Finalmente, tras dudas iniciales, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) investigará las acusaciones de soborno y corrupción contra la oficina de un expresidente de la Asamblea General, el principal órgano normativo del foro mundial.
A John Ashe, el embajador de Antigua y Barbuda que fuera presidente de la Asamblea General en el período 2013-2014, se le acusa de recibir más de 1.3 millones de dólares en “sobornos” de una empresa china.
Las investigaciones también se extenderán a una donación de 1.5 millones de dólares que la empresa china Sun Kian Ip Group y una de sus filiales, Global Sustainability Foundation, realizó a la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (OSSC).
El presidente de Sun Kian Ip Group, el empresario chino Ng Lap Seng, y varios de sus colegas están bajo arresto por cargos de soborno y evasión fiscal.
Las autoridades federales de Estados Unidos acusaron a Ashe de fraude fiscal – principalmente por no incluir esos ingresos en sus declaraciones de impuestos anuales -, lo que podría costarle multas y penas de cárcel.
“A la luz de las recientes acusaciones anunciadas por las autoridades federales de Estados Unidos, el secretario general (de la ONU) pide que la Oficina de Servicios de Supervisión Interna lance una auditoría de la interacción entre las Naciones Unidas, Global Sustainability Foundation y el Sun Kian Ip Group , y del uso dado a los fondos recibidos de estas entidades”, declaró el portavoz del foro mundial, Stephane Dujarric, a los periodistas el jueves 8.
“Al secretario general (Ban Ki-moon) le preocupa la gravedad de las acusaciones, que atañen al centro de la labor de la ONU y sus Estados miembros”, añadió.
Ban también reafirmó que no se tolerará corrupción alguna en la ONU ni en nombre del organismo mundial.
El secretario general se comprometió a garantizar que los fondos recibidos de estas entidades privadas se manejen correctamente de acuerdo a las normas y reglamentos pertinentes de la ONU, afirmó Dujarric.
Anteriormente, la ONU había indicado que no tenía el poder o mandato “para investigar a personas individuales o entidades que no fueran considerados parte del personal o del entorno oficial” de la organización.
El presidente de la Asamblea General es elegido anualmente por los Estados miembros y no se considera un funcionario de la ONU, ni está en la nómina de la misma.
Los fondos chinos también estaban destinados a un centro de conferencias de la ONU en la antigua colonia portuguesa de Macao, actualmente bajo la jurisdicción administrativa de China.
Ng, un magnate de bienes raíces, tiene su sede en Macao y organizó una conferencia allí en agosto, con la participación de varios funcionarios y diplomáticos de la ONU.
Según las denuncias, Ashe habría recibido un pago para promover los intereses comerciales de Ng en el Caribe, específicamente en Antigua y Barbuda.
Los 1,5 millones de dólares donados a la OSSC se habrían utilizado para financiar varias conferencias y mesas redondas de la ONU, además de una próxima conferencia del Grupo de 77, integrado por 134 países en desarrollo.
Cuando se le preguntó si el dinero será devuelto si se confirma la corrupción y el soborno, Dujarric respondió que la decisión corresponde a la OSSC.
En términos de protocolo, es el presidente de la Asamblea General, y no el secretario general de la ONU, que se considera como jefe de Estado en todas las conferencias internacionales.
El fiscal estadounidense Preet Bharara, que dirige las investigaciones, también acusó a cinco personas más, entre ellas el embajador de República Dominicana, Francis Lorenzo.
“Preguntaremos si el soborno es habitual en la ONU”, declaró sarcásticamente Bharara a los medios de comunicación.
“En primer lugar, la corrupción no es habitual en la ONU”, se apresuró a decir Dujarric en conferencia de prensa el martes 6.
“En segundo lugar… no nos habían informado de la investigación realizada por la Oficina del Fiscal de Estados Unidos. Nuestra Oficina de Asuntos Jurídicos y otros altos funcionarios no estaban al tanto del caso hasta que se supo por la prensa. Obviamente, si las autoridades competentes de Estados Unidos nos contactan, vamos a cooperar con ellos “, agregó.
Cuando se le preguntó si podía confirmar o negar la existencia de un documento de la ONU relativa a un centro de conferencias propuesto en Macao, Dujarric dijo inicialmente que el foro mundial no había podido encontrar ese documento.
Pero posteriormente aclaró que se había encontrado el documento, que es la carta A/66/748, de un representante permanente ante el secretario general pidiéndole que la circulara como un documento oficial de la Asamblea General.
El actual presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft, dijo a los medios presentes que la corrupción no tiene lugar en la ONU ni cualquier otra parte.
“Estoy profundamente consternado sobre la noticia de hoy en relación con el presidente del 68 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Esto significa, como dijo el secretario general esta mañana, que este es un ataque muy duro a la integridad” del foro mundial, declaró el martes 6.
Lykketoft aseguró que las autoridades estadounidenses no se habían comunicado con él ni con su oficina. “Por supuesto, estamos dispuestos a colaborar con todos los interesados, según sea necesario”, agregó.
“Creo que la ONU y sus representantes deben mantener los más altos niveles de transparencia y ética”, observó.