Si bien es cierto que las mujeres han participado activamente en los movimientos sociales a través de diversas épocas, en Puerto Rico actualmente se distinguen por la manera en la que han emergido las figuras femeninas liderando manifestaciones de protesta.
Luz del Alba Acevedo Gaud, catedrática de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP), explicó que, a principios del siglo XX, no era común que las mujeres ocuparan posiciones de liderato dentro de los movimientos sociales, aunque sí participaban de estos.
No obstante, con el paso del tiempo, surgió la necesidad de incorporar una perspectiva de género y el que las mujeres fueran agentes de su propia historia, añadió la catedrática.
“Las mujeres fueron incorporándose y han venido reclamando espacios dentro de los movimientos sociales para combinar sus demandas acerca de las desigualdades de género y la reivindicación con lo que sea el eje fundamental de la denuncia y el activismo político del movimiento social que estemos hablando”, sostuvo Acevedo Gaud.
En una mirada histórica, se puede resaltar la figura Lolita Lebrón, líder del Partido Nacionalista, quien en los años 50 lideró un ataque armado en la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos en defensa de la independencia de Puerto Rico y por lo que cumplió 25 años de cárcel.
Asimismo, a principios del siglo XX, se destacó Juana Colón, hija de exesclavos nacida en Comerío, que luchó en defensa de las causas obreras puertorriqueñas y sobresalió en la huelga tabacalera de 1919.
Otra líder feminista que emergió durante esta época fue Genara Pagán, una obrera en la fábrica de cigarros “La Colectiva”, donde se desató una de las primeras huelgas de las trabajadoras. En 1914 Pagán lideró un grupo de trabajo en lo que fue la primera huelga de mujeres.
Respecto a las luchas contemporáneas, es propio señalar la labor y presencia de las mujeres en la lucha de la comunidad Tallaboa Encarnación de Peñuelas en contra del depósito de cenizas de carbón de la compañía EC Waste.
Entre estas estuvieron tanto figuras políticas como Carmen Yulín y María de Lourdes Santiago, Isabel Echevarría, exjugadora del equipo nacional de softball y la líder comunitaria y portavoz del Comité Pro Salud y Ambiente Sano de Tallaboa Encarnación, Ivette González.
Para Vanessa Contreras, una de las fundadoras de la Colectiva Feminista en Construcción, la visibilización de las mujeres en las luchas contemporáneas también se debe a que actualmente estamos en un momento histórico en el que el feminismo ha cobrado auge nuevamente.
Según la activista, los estudiosos de los movimientos feministas definen estas épocas como las “olas del feminismo” porque hay un apogeo durante algún tiempo, pero luego no se ve tanta gente en la calle.
Esto se reflejó en el paro nacional del pasado 1 de mayo, cuando la Colectiva convocó a las mujeres puertorriqueñas a unirse a la comparsa de la “Marea feminista” y marchar en contra de las medidas de austeridad que busca imponer la Junta de Control Fiscal (JCF).
De igual manera, el pasado 3 de junio se celebró la primera Asamblea Feminista denominada #NiUnaMenos, convocada y coordinada por la Colectiva, el Movimiento Amplio de Mujeres de Puerto Rico (MAMPR) y la Coordinadora Paz para la Mujer, Vilma González.
“Hay que reconocer que estamos en un momento histórico importante para el movimiento otra vez y no solamente en Puerto Rico, lo podemos ver a nivel internacional. Y también hay que ver el contexto histórico-político en el que nos encontramos y la urgencia que están sintiendo muchas mujeres de tirarse a la calle porque con las medidas de austeridad se nos va la vida.”, puntualizó Contreras.
En Puerto Rico, por ejemplo, la Colectiva tiene la convicción de luchar en contra de las medidas que pondera la JCF, dado que afectarán tanto el sistema de educación público, como el de salud —entre otros—, y precisamente la mayoría de los participantes de ambos sistemas son mujeres, señaló la activista.
Con este propósito, el movimiento ha creado un documento que contiene 150 reclamos en los que plantean cómo se debe mejorar las condiciones de vida para salir de la crisis —a partir de un exhaustivo análisis de la huelga de país de Guadalupe y Martinica— que buscan presentar ante la JCF y el Gobierno de la Isla.
Otra particularidad de la Colectiva es que no tienen una estructura de liderazgo convencional, es decir, no hay una líder en el grupo, sino que todas las decisiones y el trabajo se realiza en consenso.
Partiendo de este ejemplo, Acevedo Gaud comentó que una característica de los movimientos sociales contemporáneos es el cambio que se ve en términos del liderazgo. Dijo que estos han pasado a ser descentralizados y con una representación horizontal.
Además, la catedrática añadió que tratan de combinar y reconocer las identidades y, a su vez, las armonizan con asuntos de marginalización estructural.
