Los roles de las mujeres en nuestra sociedad han ido cambiando a través del tiempo. La doble o en ocasiones triple jornada de las mujeres nos obliga a repensar su posición dentro de una sociedad que de alguna manera las reta a abordar la maternidad desde una mirada cautelosa y valiente.
Esto se ve expresado en cómo las tasas de natalidad en nuestro país han ido en descenso en las últimas décadas. De igual forma, las mujeres tienen una presencia mayor en las instituciones docentes, las tasas de deserción escolar más bajas y una expectativa de vida más alta.
Las exigencias hacia la mujer como parte de su inserción en el mundo laboral han contribuido a la transformación de la maternidad.
De igual forma, la lucha por los derechos de algunos sectores en la sociedad, particularmente de la población LGBTTQI, nos obliga a posicionarnos con respeto a una sociedad más diversa, que no necesariamente responde a los roles y definiciones tradicionales y que quieren tener la responsabilidad de la maternidad, independiente de su identidad de género u orientación sexual.
Tradicionalmente han sido mujeres –las abuelas, madres adoptivas, tías, hermanas, sobrinas, madrinas y maestras– las que ha asumido los roles asociados con la maternidad. No obstante, hay hombres también que han decidido asumir el rol de padre y madre. Es la apertura y el respeto a una sociedad diversa la que hace del binomio parto/maternidad una afirmación más amplia sobre los roles de todos los sectores en nuestra sociedad.
De la misma manera que no existe una definición única de lo que es o implica ser mujer, tampoco existe una entrada de diccionario para lo que es ser una buena madre, y definirla aisladamente por el acto de parir es una mirada inconclusa.
Hay madres biológicas que paren, cuidan y crían a sus hijos e hijas y madres adoptivas que hacen exactamente lo mismo con seres humanos que no nacen de ellas. No todas las madres tienen los recursos, la capacidad o el interés para ejercer este rol maternal según lo dicta la sociedad.
De igual forma tampoco todas las mujeres desean, quieren o pueden parir para experimentar la maternidad. Más allá de emitir juicios hacia estas mujeres, debemos replantearnos la definición de lo que es ser madre.
Pensar en todas las personas que a través de la vida han asumido un rol de guía y que han contribuido a la formación personal y profesional, nos llevará a entender cómo la maternidad trasciende el parto.
Este Día de las Madres es el momento perfecto para celebrar, reconocer y agradecer a todas las personas que de una manera u otra han asumido el rol de la maternidad. La maternidad es más que parir; es un compromiso, una oportunidad de enseñar y aprender, de cuidar y respetar.
Al final resulta más exitosa cuando se trabaja en equipo con todas las personas que asumen el rol de una maternidad trascendida a nuestro alrededor…porque como bien lo señala el proverbio africano “para educar a un niño (o una niña) se necesita a toda la tribu”.