Aunque algunas instituciones consideran que la obesidad es una enfermedad que disminuye la calidad de vida, otras organizaciones aseguran que es sólo un desorden alimenticio en las personas provocado por la publicidad en los medios de comunicación. Muchos investigadores consideran que la epidemia de obesidad se debe al incremento del consumo de las comidas y bebidas hipercalóricas y a la disminución, cada vez más marcada, de la actividad física. Si lo vemos desde ese punto de vista, se trata de un tema de responsabilidad personal y no de una enfermedad adquirida por agentes externos incontrolados. Ninguna de estas personas que tienen este pensar discute que la obesidad puede desencadenar verdaderas, y muy serias enfermedades, como la diabetes, la hipertensión arterial, la insuficiencia pulmonar y las enfermedades articulares, pero sin ser ella misma una patología. Sin embargo, para otros expertos, el sobrepeso es una enfermedad que amenaza el futuro de la humanidad por razones de su carga genética. ¿Donde está la verdad? Investigaciones realizadas por la Universidad de Puerto Rico revelan que, aproximadamente, el 60 por ciento de los habitantes de la Isla padecen de sobrepeso u obesidad. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC), por su parte, informa que unos 73 millones de norteamericanos padecen de las mismas condiciones. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asevera que las personas con sobrepeso u obesidad triplican ya a las personas con hambre y desnutrición en todo el mundo. Si nos adentramos más en los argumentos de estos investigadores, podemos ver que los sostienen que no es una enfermedad aseveran que si las personas con sobrepeso u obesidad decidieran dejar de consumir enormes cantidades de calorías vacías y comenzaran a moverse lo suficiente para gastar sus calorías en exceso, dejarían de ser obesas. Señalan, además, que los niños se hacen obesos por una mala educación de los padres y un mal manejo de la escuela; claro está, del bombardeo mediático propagandístico, que en definitiva es un problema económico y social. Y es que como dice el investigador senior J. Justin Wilson: “Si la obesidad es una enfermedad, entonces lo es de la sociedad y no de la persona”. Sin embargo, los que defienden que sí es una enfermedad comentan que la obesidad tiene una predisposición genética innegable, lo que explica por qué hay personas sedentarias y que comen enormes cantidades de comidas rápida (fast food) que no tienen sobrepeso. La obesidad es también un trastorno psicológico compulsivo que puede ser tratado médicamente. Citando al profesor Scott Kahan de la Universidad Johns Hopkins, podemos decir que “la obesidad es una desregulación del depósito de calorías, en la misma forma que la hipertensión arterial es una enfermedad de las arterias. La obesidad conlleva cambios celulares, cuadros de inflamación, incremento de las grasas circulantes (sobre todo las “malas”), desbalances hormonales, aterosclerosis, posible incremento del riesgo de padecer algunos cánceres, serios problemas con la autoestima y depresión, hipertensión arterial, hipertensión pulmonar, trastornos del sueño, lesiones de los huesos y articulaciones, etc”. En resumen, sin la menor duda, existe un elemento socioeconómico en la obesidad, pero asociado a una predisposición genética que hace factible la aparición de la misma. Para mí, autor de este artículo y médico de profesión, la obesidad sí es una enfermedad, pero facilitada- cada vez más- por la distorsión del estilo de vida moderno. No obstante, el tema no está cerrado a discusión. Opine usted. El Dr. Felix J. Fojo es ex profesor de la Cátedra de Cirugía de la Universidad de La Habana.