Sobre esto se puede tomar como ejemplo nuevamente a la Colectiva, pues Contreras mencionó que el movimiento habla del “feminismo interseccional”, que es hablar tanto de mujeres, como de razas, sexualidad, clase y origen, entre otros.
“En eso ha ido cambiando [el movimiento], pues a la hora de pensar en las mujeres también las pensamos en esa diversidad tan importante que sigue nutriendo los movimientos feministas”, expresó.
La huelga en la UPR “tiene una cara femenina”
Entre estos cambios de la lucha contra el patriarcado, como se mencionó anteriormente, es que las mujeres se insertan en otros movimientos de lucha que no son exclusivamente por justicia y equidad de género y adquieren posiciones de liderazgo, indicó Acevedo Gaud.
Tal es el caso de la reciente huelga sistémica de la Universidad de Puerto Rico (UPR), que se decretó el pasado 5 de abril en una Asamblea Nacional de Estudiantes.
Pese a que la catedrática hizo hincapié en que aún no se ha realizado un análisis exhaustivo sobre la participación de las mujeres en el movimiento estudiantil, dijo que, basado en sus observaciones, “podríamos afirmar que este proceso huelgario tiene una cara femenina”.
Un ejemplo de la participación femenina en la UPR es el Consejo General de Estudiantes (CGE) de distintas unidades de la UPR, pues tanto el Consejo de los tres recintos más grandes del sistema, Río Piedras, Mayagüez y Ciencias Médicas, como Humacao, actualmente son presididos por mujeres.
Para Naysha Alcalá Loaiza, presidenta del CGE del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), el rol que juega la mujer en este tipo de liderato es bien importante porque todavía vivimos en una sociedad machista, que minimiza las capacidades de las mujeres para desempeñarse en ciertos cargos.
La estudiante de ciencia política señaló que es la primera vez en diez años que el CGE del RUM es presido por una mujer. “Las mujeres últimamente hemos dado cátedra de cómo desarrollarnos y cómo cambiar el mundo desde una perspectiva distinta”, expresó.
Según Acevedo Gaud, dentro de la huelga las figuras de las estudiantes se han distinguido como portavoces para los medios de comunicación, así como por su presencia asertiva y agresiva en las manifestaciones y protestas; y sus cuerpos han sido utilizados como lienzo de protesta.
“Pero también hemos visto algo que es absolutamente contradictorio [en su lucha contra el patriarcado], que es precisamente el elemento de la agresividad”, añadió la catedrática e hizo referencia al grupo de estudiantes que irrumpió en la reunión de la Junta de Gobierno en abril.
La académica argumentó que en ese momento se vio lo que se puede definir como un caso de violencia de género contra la expresidenta interina de la UPR, Nivia Fernández, así como en 2010 hicieron lo mismo contra la exrectora de la UPRRP, Ana Guadalupe.
“Hay que tener mucho cuidado porque lo que se está percolando es una imagen de una agresividad que simula a los modelos masculinos de liderato”, sentenció.
Pero esta agresividad también se vuelve defensa. Ese fue el caso que ocurrió cuando la estudiante de la UPRRP, Shariana Ferrer, increpó a Héctor O’Neill, quien fue suspendido de su puesto como alcalde de Guaynabo y fue acusado de hostigamiento sexual, mientras este estaba en un restaurante en Santurce. En ese momento, la joven acusó al funcionario —que renunció a su puesto el pasado lunes— de ser “macharrán” hasta que este abandonó el establecimiento. Acto seguido, la administración del negocio le prohibió la entrada.
Además de Ferrer, durante los últimos meses un grupo de mujeres levantaron una campaña en contra de O’Neill exigiendo que se le encarcele por hostigador sexual. Estas han llevado sus manifestaciones a diversos escenarios públicos, desde la alcaldía de Guaynabo, hasta Plaza Las Américas.
Al tomar estas experiencias como base, parece que las mujeres entran en los movimientos sociales en búsqueda de oportunidades para reclamar que estos son espacios para confrontar el patriarcado. Sin embargo, no se puede confrontar el patriarcado con sus propias armas de violencia y menos ejerciendo violencia contra mujeres, explicó la profesora.
No obstante, para Contreras, hay que reconocer que, en la lucha estudiantil, específicamente en el recinto de Río Piedras, el programa de género ha tenido un impacto afirmativo. Esto, ya que, además de tener un marcado liderazgo femenino, también hicieron una jornada Trans, lo que significa un avance también para la comunidad LGBT dentro de los movimientos estudiantiles.
“Las luchas han cambiado, las compañeras de hace décadas nos abrieron muchos caminos, nosotros no podemos dejar que esos caminos se cierren, pero también tenemos que darles otra diversidad”, expresó la activista.