El gobierno de Puerto Rico impulsa en forma acelerada la construcción de plantas tipo Waste to Energy (incineradores) para la disposición de desperdicios sólidos. Bajo la administración gubernamental anterior se estableció como política pública para el manejo de desperdicios sólidos la construcción de incineradores. En la administración actual se viabilizó el financiamiento de las mismas con la creación de las Alianzas Público Privadas (APP). Los alcaldes y legisladores también se han alineado para respaldar esta iniciativa. Desafortunadamente, esto se ha hecho sin tomar en cuenta las consecuencias que tendrán estas plantas. Incineradores de desperdicios sólidos han existido en otros países por décadas. Por ende se han podido observar y documentar sus efectos. De los problemas más llamativos de estas tecnologías es que producen sustancias tóxicas y cancerígenas como producto del proceso de quema. A pesar de que los proponentes de estas plantas niegan esto, la misma Agencia de Protección Ambiental federal (EPA, por sus siglas en inglés) reconoce y establece que sí se producen. Uno de los principios básicos de las ciencias establece que la materia no se puede destruir, sólo cambiar de estado. De ahí que por cada tonelada de desperdicios sólidos que se queme, se producirá por lo menos una tonelada también de productos. La ironía es que los desperdicios sólidos (que en sí son recursos sólidos), antes de quemarse se podían reusar, reciclar o compostar, es decir, eran útiles y valiosos, pero después de quemar, los productos son mezclas complejas de miles de sustancias químicas incluyendo compuestos tóxicos y cancerígenos. Estos productos nocivos crean un problema mucho más serio de disposición que los recursos sólidos iniciales. Además de las cenizas de fondo y de las que se llegan a atrapar, muchos contaminantes escapan por las chimeneas hacia la población circundante. Las cenizas atrapadas terminarán en los vertederos de la Isla y representarán un problema de contaminación inaceptable. El establecimiento de incineradores sería un impedimento para las otras alternativas de reducción, reciclaje y composta. En el grado que se implementan estas otras alternativas, menos material habrá para incinerar. Para asegurar que les van a llegar los recursos sólidos para incinerar, estas compañías obligan a los municipios a firmar contratos con cláusulas que dicen que, si baja la generación de recursos sólidos que llevan a los incineradores, los municipios estarían obligados a pagar por la cantidad original de material contratado. Por tal razón se desincentivan las iniciativas de reducir, reusar y reciclar. El mito que más han promulgado y que los lleva a usar el nombre de Waste to Energy (plantas de recuperación de energía) es que la incineración es una alternativa viable para generar energía eléctrica y reducir nuestra dependencia del petróleo. Recientemente, el director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), Miguel Cordero, anunció un acuerdo entre la agencia y proponentes de la incineración para comprarle la energía eléctrica a tres incineradores programados para Caguas, Arecibo y Manatí. La capacidad máxima de generación de electricidad de estas tres plantas combinadas, bajo condiciones ideales, se anunció que era 105 megavatios. Esto no representa ni el 2 por ciento de la capacidad generatriz de 5,300 megavatios de la AEE. Esto no le hará mella alguna al gasto de petróleo de la AEE ni al bolsillo del consumidor. Todo lo opuesto. Los costos de estas plantas son de cientos de millones de dólares. Esto es sin incluir los millones en gastos de mantenimiento y, más aun, el financiamiento de estas inversiones. Estos costos los terminarán pagando los puertorriqueños a las APP. No es sorprendente que el sector que más respalda a los incineradores es la banca. ¿Cuánto más se podría lograr con esos cientos y cientos de millones de dólares en tecnologías verdaderamente viables y costo efectivas que quemando nuestros recursos sólidos? Otro hecho que desenmascara el mito de Waste to Energy es la energía requerida para reemplazar el material quemado. Según datos de la misma EPA, se requiere de cinco a seis veces más energía para volver a producir el material quemado (plástico, papel, cartón, etc) que si se recicla el recurso sólido. De ahí que un mejor término que Waste to Energy sea Waste of Energy. Yo soy el primero que reconozco que la situación actual de manejo de nuestros recursos sólidos no es aceptable. Pero eso no significa que debamos salir corriendo y agarrar la primera alternativa que nos presentan. La incineración creará problemas muchos más serios de contaminación de nuestro ambiente, deterioro de la salud del pueblo, problemas económicos y desperdicio de energía. Estos problemas están bien documentados donde los incineradores han logrado establecerse. Por estas razones, la vasta mayoría de las ciudades a nivel mundial no incineran sus recursos sólidos. Aprendamos de su experiencia y veremos que las mejores alternativas están basadas en la reducción, reuso y el reciclaje. Así también lo establece la EPA. El autor es profesor del Departamento de Química en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. También es miembro del Comité de Salud y Ambiente del Colegio Médico y miembro del Sierra Club.