Todos sabemos que los recortes de la Junta de Control Fiscal han sido y serán nefastos para la Universidad de Puerto Rico, nuestro más grande proyecto social y educativo como tantas veces se ha dicho.
La subida de matrícula empobrecerá a nuestro estudiantado y dejará afuera a los más excluidos de la sociedad puertorriqueña. La gente de los residenciales no llegará a la universidad. Los recortes al plan médico dejarán a todos y todas los que laboran en el sistema de la UPR en una situación de precariedad en cuanto a salud se refiere. Los cambios y recortes propuestos al Sistema de Retiro redundarán en una clase trabajadora empobrecida en sus años de vejez.
Se trata de un desmantelamiento de la institución, de la alta inteligencia boricua que en ella se desempeña, el dejar sin futuro a cientos de profesores por contrato que ahora mismo trabajan en condiciones inciertas y deplorables, sin acceso a la salud y a beneficios marginales como la pensión de jubilación.
Sin una educación accesible para todos y todas, sin una institución que siga siendo líder de la economía del país, al igual que de la investigación y de múltiples iniciativas sociales y culturales, no llegaremos a cumplir nuestro sueño de un país autosustentable habitado por ciudadanos que puedan ejercer su ciudadanía responsable y democráticamente. No lo permitamos.
Golpe a la agricultura y la naturaleza
El estado neoliberal no pierde el tiempo. Sus líderes se alían a los que en otras partes del planeta coinciden con su agenda elitista y violadora de los derechos humanos: Mauricio Macri en Argentina y Michel Temer en Brasil, por ejemplo.
Nuestras instituciones no gubernamentales han visto reducidas sus nóminas. Se habla de vender la Autoridad de Energía Eléctrica y de que los inversionistas extranjeros compren nuestras tierras y posesiones.
¿Qué pasa con nuestras tierras laborables? ¿Acaso no debieran de estar protegidas por una ley que reglamente que su uso será solo agrícola? Recordemos que solo el quince por ciento de lo que comemos se produce en el País. Por eso resulta necesario mantener un recinto dedicado al conocimiento agrícola. Eliminar el de Utuado, dedicado a la agricultura, es atentar contra la soberanía alimentaria hacia la que debemos trabajar diversificando lo que sembramos.
¿Y qué pasa con nuestras reservas naturales? La periodista Cándida Cotto ha sacado a la luz pública valiosa información al respecto. La reportera de Claridad recoge las palabras del licenciado Pedro Saadé en representación de Toabajeños en Defensa del Ambiente, quien plantea que la Junta de Planificación no siguió el debido proceso de ley al derogar las resoluciones que protegían las reservas. Todo se hizo a puertas oscuras: sin aviso al público, sin participación ciudadana, sin vistas públicas.
Mientras en el mundo tanto el Papa Francisco como organizaciones como Greenpeace alertan sobre la conservación y el respeto al ambiente como un llamado a la preservación de la especie y a un estilo de vida, en Puerto Rico se pretende comerciar con la biodiversidad, y por ende la subsistencia, del país y del Caribe.
La autora es catedrática en la Universidad de Puerto Rico en Bayamón.