Hace unos días el Tribunal Supremo de Puerto Rico emitió una resolución de trascendencia histórica para la Isla. La larga cadena de eventos que nos ha llevado a este punto inició cuando el Presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, anunció que investigaría al Juez Presidente, Federico Hernández Denton. Mientras, subsiguientemente el Juez Presidente indicó que se investigaría a todos los jueces del Tribunal Supremo.
Como respuesta, los seis jueces nombrados por el gobernador, Luis Fortuño, han suscrito una resolución que en resumen menoscaba las funciones constitucionales del Juez Presidente del Tribunal Supremo, en especial la de la Administración de Tribunales.
Nuestra Constitución delega en este puesto el nombramiento de la persona encargada de la administración y por ende el presupuesto. La resolución aprobada por el Supremo, ordena el fin de la investigación e impone sobre la Administración de Tribunales nuevas reglas para controlar la manera cómo llevarán a cabo las investigaciones a jueces. De modo que, esta resolución podría llevar a Puerto Rico al borde de una crisis constitucional.
Pero, más allá de si la resolución del Tribunal Supremo es o no correcta, sorprende ver cómo la mayoría de los puertorriqueños no le ha importado la situación en lo absoluto y los medios de comunicación han restado importancia al este tema en sus coberturas. A través de lo que se escucha en la calle y se lee en las redes sociales, son muy pocos los que han prestado importancia a la polémica. Posiblemente, el poco interés que ha generado esta controversia se debe a que es un tema complicado para aquellos que no están familiarizado con el derecho y la manera en la que opera la rama judicial. Para que una persona ajena al tema pueda entender, es necesario que los medios noticiosos expliquen, ilustren y den la importancia que la situación amerita.
Desafortunadamente, el caso ha sido otro. Son escasas las personas que le dieron énfasis al tema. Fue poco el espacio que le dieron los programas de radio y la prensa escrita. Estos parecen tratar la noticia como una de poca relevancia, una nota más para rellenar el tiempo y espacio que tienen que cubrir en lo que surge algún otro escándalo de otro legislador.
Y es que, mientras se desarrolla esta delicada situación que tendrá un impacto en los próximos 30 a 40 años en el País, los medios se han enfocado en otras noticias. Veamos que es más importante para Puerto Rico y la prensa:
• La vida íntima y familiar del candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático (PPD), Alejandro García Padilla.
• Los viajes de Luis Fortuño y Alejandro García Padilla.
• El enésimo anuncio del Departamento de Justicia en referencia al caso de Lorenzo.
• Las destrezas en la cocina de Zuleyka Rivera.
• La comida que le gusta a la primera dama, Luce Vela.
• Buscar a Rodríguez Traverzo y seguir viendo qué hace.
• Leer sobre monos en Guaynabo
• Contar Iguanas en el periódico
Algunos de estos temas podrían ser importantes y algunos quizás interesantes. Pero, ¿eso justifica que se opaque y obvie completamente la situación en el Tribunal Supremo? ¿Acaso la situación de un candidato a gobernador con su esposa hace 11 años es de más importancia sobre lo que podría ocurrir con nuestro sistema de justicia los próximos 40 años? ¿Es la trama de Rodríguez Traverzo de más impacto que el colapso de la confianza en los tribunales? ¿Importa más los gustos de la Primera Dama que la crisis constitucional por la que pasamos?
Para la mayoría de los medios de información y la mayoría de puertorriqueños, parece que sí.
Los intentos de algunos por darle importancia al tema caen en vano. El pueblo está enajenado, en gran medida porque no le importa esta información y no le importa lo que ocurre. La prensa no hace más que responder a la preferencia de la mayoría por la ignorancia y el chisme. Los políticos en última instancia buscan comentar sobre estos chismes que les darán esa codiciada mención en una página del periódico.
Si Puerto Rico deja que esto pase como si nada, si seguimos dándole más importancia a los temas de poco impacto o relevancia, esta crisis constitucional podría agudizarse. Entre otros, podría politizarse aun más la rama judicial y marcarse todavía más la división entre rojos y azules, al punto de que cause una pérdida de confianza del pueblo.
Sin embargo, así seguimos. Mientras se desmantela la Isla y las instituciones, unos cuantos se reparten los escombros que de ella quedan. Encontramos a un pueblo enajenado, entreteniéndose contando iguanas en las páginas del periódico sin leerlo o prestar importancia al poco contenido esencial que pueda tener.
El autor es estudiante de la Escuela de Derecho, UPR.