Con la llegada de una nueva temporada, el calendario mundial se abarrota con las presentaciones de las más importantes casas de moda y sus interpretaciones del estilo estético y yo –estudiante universitaria boricua, muy lejos del glamour de los desfiles-, aprieto compulsivamente el botón de refresh en esta era de la convergencia mediática para ver, como si estuviera sentada en primera fila, estas propuestas. Sin embargo, si algo extraño merece destacarse de tanto desfile, es que algunas de las nuevas tendencias del mundo de la moda no necesariamente tienen que ver con el largo de las faldas, los encajes de las mangas o la complejidad de los bordados. El gurú del mundo de la aguja y las telas, Karl Lagerfeld alguna vez dijo que la moda era “efímera, peligrosa e injusta”. Precisamente, las recientes semanas cargadas de propuestas en boga parecen ser una provocación para quienes buscamos entender los vaivenes del esquizofrénico mundo de la moda. La semana pasada, la afamada y perniciosa Page Six del diario New York Post relataba una conmovedora crónica sobre la terrible suerte de la modelo Gemma Ward. El asunto es que se ha visto a la modelo luciendo un cuerpo normal –en vez del estándar estadounidense del look muerta de hambre- y se vaticina el fin de la carrera de modelaje de esta australiana. La también modelo Coco Rocha relató recientemente que ella, con sus 5’10”de estatura y 108 libras de peso, ha sido cuestionada por lucir muy pesada. Estas noticias, sin embargo, contrastan con un emergente batallón de publicidad que busca resaltar la figura de las mujeres reales. Las revistas de moda dedican páginas de cómo amar tu cuerpo de la manera en que ha sido proporcionado por la naturaleza, junto a artículos sobre la liposucción y editoriales fotográficos con una modelo tan delgada y tan arreglada digitalmente que parece una visión surreal. Las peligrosas expectativas estéticas que han creado los estándares de la industria de la moda han hecho que varias de las más importantes pasarelas regulen el peso de las modelos que participan. En el año 2006, España fue el primer país en prohibir que modelos bajo peso participaran de la semana de la moda nacional en un esfuerzo que busca crear conciencia sobre los desórdenes alimenticios y reestablecer el cuerpo curvilíneo sobre las pasarelas. Luego de España, países como Inglaterra y diseñadores como Michael Kors han seguido este paradigma. En su esencia, la delgadez parece ser una aliada imprescindible de la moda, pues es más fácil diseñar para un cuerpo sin rollos y chichos que tratar de ocultar o resaltar los atributos de un cuerpo con curvas. Aunque no puedo determinar cuáles serán las próximas tendencias en colores y escotes, sí vaticino que las sacudidas de los “intelectuales” de la moda que buscan redefinir lo que es bello y lo que es feo continuarán, sin que pueda alcanzar un acuerdo. Mientras tanto, lo importante es no mirarse mucho en el espejo, pues ya lo dijo el director francés Jean Cocteau: “la moda muere joven”.