Una joven pelea con su madre sobre su selección de universidad en un carro. La chica, cansada y ofendida por la discusión, salta del vehículo. Así inicia Lady Bird, el filme que se ha convertido en un clásico moderno y en una de las películas sobre el crecimiento o “coming of age” más reales y honestas.
Aunque la trama es muy simple, los temas que incluye son trabajados sutilmente por la directora, Greta Gerwig.
En Lady Bird, vemos las aventuras y ocurrencias de la joven Christine “Lady Bird” McPherson (ninguna relación con Lady Bird Johnson), una adolescente en grado duodécimo en una escuela católica.
Es una joven tradicional en muchos sentidos. Tiene inseguridades sobre su cuerpo, se obsesiona con los chicos de la escuela, se preocupa sobre qué vestido llevará para el prom, y desea ser popular. Pero a la vez, sus dramatismos y exageraciones la hacen destacarse en el ambiente conservador del estudiantado en Sacramento.
Tiene el pelo rosa, lleva un yeso por una fractura que asumimos ocurrió al saltar del vehículo, e insiste que todos incluyendo la administración de la escuela y su familia le llamen Lady Bird.
Lady Bird McPherson es interpretada por Saoirse Ronan. Ronan tiene solo veintitrés años, pero ya tiene dos nominaciones al Oscar. Lady Bird sin duda le galardonará una tercera nominación y es posible que una primera estatuilla. ¿Se lo merece?
Soy fan de su trabajo anterior, y al ver Lady Bird, solo puedo decir que ella nació para interpretar este personaje. Ronan puede demostrar sus capacidades a su totalidad gracias a los arranques o tantrums, y la complejidad emocional del personaje.
Gerwig, quien también actúa en otros filmes como Frances Ha (2012), escribió el guión además de dirigir el filme. Sería fácil reducir el libreto a las experiencias de Gerwig, quien también se crió en Sacramento, pero el libreto merece mucho mas crédito que eso.
Sus personajes son tan reales como son de imperfectos, tan cómicos como son de trágicos, y tan honestos que incomodan. No quiero decir que todos fuimos como la personaje principal, pero su representación es labor de mucha reflexión sobre la identidad adolescente y los deseos de vivir otra identidad que muchos jóvenes enfrentan.
Aparte del acné, el villano en la vida de los adolescentes son los padres autoritarios. Lady Bird y su madre, interpretada por Laurie Metcalf, tienen una relación volátil. La chica desea vivir una vida extravagante y asistir a una escuela en el sofisticado estado de Nueva York, y su madre insiste en bajarle los pies en la tierra, o cortarle las alas, como lo ve la joven.
Metcalf es el corazón del filme. Como muchos de nuestros padres, solo quiere lo mejor para sus hijos y eso implica a veces ser un poco duros con ellos. Metcalf es mejor conocida por su rol en la serie televisada Roseanne (1988), y no participa en filmes tan a menudo. Su personaje aquí está tan bien escrito como el papel protagónico. En menos tiempo, y con igual destreza que Ronan, Metcalf logra transmitir las varias capas emocionales de esta madre imperfecta.
Los noviazgos son una parte indispensable de la vida de los adolescentes, y en el filme vemos como Lady Bird conoce chicos, se obsesiona con ellos, declara una estrella como “la estrella de ellos”, y poco después termina odiando al joven. El dramatismo extremo de estas escenas es comiquísimo y actuados a la perfeccion por Ronan.
Lucas Hedges y Timothée Chalamet interpretan dos chicos muy diferentes en la vida de Lady Bird. Ambos son muy buenos en sus roles de reparto y aunque Ronan y Metcalfe han sido reconocidas críticamente por sus actuaciones, de pasar más tiempo en la pantalla, ambos serían reconocidos por sus excelentes trabajos, particularmente Hedges, cuyo personaje merece su propio filme.
La cinta toma lugar en el Sacramento del 2002, pero sería muy difícil identificarlo si no fuera que así se indica al comienzo. La moda, la música, los carros, no revelan mucho sobre el tiempo. Solo unas cuantas referencias al terrorismo y los eventos del 11 de septiembre de 2001 son indicio del tiempo de desenlace.
Intencionalmente o no, Gerwig logró hacer un filme sobre la escuela superior que no evoca época. Esto puede ser visto como algo positivo, ya que futuras generaciones no podrán burlarse de la película y su estilo como muchos hacemos con los clásicos de las décadas de 1980 y 1990, tales como 16 Candles (1984) y Clueless (1995).
El largometraje ha sido clasificado como una comedia y tiene sus momentos cómicos, pero la banda sonora, compuesta por Jon Brion, realmente la arrastra, le da un tono que solo puede ser descrito como deprimente. Es una película seria, pero nada excusa ese soundtrack apto para salones fúnebres.
Fuera de ese detalle, Lady Bird es la película que todas las otras producciones cinematográficas sobre la experiencia de las escuelas superiores de Estados Unidos aspiran a ser.