Hace unos días, España despertó con la noticia de que el presidente del Consejo de Ciudadanía Exterior del país, José Miguel Castelao, había renunciado, luego de causar polémica al pronunciar las siguientes expresiones: “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”.
Con esta expresión, que representa una clara marginación a la mujer, dio comienzo el debate “Tantas maneras de ser: escribir desde los márgenes”, como parte de las actividades llevadas a cabo ayer en el Festival de la Palabra 2012.
El panel de invitados, los escritores Enrique Planas, Samanta Schwueblin, Anna Lidia Vega Serova y Daniel Torres, guardaban en común un aspecto, utilizaban como punto de partida en sus escritos la marginación. Pero, ¿qué es el margen para este grupo de literatos?
Para Daniel Torres, autor de “De bellaqueras”, el margen desde el cual escribe es la homosexualidad. “El margen para mí, como escritor puertorriqueño, siempre ha sido desde el punto del género y toda la cuestión del género. Y para mí como hombre gay puertorriqueño, pues nos vamos reinventando pero manteniendo siempre la cuestión del macho”, sostuvo el escritor.
Por otro lado, para la escritora argentina, Samanta Schwueblin, “uno no escapa al género, uno es lo que es y desde ahí se escribe”. La autora del libro “Pájaros en al boca”, confesó que descubrió que escribía desde el margen, luego de culminar su segundo libro.
“Empecé a pensar en un orden de los cuentos y me di cuenta de que la mitad de los cuentos hablaban de maternidad y embarazo”, dijo la autora.
La también autora de “En la estepa”, contó que antes de descubrir el margen desde el cual escribía, lo rechazaba sin darse cuenta. Cuando le preguntaban sobre los temas de literatura en sus cuentos, nunca mencionaba alguno relacionado directamente a la mujer.
Por su parte, para Enrique Planas, escritor peruano, el margen desde el cual un autor escribe, no siempre se trata de una marginación personal.
“A mí siempre me hubiera gustado ser marginal, siempre he envidiado a los marginales”, sostuvo el autor de “Otros lugares de interés”, quien confesó que aunque él no es marginal, sus personajes sí lo son.
“Son una especie de venganza mía de, al no ser yo lo que quiero, por lo menos mis personajes tienen esas intenciones”. Planas utiliza experiencias de marginación de otras personas, de las cuales él ha sido testigo, para escribir sobre esos márgenes.
En el caso particular de Anna Lidia Vega Serova, autora cubana, la marginación la ha acompañado tanto como su patria, o podríamos decir, sus dos patrias. Y es que la autora de “El día de cada día”, no solo es cubana, también es rusa.
“Yo creo que me sentí marginada casi desde que nací, porque al estar entre esos dos países, además tan diferentes, nunca me sentí arraigada a ninguno de los dos y no precisamente porque yo no me identificara, sino porque no me permitían, mi entorno. Estando yo en Rusia siempre me decían la cubana y estando en Cuba siempre me decían la rusa”, contó la escritora.
Sin embargo, para Vega Serova, el entorno que de algún modo la marginó, se convirtió en su objeto de estudio.
“Yo creo que eso me fue guiando para buscar los límites del margen, o sea, hasta dónde uno puede integrarse, hasta dónde uno puede ser parte de algún grupo, una sociedad, de un país”.
Siempre existirá el margen
Una vez definido el margen desde las perspectivas de los panelistas, los cuatro escritores estuvieron de acuerdo en que la marginalidad nunca acabará. Es decir, la marginación siempre será parte de las sociedades y esas zonas serán el foco de la literatura y los escritores.
“De eso se trata la literatura, poder ver en las sombras”, opinó Samanta Schweblin. La autora comparó la labor de un escritor con la de un soldado que va al frente de batalla, por delante del batallón, arriesga su vida y vuelve con información que salva la nación.
“La literatura tiene mucho de eso, es una manera de ir hacia el acantilado, hacia el ejército enemigo o hacia los miedos más grandes del ser humano y volver lo más ileso posible, de eso se trata”.
Para Enrique Planas, la realidad es muy cambiante y decir que todo se va a resolver es imposible. “Siempre va a haber conflicto, la vida se mueve por contradicciones. igual es en el caso de la literatura, hay preguntas que la literatura contesta y siempre estas repuestas van a volver en forma de pregunta, y siempre la realidad se complejiza, a veces se vuelve más sencilla en algunos aspectos pero otros aspectos muestran otras dimensiones. Incluso, “que aburrida son esas novelas en que resolvemos las cosas”, señaló el también periodista.
Según Planas, solo en las utopías se podrán resolver todas las contradicciones y conflictos de la vida. “Que bueno que siempre hay contradicciones, que bueno que siempre nos peleemos, que bueno que seamos diferentes, que bueno que somos lo que somos”.
De su lado, argumentó Anna Lidia Vega Serova, que el hecho de que seamos tan diferentes todos los seres humanos, implica que la marginalidad nunca va a acabar, sino que se verá en grandes y pequeños conflictos.
“En un pequeño grupo de rubias, la pelirroja es marginada. La niña gordita que quiere estudiar ballet es marginada. Ya no los grandes conflictos de la mujer, del negro, del homosexual, no, los pequeños conflictos es pura marginación, es pura marginalidad, es el día a día”, puntualizó la escritora.
Por otro lado, Daniel Torres, señaló que, no solo existirá siempre la marginalidad, sino que también hay que recordar “que el margen se hace el centro y los centros se hacen márgenes”, es decir, el avance de la historia decide lo que es el margen y, a su vez, el contenido de la literatura.
En ese sentido, para Vega Serova, el escritor que va a desarrollar ese contenido es alguien que escribe desde los márgenes de la sociedad, “porque hay que estar muy fuera para poder ver”.
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