TEGUCIGALPA- El jefe de la OEA arribó este viernes a Honduras en un intento por zanjar la crisis política que derivó en el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, luego de que el organismo le diera al Gobierno interino hasta el sábado para restituirlo en el poder. Insulza arribó en una aeronave de la Fuerza Aérea brasileña al aeropuerto internacional de Toncontin, en Tegucigalpa. El Secretario Insulza se reunirá con responsables de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, que emitió una orden de captura contra Zelaya, al que acusa de 19 delitos. El presidente interino, Roberto Micheletti, dijo estar dispuesto a celebrar elecciones anticipadas para salir de la peor crisis en Centroamérica en dos décadas, pero advirtió que el anunciado retorno de Zelaya, previsto para el domingo, podría provocar un derramamiento de sangre en el país. “Por la paz y la calma del país yo preferiría que él (Zelaya) no entrara. Yo no quiero que se derrame ninguna gota de sangre en el país”, dijo en declaraciones difundidas por la emisora HRN, uno de los medios de Honduras que no fueron silenciados. El Gobierno interino ha advertido que si regresa al país, Zelaya será arrestado bajo cargos de abuso de poder y hasta narcotráfico. Zelaya, un empresario agrícola liberal que en el último año se acercó al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue sacado por militares a punta de rifle desde su casa y llevado a Costa Rica el pasado domingo, día en que planeaba realizar una consulta popular que abriera camino a la reelección.
La presión internacional para restituir a Zelaya ha ido creciendo a medida que pasan los días, con pronunciamientos de Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), que han condenado el golpe de Estado. Además, Chávez anunció que ha cortado el suministro de crudo a Honduras, que Venezuela le vendía en condiciones financieras preferenciales como parte del acuerdo Petrocaribe. “Hemos suspendido los envíos de petróleo (…) y uno de los impactos que esto va a tener es el aumento de la gasolina”, dijo, confirmando la amenaza que lanzó al comienzo de la crisis para presionar al Gobierno interino. Sin embargo, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, admitió un día antes de llegar a Tegucigalpa que será difícil que el Gobierno interino de Honduras devuelva el poder a Zelaya, pese a que si eso no sucede el país será suspendido del organismo tal como ocurrió con Cuba en 1962. “Haré todo lo que pueda, pero creo que es muy difícil cambiar las cosas en un par de días. Hemos hecho prácticamente todo lo que se podía hacer”, dijo Insulza a periodistas en Guyana. Honduras está dividida entre quienes ven el derrocamiento de Zelaya como un complot de poderosos empresarios que concentran la mayoría de la riqueza en el empobrecido país cafetalero, y quienes creen que el mandatario buscaba seguir los pasos de su aliado Chávez para permanecer en el poder. “No somos un gobierno intervencionista”, aclaró Chávez el jueves en su programa “Aló, presidente”. “Estamos obligados a respetar a Honduras, pero estamos en el proceso junto con otros países y organismos multilaterales, haciendo todo lo que podamos para evitar un derramamiento de sangre”, agregó.