MORONI- La única superviviente del accidente del Airbus 310 de Yemenia Airlines, la adolescente de 13 años, logró sobrevivir aferrándose a unos restos flotantes del avión durante más de 12 horas antes de que los equipos de rescate la divisaran en medio de las aguas picadas del Océano Índico. El trozo de fuselaje, del cual se sujetó la menor, se ha convertido en el símbolo vivo del accidente del avión que el pasado martes en la madrugada se estrelló en el Océano Índico con 153 personas a bordo, mientras intentaba aterrizar en el archipiélago de las Comoras. La joven Baya Bakari, que fue encontrada de madrugada a 40 kilómetros de las islas Comoras, templando frenéticamente, aquejada de un principio de hipotermia, se reunió hoy con su padre en Francia. “Le lanzamos un salvavidas pero no tuvo fuerzas para agarrarlo. Tuve que saltar para ayudarla. Temblaba mucho. Le pusimos cuatro mantas, le dimos agua caliente con azúcar, sólo le preguntamos su nombre y el nombre del pueblo en el que había nacido”, explicaba en una radio francesa un miembro del equipo de salvamento. Según publicó el diario español El País, poco a poco se van conociendo detalles de la vida de esta adolescente y de su aventura, quien reside en las afueras de París, apenas sabe nadar, es muy tímida y su padre se asombra de la capacidad de resistencia que atesoraba. Su madre viajaba con ella al lado. “Estoy desgarrado entre el alivio y la tristeza. Estoy feliz por ver a mi hija, pero su madre no volvió”, dijo a periodistas el padre de Bahia, Bakari Kassim, en el aeropuerto Roissy en París, poco después de recibir a su hija a su regreso de las Comoras. Los equipos de rescate no han logrado encontrar a ninguno de los otros 152 pasajeros y miembros de la tripulación desde que el Airbus A310 de la compañía Yemenia se estrellara en medio del mal tiempo. Equipos militares americanos y franceses siguen hoy examinando minuciosamente el lugar del accidente para localizar restos del aparato, que se cree que se encuentran en aguas de hasta 500 metros de profundidad. Médicos locales, que se maravillaron de que Bakari escapara con apenas unos cortes, moretones y una fractura de clavícula, dijeron que fue dada de alta a petición de su padre en Francia. “La niña estaba recuperando el ánimo y estaba en un estado físico satisfactorio”, dijo Jean Youssef, médico de la unidad de desastres de Gran Comora. Yusef informó que el hospital El Marouf de Moroni carecía de las instalaciones necesarias para examinar a la adolescente en busca de posibles daños internos. Bakari volvió a Francia en un avión del Gobierno francés con el secretario de Cooperación, Alain Joyandet. Los periodistas comentaron que Bakari, que seguía sin saber que su madre murió en el accidente, estaba aturdida y no pronunció muchas palabras en el aeropuerto. Los equipos de rescate locales sospechan que muchos de los muertos siguen atrapados en el interior del avión siniestrado y dicen que los esfuerzos de búsqueda deberían centrarse en encontrar el fuselaje. “Todo nos lleva a pensar que los cuerpos de las víctimas siguen en el interior. En dos días no hemos encontrado ningún cuerpo, ningún resto del avión de gran tamaño o maletas flotando en el agua”, dijo a Reuters el miembro del centro de desastres Ibrahim Abdurazak. Las causas del accidente siguen sin conocerse, según las autoridades. El Ministerio de Defensa francés negó ayer las informaciones de la aerolínea estatal yemení de que el registro de vuelo -la llamada caja negra- hubiera sido localizado. El aparato, que estaba en la etapa final de un vuelo desde Francia, es el segundo Airbus en estrellarse en el mar en un mes. La compañía dijo que había 75 pasajeros de Comoras a bordo, junto con 65 ciudadanos franceses, uno palestino y uno canadiense. Entre la tripulación había seis yemeníes, dos marroquíes, un indonesio, un etíope y un filipino.