Las declaraciones a favor de la aprobación de la ley Promesa persiguieron al dramaturgo de origen puertorriqueño Lin-Manuel Miranda hasta el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP).
Ayer, minutos antes de su segundo conversatorio con estudiantes del campus riopedrense, Miranda anunció la puesta en escena de su laureada obra Hamilton en el Teatro de la UPR.
Es entonces en el conversatorio con estudiantes del campus riopedrense que una estudiante le preguntó al creador de Hamilton por qué apoyó la controversial ley. Muchos gallitos y jerezanas abuchearon el interrogatorio de la estudiante. No obstante, el artista indicó que la pregunta debía ser atendida.
Y en su habitual spanglish, Miranda intentó aclarar su postura sobre la ley y las razones por las cuales hace un año entendió que “era la única forma posible” para lidiar con la crisis fiscal de Puerto Rico.
“La austeridad ha sido horrible. Ha sido horrible para la Iupi, he visto los efectos en la Iupi y es terrible. No podemos aceptar eso y más ahora luego del huracán María. Tenemos que cancelar esa deuda”, manifestó el también autor del musical ‘In the Heights’.
El actor agradeció la pregunta y la actividad lucía encaminada nuevamente. Sin embargo, una protesta emergió entre la multitud precisamente en contra de su apoyo a la ley del Congreso que ha otorgado innumerables poderes a la Junta de Control Fiscal.
Hace poco más de un año, el dramaturgo tuvo dos apariciones en la televisión estadounidense alertando sobre la inmensa deuda pública en Puerto Rico -$74,000 millones- que amenazaba con ahogar al País en una crisis humanitaria. En una columna del 31 de mayo de 2016, Miranda matizó su apoyo a la ley Promesa porque, a su entender, no era suficiente para ayudar a Puerto Rico.
Mientras, la protesta culminó cuando los manifestantes fueron escoltados por miembros de seguridad. El artista, por su parte, trató de calmar la exaltación del público por lo ocurrido.
“Estos son tiempos súper difíciles y te digo la verdad yo no tengo todas las soluciones. Y esto es bueno que pase, es parte de la conversación”, reconoció.
El presidente interino de la UPR, Darrel Hillman, rápidamente condenó la protesta suscitada durante la actividad tildándola de “insensible, imprudente y repudiable”.
Incluso, Hillman fue más allá y sentenció que “los estudiantes involucrados tendrán que responder, según el procedimiento administrativo correspondiente”.
Pese a la incomodidad de algunos estudiantes, la actividad retomó su rumbo. Los y las estudiantes continuaron expresándose y buscando cualquier consejo del exitoso creador de musicales. Las declaraciones de amor y admiración no cesaron entre los que tenían la oportunidad de acercarse al micrófono.
Algunos buscaban respuestas a sus aspiraciones artísticas en medio de la crisis.
“Para hacer arte necesitas tiempos buenos y malos”, señaló Miranda. Para el director, sin dudas, el arte también emerge en tiempos de crisis.
Otros se aventuraron a discutir con el artista la posibilidad de que en su obra Hamilton el personaje de George Washington sea interpretado por una mujer. Miranda apeló a la diversidad que existe entre el elenco de la obra y aunque en un musical los roles en ocasiones dependen de los registros vocales, no descartó esa posibilidad en un futuro.
Al igual que su pasada visita, Miranda ofreció otra sesión de rimas improvisadas para los y las presentes en el Centro Universitario. El estudiante de Humanidades Ian Robles regresó a su rol como el beatboxer del cantante en la Iupi.
Y esta vez, Lin-Manuel Miranda se despidió de la Iupi con otro freestyle, con el anuncio de Hamilton para el Teatro de la UPR y con el fantasma de su apoyo a Promesa.