario de la pieza, respectivamente.
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A la izquierda, Michelle Cortés representa a Angustias, hija de Alba en planes de casamiento. Al centro, Neysha Mendoza personifica a Amalia y Dorián González a Magdalena, todas hijas de Alba. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
Importa señalar que las distintas imágenes desarrolladas durante el montaje bien pudieran servir para repensar en pleno siglo 21 algunos de los cuestionamientos que el poeta y dramaturgo Federico García Lorca, autor de la obra, se planteó décadas atrás. ¿Qué se anhela desde el aislamiento? ¿Cómo se transgrede el encierro? ¿Qué nos hace la represión y sus violencias? ¿Cómo se sobreviven los lutos cotidianos? ¿Cómo se mira la muerte a los ojos?
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Un hogar de luchas internas y externas, de represiones y agresiones entre hermanas, madre e hijas, funge como escenario del montaje. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
Aunque Zayas no concibe la pieza desde un filo didáctico, identifica diálogos conceptuales entre el texto y el contexto puertorriqueño contemporáneo. Y es que hay luchas por la libertad individual que aún siguen acá y allá, en cada esquina local, en cada recoveco internacional.
“Lorca tiene mucho que decir todavía, por eso son los clásicos, porque lo dijeron en su momento y son verdades eternas”, asegura el director, para puntualizar que importa seguir trabajando representaciones lorquianas. Asimismo, asegura que “las actrices han entendido sus personajes, que es lo más importante. Son cincuenta años de relación con los estudiantes, y los estudiantes nunca dejan de asombrarte”.
La segunda y última ronda de funciones comenzó ayer, jueves, y se extenderá hasta el próximo domingo. Habrá presentaciones viernes y sábado a las 8:00 p.m. y domingo a las 4:00 p.m. y 8:00 p.m. Se recomienda llegar temprano, pues las filas que suelen acompañar los estrenos de este tipo de oferta de teatro universitario gratuito –o de donativo sugerido–, pudieran repetirse durante este fin de semana en el recinto de la misma manera en que se repitieron durante el estreno del montaje.
Mientras tanto, el elenco y el equipo de producción de Bodas de sangre se prepara para estrenar su puesta el 14 de octubre, seguido por Yerma, el 15 de noviembre. Con este ciclo lorquiano, el Departamento de Drama de la UPR se propone rendir homenaje a la vida y obra del poeta y dramaturgo Federico García Lorca a 80 años de su muerte.