En el artículo anterior presentamos al Pitirre (Tyrannus dominicensis) y al Carpintero de Puerto Rico (Melanerpes portoricensis) como candidatos para el Ave Nacional de Puerto Rico. En este artículo examinamos otros dos.
La Cotorra Puertorriqueña (Amazona vittata) es ampliamente reconocida en el país, aunque la gran mayoría de los puertorriqueños nunca han visto una en el estado silvestre. Pero la especie se ha dado a conocer a través de la enorme promoción que se le ha dado a su programa de conservación, que ha llegado a convertirla en el portaestandarte de las especies en peligro de extinción.
Esta ave era de gran importancia para nuestros taínos, quienes la llamaban la Higuaca. Su coloración en general verde, es símbolo de la verdura de nuestros bosques. Sus plumas azules en el borde del ala entonan con el color azul del Atlántico y el Caribe. El rojo en su frente, está presente en los colores de nuestro escudo y bandera.
La Cotorra Puertorriqueña es una especie que ha luchado por sobrevivir. De 13 individuos que había en la década del 1960, al presente cerca de 200 individuos viven en el Yunque y los alrededores del Bosque de Río Abajo en Utuado. Sin lugar a dudas un excelente candidato.
Algunos se opondrán a su selección porque en el pasado habitó en las Antillas Menores y no sólo en el archipiélago borincano. Otra preocupación es el estado aún frágil de sus poblaciones silvestres.
El Mozambique o “chango” (Quiscalus niger brachipterus) es probablemente el pájaro más reconocido por los puertorriqueños. Su dieta es nuestra dieta, porque come todas las sobras que nosotros dejamos. Son muy inteligentes y han aprendido a romper bolsas, paquetes y envases de comida para comerse las sobras. También se les ha observado tomar la comida seca de perros, colocarla en agua para ablandarla y luego poder comérsela. En algunas poblaciones pueden observarse individuos que ponen semillas de palmas en medio de la calle, para que luego que los carros pasen sobre estas, comerse lo que hay en el interior.
Durante la época de cría son muy celosas con sus nidos y sumamente valientes en la defensa de los mismos. En áreas urbanas, para construir su nido, también utilizan nuestras sobras, como pedazos de tela, hilachas de mapo y hasta plásticos.
En algunos lugares de la Isla, como Naranjito, se han identificado con el ave y al equipo de voleibol se le llama los Changos.
La especie es sumamente oportunista. Así que si usted busca características buenas y no tan buenas de los puertorriqueños es muy probable que las encuentre en el Mozambique. Esta ave se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana y, virtualmente, un reflejo de nuestra personalidad como pueblo. Es otro excelente candidato.
Como ven, el escoger un ave nacional de Puerto Rico ha resultado ser un asunto contencioso. Por eso podríamos seguir el ejemplo de países como Argentina y Venezuela y realizar un concurso para seleccionar al ave nacional. De esto pudiera encargarse el DRNA, u organizaciones como Para La Naturaleza o la Sociedad Ornitológica.
Estos concursos terminan interesando a muchísima gente a buscar información sobre los candidatos, incluyendo a otras aves, y finalmente interesándose por la conservación de estas. Esto podría resultar en doble beneficio, ya que tanto nuestra ave nacional como la conservación de nuestra flora y fauna sería deber de todos los puertorriqueños.
El autor es catedrático en la Universidad de Puerto Rico en Humacao y miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).