Dentro de cada universidad del país, hay una mujer joven, concentrada en sus estudios y sus metas, que lucha una batalla diferente a otras universitarias: balancear su vida social, académica y económica con el cuidado y atención de su hijo.
En esta edición especial, en el mes en que Puerto Rico acostumbra agasajar a sus madres, Diálogo entrevistó a tres jóvenes universitarias para conocer sus experiencias como estudiantes, las gratificaciones, los sacrificios y cómo sus vidas cambiaron drásticamente con la llegada de su primogénito.
“Bien dentro de mí, yo siempre quise ser madre joven”
Para Devanie Rivera Camacho, estudiante en la Escuela de Comunicación Pública del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, enterarse de su primer embarazo fue emocionante.
“No era algo que me esperaba ya que tenía 18 años y apenas comenzaba mis estudios universitarios en la facultad de Ciencias Naturales. El segundo embarazo me chocó un poco. El mismo día que me hice la prueba de sangre, me dejé del papá de los nenes. Y de ahí en adelante fui yo y mis hijos solamente”, comentó Rivera Camacho, madre de un niño de cuatro años y otro de dos.
Aunque no recibió el apoyo del padre de sus hijos, porque se encontraba en entrenamiento militar, contó con la ayuda de su familia y la familia de su excompañero en su primer embarazo. Como madre y estudiante universitaria, la joven comentó que la experiencia más gratificante ha sido el apoyo de sus compañeros y amigos de la institución, ya que aseguró que han desarrollado una “conexión maravillosa” con sus hijos.
Ante la pregunta de cómo maneja el tiempo, los estudios y los hijos, la joven aseguró que ha creado una agenda diaria para dividir su tiempo.
“Yo siempre que llego de la universidad, me siento con ellos a hacer las asignaciones y a ver una película o pintar. En fin, compartir con ellos de hora y media a dos horas todos los días, antes de comenzar con mis trabajos, lecturas o asignaciones. Siempre que uno comparta con ellos y le haga caso cuando es necesario, ellos van a estar contentos y satisfechos. En mi casa, rara vez hay berrinches. Estoy segura que es por como manejo la situación entre su tiempo y mi tiempo. Ellos saben que cuando mamá está leyendo o haciendo un trabajo, no se puede interrumpir a menos que sea de urgencia. Yo les respeto su espacio de compartir con ellos y ellos me respetan mi espacio de estudio. Es una química que hemos desarrollado, por decirlo así”, dijo.
En cuanto a las actividades universitarias fuera del recinto, sus hijos la han acompañado a los lugares. Sin embargo, cuando se trata de asignaciones periodísticas o actividades nocturnas, su madre le da la mano y los cuida a menos que “estén en los fin de semanas alternos con el papá”.
Para la estudiante de periodismo, el primero de los cambios, porque decidió no llamarlo sacrificio, fue el manejo del tiempo. Además, aseguró que compartir con sus hijos es más apremiante que “un jangueo”.
“En cuestión del manejo del tiempo y de enfocar las prioridades, pues los ‘jangueos’ nocturnos disminuyeron. El enfoque de gastos también cambió. Antes era yo, ahora somos tres, donde cada uno tiene sus necesidades y sus antojitos”, explicó.
Como parte de su experiencia, la universitaria comentó que una vez sintió el rechazo de una compañera de estudios que, al finalizar una clase, le tiró unos centavos a la mesa y le dijo que los utilizara como parte de la pensión.
“A comentarios necios, oídos sordos. He desarrollado una súper capa de mantequilla en donde todo eso me resbala y sigo andando como si nada, porque en lo personal, ni me afecta. Yo soy quien soy y como soy, y al que no le guste, que lo siga”, indicó.
Finalmente, Rivera Camacho afirmó que aunque algunas personas en su posición desearían regresar el tiempo y tomar otras decisiones, éste no es su caso.
“Bien dentro de mí, yo siempre quise ser madre joven, porque pienso que es cuando más paciencia tienes para bregar con niños pequeños y cuando más flexibilidad tienes para manejar el tiempo con ellos”, concluyó.
“Es cuesta arriba y yo todavía estoy empezando”
En el caso de Imalay Marrero de 20 años, estudiante de Ciencias Naturales en la UPR y quien fue admitida este semestre a Ciencias Médicas, comenzar la universidad y enterarse de que estaba embarazada fue difícil.
