Cuando Gianni Infantino fue elegido como presidente de la FIFA lo hizo con una promesa, aumentar el formato del Mundial para que más equipos participaran del evento magno del fútbol.
Infantino cumplió su palabra. Esta semana, por unanimidad, se aumentó a 48 equipos el Mundial de 2026. Son 16 selecciones más de las 32 acostumbradas desde 1998. Los cambios no aplicarán a Rusia 2016 ni a Catar 2022.
“La buena noticia es que el Mundial con 48 equipos se seguirá disputando en 32 días, que la selección vencedora jugará siete partidos y que el torneo tendrá lugar en 12 estadios, como hasta ahora”, añadió Infantino, en rueda de prensa, después de la adopción de esta reforma por el gobierno de la FIFA.
De esta manera, el torneo se organizará en 16 grupos de tres selecciones nacionales cada uno y los mejores dos accederán a los cruces de eliminación directa. Por ende, se añadirá una ronda más y la segunda etapa no comenzará desde los octavos de final, sino desde los dieciseisavos. Además, el Mundial del 2026 aumentará sus encuentros disputados de 64 a 80.
“El fervor futbolístico que se apodera de un país que se clasifica para un Mundial es la mejor herramienta promocional y la más poderosa que puede tener el fútbol. En cuanto a los clubes, el tema principal era no añadir más fechas al calendario ni más carga sobre los jugadores, y lo hemos conseguido”, expresó Infantino en declaraciones a la FIFA.
Todavía no se ha decidido cuántos países más podrán representar a cada federación y no es hasta mayo de 2020 cuando se elija la sede de este evento histórico que muchos tildan de movida política.
“Creo que hoy el Mundial de fútbol es más que una competición deportiva. Es un evento social”, justificó el dirigente.
En una entrevista con BBC, el presidente de la FIFA señaló que: “Debemos diseñar el Mundial del siglo XXI. El fútbol no se limita a Europa y Sudamérica … No es una decisión económica, sino todo lo contrario, una decisión puramente futbolística. Todos los formatos tienen ventajas desde el punto de vista financiero. Pero estamos en una situación cómoda para tomar una decisión basándonos en méritos deportivos”.
¿Lucro o movida al progreso?
Las críticas no se han hecho esperar, muchos han asegurado que se trata de movidas políticas y de explotación monetaria al negocio del fútbol.
Por ejemplo, un editorial del periódico El Mundo, tildó la decisión como una “maniobra estrambótica como injustificable”.
“La decisión de la FIFA responde a dos motivos, y ninguno de ellos está relacionado con la pureza de la competición deportiva. El primero es la voracidad de esta entidad por engordar el negocio del fútbol. Cuantos más equipos disputen el Campeonato del Mundo, más dinero se generará en taquilla y más ingresos recibirá la organización del torneo mediante la explotación de los derechos televisivos. La segunda razón apunta a motivaciones geopolíticas, a las que la FIFA –igual que otros estamentos del deporte, como el COI– nunca ha sido ajena. Añadir equipos al Mundial supondrá aumentar el rendimiento económico de la FIFA con nuevos países y patrocinadores”, reza el editorial.
Otra de sus quejas radica en la posible disminución de la calidad del evento. “La ampliación del Mundial constituye una medida arbitraria de la FIFA que devaluará notablemente el campeonato. Y no sólo por dar cabida a selecciones pequeñas de escasa talla, sino porque el hecho de permitir la clasificación de dos de los tres equipos de cada grupo mermará notablemente el interés por la ronda anterior a las eliminatorias”, resaltó El Mundo.
Con este reclamo también se unieron los clubes europeos. El director técnico de la selección alemana –actual campeón mundial– Joachim Löw fue categórico: “La Copa del Mundo debe tener a los mejores equipos. Si siguen aumentado, se diluirá la calidad”.
No obstante, Infantino se mantiene firme. “Creo que la calidad actual podría incrementarse. El hecho de que haya más países que puedan clasificar dará la oportunidad de invertir el dinero en el fútbol de élite y en el fútbol base”, aseveró el suizo.
Lo cierto es que aumentar el número de selecciones en la competición repercute en más interés, más audiencia, más dinero de televisión, más auspiciadores, más asistentes en los estadios, más partidos, más turismo, más publicidad, más productos de las selecciones, más socios, más consumo… más dinero para la FIFA.
De esta manera, la decisión de Infantino incrementa las riquezas del organismo, cumple a su electorado y de una vez amarra votos para continuar a la cabeza de FIFA que tiene como límite tres mandatos.
El Mundial 2026 será histórico, de eso no hay duda. Los avaladores del cambio se refugian en la democratización del fútbol, los detractores argumentan que el fútbol ya le pertenece a todos y que cualquier país tiene la oportunidad de llegar al Mundial. A pesar de estas disyuntivas, el fútbol –y más aún el Mundial– seguirá uniendo a los pueblos.