El gobierno chileno ha aprobado la construcción de un mega proyecto energético en uno de las últimos territorios vírgenes del planeta, la Patagonia. La empresa española Endesa, socia mayoritaria del consorcio, contruirá cinco centrales eléctricas, 2,200 kilómetros de tendido eléctrico, 5,000 hectáreas inundadas para represas: en total, 24,000 hectáreas destruidas. Más de 50,000 personas ya se han manifestado en contra de Hidroaysén.
"Puro Chile es tu cielo cableado, puras torres te cruzan también. Y tu campo de fierros forjados, es la copia feliz de HidroAysén…”
Ésta es la nueva versión del himno nacional chileno que está circulando por Twitter y Facebook. Las mismas redes sociales por las que se han convocado las últimas revoluciones y manifestaciones al otro lado del océano y que esta semana han permitido convocar a más de 50,000 chilenos salgan a las calles para decir “No a HidroAysén: Queremos a la Patagonia sin represas”.
La misma plaza Italia que divide a Santiago en dos realidades socioeconómicas, ha sido históricamente el epicentro de manifestaciones ciudadanas masivas que se convocan para celebrar triunfos deportivos, electorales o para protestar contra el gobierno de turno. Ésta última fue la razón de las concentraciones de esta semana en las que llegaron más de 30 mil personas para manifestar su rechazo al mega proyecto HidroAysén, cuya construcción fue aprobada el pasado lunes 11 por la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA).
Con una inversión de 3,200 millones de dólares, HidroAysén planea construir 5 centrales, de 500 megawatios cada una, que se construirán en 10 años, extendiéndose entre la Tercera y Décima Región de país, lo que significa más de 2,200 kilómetros de tendido eléctrico. Para Endesa, esta intervención es una “aportación muy importante” a la seguridad de suministro del país, según declaró a través de un comunicado, calificando como “hito importante” la aprobación de la entidad ambiental. HidroAysén planea instalarse para principios de 2014 en uno de los últimos territorios vírgenes del planeta, lo que ha provocado una movilización nacional decidida a frenar y defender el territorio de la Patagonia chilena, con el fin de evitar una catástrofe ambiental irreversible que ambientalistas y expertos han advertido.
Para Bernardo Zantelli, presidente del Comité Nacional Pro defensa de la Flora y Fauna(CODEFF), Chile está aprobando de manera irregular un proyecto que asegura la destrucción completa de 24 mil hectáreas de la Patagonia chilena, comprometiendo 5 mil hectáreas que serán inundadas para la construcción de 5 represas. El único beneficiado con este abastecimiento será Santiago, mientras que ni un solo watt quedará en Aysén, aunque sean los habitantes de esa región quienes sufran los impactos ambientales.
El presidente de Codeff ve con preocupación que el 90 por ciento del agua pertenezca a la empresa española Endesa (51%), la que comparte capital de Hidroayén con Colbun (49%), quienes concentran el 80 por ciento del mercado y consiguieron esta semana la luz verde de las autoridades, sin fijar previamente las tarifas, gracias al apoyo de una política de Estado bastante cuestionada, en donde el procedimiento no nació de una necesidad estatal basada en estudios ambientales, sino que fue la empresa quien propuso la instalación de la planta hidroeléctrica.
Según Zantelli, estas irregularidades se deben a que el Estado chileno encuentra respaldo en las leyes y en la Constitución vigente desde 1980, firmada por el dictador Augusto Pinochet, la que permite que las cosas se hagan a la medida y por encima de las leyes y convenciones internacionales sobre el medio ambiente. Lo cuestionable para los grupos ambientalistas y de defensa de la Patagonia, como el movimiento social Patagonia Sin Represas, conformado por organizaciones y ciudadanos naturales, es que una decisión que compromete el ecosistema de una de las zonas más bellas y ricas en recursos naturales, como lo es la Región de Aysén, sea tomada por empresarios y la clase política, poniendo este sector estratégico en manos de empresas que deciden qué, cómo y cuándo hacer.
Además de las polémicas relacionadas a la falta de transparencia en el cuestionado proyecto, medios nacionales difundieron información sobre una millonaria donación realizada por Endesa a la Fundación Integra, dirigida por Cecilia Morel, esposa del Presidente Sebastián Piñera, días previos a la votación del proyecto de HidroAysén. El millón de euros donado por la empresa irían destinados a la iniciativa “Desafío, levantemos Chile”, que pretende reconstruir jardines infantiles que fueron afectados por el terremoto del 27 de febrero de 2010. A esto se suma los lazos del hermano de la primera dama, Eduardo Morel, quien figura como director suplente de HidroAysén y gerente de la División Ingeniería y Proyectos de Colbun.
Por su parte, Patagonia Sin Represas ha planteado la necesidad de crear una política de Estado que asuma con responsabilidad e independencia los estudios de impacto ambiental, y se proponga investigar e invertir en energías renovables para enfrentar las demandas eléctricas chilenas. Para aplicar las nuevas alternativas, se requiere cambiar el patrón convencional y sesgado que ha regido hasta el momento, lo que requiere un rol activo del Estado. Pero este rol ha obedecido a los intereses empresariales, al lobby que ha realizado Endesa a través de su socio chileno, Colbun, para concretar un proyecto que justifica su existir en una escases energética que no se condice con la reservas y el estado actual del abastecimiento.
Para Zantelli, Endesa no sólo ha sabido conseguir el apoyo de políticos y personajes influyentes, sino que “hace cuatro años comenzó con una campaña de terror. Hay tanto dinero involucrado, y es tan sucio y falaz, que ha utilizado los medios de comunicación, especialmente la televisión, para tratar de generar miedo y convencernos de que pronto nos quedaremos sin luz. Sin embargo, no lo ha conseguido, porque la ciudadanía se ha informado y 7 de cada 10 chilenos está en contra de este monstruoso proyecto”.
Con manifestaciones, apagones y cacerolazos, la ciudadanía se ha sumado masivamente para demostrar su repudio a las represas que acabarán con la flora y fauna de la turística y fría Patagonia. Sin embargo, estas demostraciones han estado marcadas por la represión, el exceso de gases lacrimógenos (cuya fabricación, especial para Chile, se encuentra prohibida en la mayor parte del mundo), detenciones y persecuciones. Eso ocurrió en ambas convocatorias realizadas en plaza Italia, centro neurálgico de la ciudad, donde este viernes se reunieron nuevamente para manifestarse pacíficamente. Repitiendo la experiencia anterior, fuerzas de Carabineros de Chile comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas y agua contaminada, impidiendo que la multitud avanzara hasta el palacio de La Moneda, donde pretendía concluir la marcha.
Lo mismo vivió Sara Larrain, directora de Chile Sustentable y ex candidata presidencial, cuando fue apresada al intentar intervenir en la detención de un ciclista en plena manifestación. “Nos desilusiona mucho y nos da mucha molestia que, por un lado, te den permiso para una manifestación legítima, con un recorrido dado, y posteriormente no permiten que aquello ocurra. Nos parece grave, pero acá el culpable directo, el culpable político es Hinzpeter, y posteriormente el Presidente de la República”, sostuvo en Radio ADN.
Este domingo se ha celebrado un apagón entre las 21 y 21.15 horas en todo el país, además de caceroladas, mientras se organizan nuevas manifestaciones. Aysén espera una solución urgente y esperanzadora, pues pese a todo el lobby, los acuerdos políticos y la influencia de la clase dirigente, hay grandes sectores de la población dispuestos a defender ese pequeño paraíso escondido en el sur de Chile.
*Lea el artículo original en Periodismo Humano