"En esa casa donde yo nací, que era una casa de madera, que era propiedad de Don Pepe Calderón, pasamos el temporal de 1932. Y en ese temporal el techo voló. Estábamos mi padre, mi hermano -que estaba recién nacido- mi madre y yo. Y de esas cosas, imágenes de niño que nunca se borran, una ventana de la cocina se destrancó -porque las ventanas y las puertas tenían trancas para seguridad- y por ahí entró el aire y levantó el techo y el techo de la casa voló…”
Luis E. González, quien llegó a Río Piedras en 1930 y vivió allí 22 años, narró esta historia frente a una cámara de vídeo con el propósito de archivar sus recuerdos en la página web de Memoro, “el banco de la memoria”. Este proyecto surgió en Italia en el 2007 y sus participantes se dedican a grabar entrevistas en vídeo para crear un registro de las vivencias y experiencias de personas nacidas en o antes de 1950. El proyecto es de carácter global y cuenta con participantes de diferentes partes del mundo.
En Puerto Rico Memoro comenzó en 2009 a través de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información (EGCTI) de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras (UPR-RP). En esa escuela se trabaja el tema de la informática comunitaria y el de archivo de memoria en combinación con los proyectos de archivo oral, explicó Carlos Suárez, profesor y catedrático auxiliar de la EGCTI. Suárez y su colega José Sánchez, también profesor y catedrático asociado de la EGCTI, vieron en el marco del curso Informática Comunitaria la oportunidad de incorporar a Puerto Rico en el proyecto.
Comentó Suárez que en aquel momento Memoro estaba solicitando que los países interesados en participar lo hicieran saber y crearan el espacio para su país y comenzaran a hacer registros de memoria. Desde entonces Memoro Puerto Rico ha registrado alrededor de cien entrevistas con la ayuda de estudiantes que participan del Programa de Experiencias Académicas Formativas (PEAF). Pero el propósito de Memoro no es solamente transferir las memorias al lenguaje cibernético sino “devolverlas” a la comunidad. Por eso el curso de Informática Comunitaria se prestó muy bien, reflexionó Suárez pues, como recordó, la EGCTI tiene una larga historia de relación con la comunidad y específicamente con Río Piedras.
Por su parte, el profesor José Sánchez explicó que en este sentido Memoro es “la utilización de las tecnologías de información y comunicación en función de las comunidades y en función de su desarrollo autogestionario. Es un poco utilizar la tecnología dentro del marco teórico y hasta ideológico de la informática comunitaria, de devolverles la historia narrada por ellos mismos o por representantes de ellos”.
¿Pero cómo se le devuelve su historia codificada con el lenguaje de las nuevas tecnologías a comunidades donde solo una minoría tiene acceso a computadoras o conexión a Internet? Sánchez explicó que es ahí donde entran en función otras instituciones que sirven de enlace entre Memoro y la comunidad, como por ejemplo organizaciones comunitarias, bibliotecas y museos. La relación entre la Universidad y Río Piedras se da a través del Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial (CAUCE) y ENLACE. A través de ENLACE la EGCTI crea un espacio de intercambio comunitario en el que provee servicios de acceso a las tecnologías de información y comunicación según las necesidades de los residentes.
Por otro lado, Aidimar Martínez, estudiante de la EGCTI que trabaja en Memoro a través del PEAF, explicó que los vídeos grabados como parte de la ruta temática sobre la historia y el desarrollo de Ponce se presentararon el 18 de mayo en el Museo de Arte Contemporáneo de ese municipio. Allí fueron invitadas la comunidad y las personas que participaron en las entrevistas. Organizar las entrevistas por temas o “rutas temáticas” es una de las principales funciones que llevan a cabo las estudiantes que participan en el proyecto. Cada una trabaja una ruta y se encarga de identificar a los entrevistados, con la única condición que impone el proyecto para el entrevistado o testigo, que es que haya nacido en 1950 o antes y que el testimonio que brinde sea un testimonio de algo vivido, un personaje que conoció, un lugar… Igual la edición del vídeo, según el profesor Suárez, es muy sencilla, no supone un corte y adecuación de lo que la persona narra, a menos que la persona pida que se omita alguna parte.
Y si bien las historias que se narran en los vídeos de Memoro provienen de la memoria de un individuo, en ellas también se aprecia un fragmento de lo que se conoce como “memoria colectiva”, pues el individuo habla sobre lugares, acontecimientos y personas que se inscriben en un contexto cultural específico. Por ejemplo, el doctor González narra su experiencia durante el temporal del ‘32, el huracán San Ciprián que en septiembre de ese año azotó a la Isla con vientos de entre 131 y 155 millas por hora. González también da cuenta de los cambios territoriales de Río Piedras y su tránsito hacia la modernidad, cuando menciona que los terrenos donde ubica ahora la urbanización University Garden’s solían ser las vegas donde pastaban las vacas de la vaquería de su abuelo.
Suárez explicó que Memoro se fundamenta en la literatura sobre registro de la memoria y sobre archivo oral, que es sobre todo respetar la visión y la manera de expresar las memorias, los recuerdos que tiene el testigo. La historiografía es la disciplina que en primer lugar parece afín a la utilización de este tipo de producto de información. También investigadores de lingüística y otras disciplinas se han beneficiado del archivo. “Nosotros lo que hacemos en Memoro -explicó Suárez- es crear un registro en un soporte susceptible de manipulación y uso, un uso que puede ser interdisciplinario. De hecho, tenemos muchos ejemplos de visiones de diferentes disciplinas de la utilidad que puede tener una grabación audio-video donde alguien comparte su memoria sobre un hecho, sobre una figura pública, sobre una manera de vida de décadas atrás”.
Así, Memoro se inscribe en el contexto de lo que el periodista y sociólogo Alejandro Baer llama el “despertar de la memoria”, un momento histórico en que “no sabemos hacia dónde vamos pero el magma informe de lo que ya ha sido -el pasado- parece haberse transformado en un tesoro que encierra valiosas respuestas para el presente y posiblemente, para el futuro”.
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