Pocas tonadas de televisión y/o cine son tan famosas como las del tema de Mission Impossible. Aquellos que vieron alguna vez cualquiera de las versiones de la serie televisada o alguna de las películas con Tom Cruise, inmediatamente sienten una ligera emoción al escucharla.
Cuando se frecuenta una sala de cine a ver una película llamada Mission Impossible: Ghost Protocol, ya sabe que esperar. Mucha acción, una trama sobre espionaje e intriga internacional que gira en torno a una amenaza mundial y muchas acrobacias que hacen honor a la palabra imposible en el título.
Aún así, esta nueva entrega de la franquicia sorprende con sus espectaculares secuencias e infinidad de arreglos de la tonada clásica, en una magnífica banda sonora.
El cuarto episodio de Mission Impossible (MI4) nos muestra que esta franquicia puede ser vendida como la equivalente hollywoodense de James Bond (aún cuando Jason Borne sería más cercana a la comparación).
Este film incluso tiene una secuencia introductoria que es seguida por créditos iniciales muy elaborados con una novedosa versión del tema original como banda sonora, para luego entrar de lleno en la trama. Esta fórmula, tomada prestada de las películas del agente 007, funciona perfectamente para avisarle al espectador que está a punto de ver una película muy movida.
La historia es medianamente simple. La organización gubernamental estadounidense de espionaje internacional IMF ha sido desmantelada en una jugada diplomática, justo cuando un hombre intenta desatar una guerra nuclear entre Rusia y Estados Unidos. Es entonces cuando el agente Ethan Hunt (Tom Cruise) decide detener a este villano con lo que queda de la institución: 3 compañeros y muchos artefactos de tecnología avanzada.
Al mismo tiempo, ocurren algunas subtramas más personales de los miembros del equipo, pero aquí se presenta posiblemente el primer fallo del film. En la medida que se mantiene en la historia principal todo funciona de maravilla, mientras que cuando intenta enriquecerla con los conflictos secundarios, empieza a ponerse floja ya que estos no son muy bien desarrollados.
Ahora bien, las secuencias de acción son tan sorprendentes (de las mejores que he visto en la pantalla grande) que uno logra olvidar este defecto tan grave. De igual modo, la fotografía sorprende así como las locaciones escogidas para hacer las escenas.
En cuanto a actuación no hay mucho que esperar. Tom Cruise hace de Tom Cruise en una película de acción (como en gran parte de sus filmes). Lo más entretenido en este aspecto son quizás las divertidas y sólidas interpretaciones de Simon Pegg y de Jeremy Renner (quien a mi parecer opaca a Cruise, aún cuando este último tiene las mejores escenas).
También resulta bastante convincente el trabajo de Michael Nyqvist, quien hace del villano y es conocido por hacer el papel protagónico masculino, en la versión sueca de The Girl with the Dragon Tattoo. Lástima que no se le de más tiempo en pantalla del poco que tiene.
Si ya se ha visto las tres MI anteriores, este film se podría sentir como más de lo mismo. Pero si disfrutó de las tres aventuras previas del personaje de Tom Cruise, posiblemente salga contento de este nuevo capítulo.