Este texto no pretende ni intenta esbozar una biografía, mucho menos hablar de todo lo que puede significar una vida. Conversé con un par de amigos de Dax Díaz para atar cabos, para contar un poco sobre quién fue ese artista y joven músico puertorriqueño que perdimos demasiado pronto, el pasado 3 de enero. Con especial enfoque en sus últimos años, en los que comenzó a insertarse en la escena de la música independiente y alternativa en la Isla y a grabar un disco, aquí le rendimos un humilde tributo a Dax y, desde la óptica de aquellos que lo conocieron y lo escucharon, contamos una historia.
En vivo
En una gran verbena social, un tipo de festival de arte y masivos murales citadinos, fue donde primero lo vi tocar. Era una de esas noches en las que la gente de la universidad que conociste o te ligaste parece estar toda en un mismo lugar, desbordando todos los locales e inundando la calle entre gritos, cerveza y regocijo. Andaba con un grupo de amigos, a los que pedí que me acompañaran a la tarima principal a ver a Dax Díaz tocar con su banda. Alguien insistía en que escuchara su música desde hacía mucho.
Foto por Steph Segarra
Mientras Dax cantaba y tocaba guitarra eléctrica, Danny Sierra lo acompañaba en la batería y Cristian Zayas en el bajo. Cualquier músico con experiencia puede decir que no es lo mismo tocar en tu casa con tus amigos que en un concierto frente a un público. Sin emabrgo, en una tarima al aire libre, el trío lucía una confianza que pocas agrupaciones en la Isla tienen, anclada por el sonido y la presencia única de Dax.
Presentando temas originales, lo que escuché esa noche era un tipo de folk y blues eléctrico con guitarra propulsiva y melódica en el centro. La voz de Dax era una casa de campo, una vieja vivienda de madera de las que aguanta cualquier ventolera; impávida por lo bien construida pero con un crujido subterráneo que revela algo de fragilidad.
-¡Esto suena como a Bob Dylan pero con algo de punk!
-¿QUÉ?, me contestó mi amiga, gritando para competir con la música.
-¡Es como Bob Dy…!
-NO TE OIGO.
-QUE ESTO ESTÁ BIEN BUENO.
En persona
Dax era un chico apuesto, esbelto y con pelo marrón oscuro que llevaba afeitado o en revoltosos bucles. No debía medir más de cinco pies con siete u ocho y usualmente vestía camisa negra y pantalones oscuros. Con tan solo mirarlo era fácil imaginar cómo era el tipo de persona que no hablaba a menos que verdaderamente tuviera algo que decir.
Stephanie Segarra, fotógrafa y amiga de Dax, cuenta que lo conoció en el 2010 a través de un amigo en común. Para ese entonces, Dax llevaba poco tiempo de regreso en la Isla después de vivir unos años en los Estados Unidos; todavía no encajaba en su nuevo y a la vez viejo ambiente. Ese amigo que los presentó arrastraba con Dax para todas partes. Stephanie recuerda cómo inicialmente él no tenía mucho que decir.
Poco después, Stephanie se encontró a Dax en una fiesta y le mencionó cándidamente que no encontraba cómo hacerle conversación. Se rieron juntos al respecto. La risa compartida relaja, desarma y crea lazos, vínculo que llevaron a una amistad. “Él siempre era la persona más cálida […] cuando te decía hola te daba un abrazo como que dejándote saber lo mucho que te apreciaba”, relata Stephanie. “Era la mejor persona para encontrarte en una fiesta donde no conoces a nadie”.
Foto por Steph Segarra
78’s
Jhoni Jackson, periodista y crítica de música, escribió sobre Dax para MTV Iggy y desde ese entonces lo consideraba un amigo con el que compartía recomendaciones de canciones. Me cuenta cómo la colección del cantautor estaba ordenada por país en un gran mueble de madera que cubría una pared de su habitación. Tenía y escuchaba todo tipo de música, mayormente grabada en discos de pasta y de formato 78 y, de este gusto políglota, sacaba inspiración. Según Jhoni, la música que Dax componía y tocaba era folk en el sentido más verdadero de la palabra.
“El folk comenzó como una manera musical de preservar las tradiciones de una cultura […] lo que él hacía era que escuchaba esos viejos 78’s, algunos eran de la década del 1920, 30 o 40, cosas bien rebuscadas y reinterpretaba esas melodías, añadiéndole partes suyas”. Algunas de sus composiciones eran completamente originales pero muchas veces miraba al pasado, reinterpretando esas canciones que ya nadie escucha.
El doctor Richard Swope, profesor del Departamento de Inglés de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras, explica lo que traía Dax a la palestra cuando tocaba como solista con guitarra acústica o con la banda. “Cuando Dax se montaba en tarima […] rápido impresionaba al moverse desde el folk a un cover de Nick Cave, todo mientras mantenía rasgos de la tradición musical de Puerto Rico […] tocando con la banda era hasta mejor, un poco más punk rock […] alternando entre lento y rápido, del dolor a la furia o loudquietloud como los Pixies”.
Grabación y producción
Dax era un tipo organizado, sencillo, inteligente y talentoso, sabía lo que le gustaba, pero más importante aún, lo que no. Esa última virtud encausaba sus ambiciones al hacer música. Comenzó a grabar su primer álbum en febrero del 2013 con los chicos de la banda local Fantasmes en la Casa Fantasmes en Santurce, su estudio de grabación.
Durante ese proceso, Dax evidenció cómo su meticulosidad beneficiaba el proceso artístico, cómo su perfeccionismo sacaba lo mejor de todo el equipo de trabajo, su generosidad aseguraba que todos tuvieran el crédito que merecían por sus aportaciones y su sentido de humor los mantenía animados durante los más largos días de trabajo. Mario Negrón, cantante y guitarrista de Fantasmes y Danny Sierra, baterista de la misma banda, no titubean al halagar la ética de trabajo de Dax.
De izquierda a derecha: Dax, Danny Sierra y Mario Negrón. / Foto por Silmarie Montilla
Delineando las influencias musicales que se estaban trabajando, Mario nombra a Os Mutantes, el White Album de los Beatles, Pedro Flores, Buffalo Springfield, canciones cubanas típicas del principio de siglo, un poquito de krautrock para la batería, Roy Orbison, blues de antes de la Segunda Guerra Mundial y mucho más. “Eventualmente [logramos] llegar a un disco, un producto, que no tiene nada que ver con nada. Apunta hacia el futuro y tiene un vinculo increíble con el pasado”, afirmó Mario.
Mario y Danny, hablan de Dax Díaz con el cariño de amigos que llegan a ser familia. Aunque el disco no se pudo terminar antes de que falleciera, las horas invertidas componiendo arreglos para su debut no fueron en vano. Mucho aprendieron del joven artista y de la misma manera que todos los aquí mencionados, junto a los no mencionados, lo extrañan.
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