¿Es posible un día sin carro en Puerto Rico? El pasado 22 de septiembre se celebró el Día Mundial Sin Carro (World Car Free Day) en algunas partes del mundo. Este año en Puerto Rico poco resonó. En años anteriores algunos grupos universitarios, ciclistas y bicicleteros coordinaron para cerrar segmentos de carreteras para caminar o correrlas en bicicletas, con el fin de aumentar la consciencia entorno al sobreuso del carro. Idealmente continuaría la celebración con más adeptos cada año hasta que se logre cambiar la política pública sobre la movilidad en Puerto Rico, a favor de mayor diversidad en los modos de transporte y su integración con el diseño de una ciudad fácil de caminar.
Si bien uno o dos días sin carro no cambiarían el uso de las 19,488 de millas de carreteras, los más de tres millones de carros y viajes diarios en Puerto Rico, promover una experiencia cotidiana distinta sí ayuda a convencer de que sería mejor cambiar la manera en la que vivimos (Solicitud Presupuestaria de la Comisión para la Seguridad en el Tránsito. 2006-2010). Así, cuando hicimos el Tren Urbano (TU), durante meses fue gratis para que las personas se montaran y se vieran a sí mismas haciendo sus viajes en la ciudad con menos ayuda del carro. El TU logra obtener al menos 38,000 usuarios semanales en promedio a pesar de que no se terminó de construir y conectar el sistema completo (Número de viajes promedio semanales, National Transit Database).
No obstante, al día de hoy sabemos que el TU tiene menos patrocinio que capacidad de transportar personas. Consabidas son las razones: pocos destinos, pobres conexiones con guaguas, escasas aceras conectadas. Últimamente, dado recortes por nuestra deuda de gobierno, también va aumentando tanto el precio de uso del TU como el tiempo de espera entre viajes. Además, la reorientación reciente de las rutas de la AMA, y cierre de terminales como el de Capetillo en Río Piedras, también suponen medidas para mantener a flote un menguado servicio, mientras se mitigan los recortes presupuestarios. Así en tiempos de estrechez económica la cuerda corta por lo más fino, y los servicios de transporte colectivo—guagua, tren, lancha—son de los primeros en sufrir recortes. Mientras, irónicamente, éstos son los que suavizan los impactos de los aumentos en los costos de vida. Lo vimos cuando en el 2008 el barril de petróleo estuvo a $100 y subió el costo de la gasolina a $1 por litro. El patrocinio del TU subió, al menos durante un mes—hasta que nos acostumbramos a pagar más por la gasolina y gastar menos en otras cosas, y la gasolina bajó dos o tres centavos.
Pero hay miles de personas para las que todos los días son sin carro. Esto por necesidad más que por opción—la llamada audiencia cautiva. Son las personas que ganan igual o menos de $10,850 al año—el ingreso per cápita en Puerto Rico—y que se les hace difícil tener un carro (Datos de Encuesta de la Comunidad 2008-2012, Negociado del Censo de los EE.UU.). En Puerto Rico tener un carro es una necesidad dados lo distantes que están las viviendas de los empleos, y lo precario de los servicios, incluyendo el carro público (pisa-y-corre). Tener un carro es aún más necesario para una persona o familia pobre, pues éste es un medio para obtener y mantener un empleo o auto emplearse. Así lo reconoce el premio nobel en economía, Amartya Sen, quien argumenta cómo el acceso a empleo, incluyendo un buen grado de movilidad –que en el caso de Puerto Rico sin opción implica tener un carro—es necesario para salir de la pobreza. Hasta el Departamento Federal de Vivienda y Desarrollo Urbano ha hecho política pública para subsidiar carros con el objetivo de proveer mejor acceso a empleos.
En un territorio donde más del 45% de la población se mantiene bajo el nivel de pobreza y las opciones de caminar a un empleo o de usar transporte colectivo son mínimas, tenemos que exigir una transformación de nuestro sistema de transportación. Necesitaremos muchos “días sin carro.” Tanto celebraciones de concienciación, como alternativas reales de transporte que nos liberen de la dependencia del petróleo, protejan de la contaminación ambiental y creen las condiciones para ser ciudadanos emancipados.