La rutina que mata. El cansancio. El estrés. La urbanidad que agobia. Casi no queda tiempo para ocuparse de uno mismo, un “casi” que cada vez se acorta más. Los problemas parecen invadir toda nuestra existencia. Y las salidas o las respuestas se presentan como aquello que no podemos alcanzar. ¿Hay alguna alternativa para enfrentar estas situaciones? Una mirada hacia Oriente nos permite observar la presencia de una filosofía que ha nacido en el interior de una de las más antiguas tradiciones de la humanidad, el budismo, y que se conoce con el nombre de filosofía zen. El zen surgió de una multiplicidad de doctrinas provenientes de las culturas hindú, china y japonesa –ésta última fue la que le otorgó el nombre con que se denomina en la actualidad-. Este método supone la comprensión directa de la vida, la vivencia en la verdadera realidad, la reconciliación con el cosmos, el olvido de nuestro yo. Esta filosofía traspasa todas las religiones tradicionales, no pretende considerarse un dogma porque entiende que las teorías o creencias no ayudan al conocimiento de uno mismo. Las divergencias con la filosofía occidental son claras. Por ejemplo, desde la perspectiva oriental no hay una diferenciación entre vocación mística y vocación lógica y, además, hay un gran interés por comprender la naturaleza. Sus detractores afirman que su práctica se vincula con la concentración profunda y no con la oración. Los católicos entienden que a través de esta perspectiva se intenta alcanzar un absoluto impersonal: es la incesante sumisión en el profundo yo. ¿De qué trata entonces la filosofía zen? Se puede definir como una postura que presupone una determinada actitud del cuerpo, del espíritu y una cierta forma de respirar. El objetivo central es el encuentro con uno mismo, alcanzar una actitud que nos integre al universo. Para esta concepción lo imprescindible es experimentar las realidades concretas y para ello es fundamental romper con aquellas formas de pensamiento rígidas: se opone a cualquier tipo de lógica formal, conceptual o racional. El eje que vertebra la filosofía zen es el contacto con la realidad y para poder vivir esa verdadera realidad hay que alcanzar la iluminación inmediata o “satori zen”, el estado interno en el cual cada uno puede hallar el lugar que le pertenece en la vida, es descubrir el sentido de la propia vida. Cada uno debe abandonar todas aquellas imágenes o problemas que aparecen en la mente y absorben las energías. Sólo de esta forma se abre el camino para recobrar el contacto con las pequeñas cosas. Recuperar lo simple, lo sencillo y hallar todo cuando se pierde todo. Es la liberación del hombre del sufrimiento de su existencia. El zen invoca que “en el misterio de la paz interior no se puede entrar racionalmente, con la lógica. Sólo es posible a través de la ininteligibilidad.” Hoy el zen irrumpe en Occidente. Ricardo Dokyu, monje budista zen, relata cómo es la meditación del zazen: “La posición implica ponerse con las piernas cruzadas, las orejas y hombros paralelos a la tierra, la nariz en la misma línea del ombligo, la boca cerrada, el mentón levemente metido hacia adentro y los ojos entreabiertos. La respiración tiene que ser pausada tanto en la exhalación como en la inhalación y la exhalación debe ser levemente más prolongada que la inhalación. Además se practica sentado sobre un zafu que es un almohadón redondo de aproximadamente 20 centímetros de alto.” No se busca la perfección porque ella sólo puede conducir a desilusiones, malestares, tensiones. Lo único por lo que se debe preocupar el hombre es por lo tiene entre las manos. En este sentido también hay que despojarse del orgullo, de la obsesión, la vanidad y el egoísmo. Más allá de las críticas que recibe, el zen defiende su posición y la importancia de sus prácticas porque plantea que la única forma de escapar de la vorágine de Occidente es el encuentro con uno mismo. Es aprender a vivir de otra manera. Aceptar el silencio, regocijarse con las cosas cotidianas, abrirse al mundo, enfrentar el silencio. ¿Será así realmente? Para acceder al texto original puede visitar: http://www.alrededoresweb.com.ar/notas/la-vida-es-otra-cosa.htm