La joven quien estudia para ser tecnóloga de radiología, recordó que al percatarse que estaba embarazada tuvo que modificar su vida, especialmente en el aspecto universitario. Contó, además, que sintió resentimiento por parte de su familia, aunque asegura que después de dar a luz “todo cayó en tiempo”.
“Fue fuerte para ellos (los padres), porque yo soy la única niña y la más chiquita. Fue decepcionante, no lo esperaban, nunca lo vieron venir hasta que yo se los dije, pero poco a poco lo fueron aceptando. (De parte de) mis hermanos, el mayor lo tomó un poco más fuerte, el del medio pues fue más llevadero”, recordó Marrero.
Respecto al padre de su hija, la estudiante comentó que la situación se agravó porque Marrero es mayor que el joven por un año. Asimismo, comentó que el proceso de aceptación para el padre duró algunas semanas y no supo de él por algunos días. Al son de hoy, sin embargo, el padre tiene contacto con su hija y actualmente tienen una relación amorosa.
Por otro lado, en cuanto a sus estudios, Marrero afirmó que no fue una experiencia fácil.
“Yo seguí estudiando, yo me enteré casi a finales del semestre, lo terminé, continué en verano y lo comencé otra vez en agosto. Nunca paré de estudiar, cuando continué en agosto yo me dirigí hacia los profesores. Preparé mi matrícula con clases que fueran más llevaderas, no de concentración, a lo que podía acogerme y me fue bastante bien, yo fui a la universidad hasta las 40 semanas, volví a los días de haber dado a luz y me fue bastante bien gracias a Dios”, indicó.
El día que nació Mía, fue un día emocionante para Marrero. Entre risas, contó que, aunque estaba muy cansada, fue significativo “ver como una criatura sale de ti”.
Para manejar su tiempo de estudios, actualmente se levanta a las cinco de la mañana para llevar a su hija de siete mesesal cuido y poder llegar a tiempo a sus clases. Aunque existe un centro de cuido infantil en la UPR, cuando se dirigió hacia la institución para recibir más información, notó que era difícil que escogieran a su hija porque “es como por sorteo”.
“Es cuesta arriba y yo todavía estoy empezando, es difícil porque uno tiene que dejar de salir, dejar de hacer muchas cosas que a uno le gusta porque ya uno no vive para uno, vive para otra persona, pero esa persona depende de ti, hay que darle lo mejor y hay que prepararse para que en el futuro se sienta orgullosa de ti cuando grande, y no se rindan, sigan luchando por las cosas que quieren”, aconsejó.
“La gran satisfacción como madre es que ambas tareas las disfruto”
Para Kiara Sánchez, de 19 años de edad y estudiante de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón(UPRB), la experiencia de ser madre fue una inesperada y muy difícil, ya que a su corta edad entendía la gran responsabilidad que tenía entre sus manos y que debía enfrentar.
“Le doy gracias de mis padres, mi esposo y su familia ya que hemos luchado día a día para poder seguir persiguiendo y alcanzando nuestros sueños.
Una de las satisfacciones más grandes de la vida de esta joven madre es poder continuar y culminar cada semestre de estudio y seguir con su compromiso como universitaria para poder alcanzar sus metas profesionales, sin importar las dificultades que se presenten en el camino. “Yo sé que con la ayuda de Dios lo voy a lograr”, aseguró.
Pero, sin duda alguna, el mayor reto que ha enfrentado Kiara, ha sido lograr manejar y administrar su tiempo de la mejor manera. Según ella, ha sido agotador, pero con pasión y dedicación lo ha podido lograr.
“Una de las cosas que más he sacrificado son mis horas de descanso. Es muy poco el tiempo que tengo para descansar porque todavía mi hijo (con tan solo un añito y medio) demanda muchas horas de atención y dedicación. De igual manera mis estudios demandan tiempo. Pero la gran satisfacción que tengo como madre es que ambas (tareas) las disfruto con mucha altura gracias a Dios”, expresó, añadiendo que “mi hijo es la experiencia más maravillosa aún a mi corta edad”.
Kiara resaltó que uno de los beneficios y privilegios más grandes que ha obtenido como madre y estudiante universitaria ha sido conocer el Proyecto Nacer, institución que brinda ayuda a madres y padres adolescentes a superarse y provee cuido durante el día a los niños y niñas de los jóvenes padres.
Este es el primero de una serie de cuatro reportajes. Pendientes a Diálogo Digital para más detalles.