NIAMEY- Mercados, bancos y escuelas abrieron sus puertas el viernes como es usual en la capital de Níger, un día después de que militares derrocaron al presidente Mamadou Tandja en un golpe de Estado y los pocos soldados que patrullaban las calles estaban armados ligeramente. La comunidad internacional condenó la violencia, pero diplomáticos y analistas aseguraron que el golpe de Estado creará una oportunidad para realizar elecciones, que fueron pospuestas por la impopular reforma constitucional de Tandja en el 2009. “Es probable que el nuevo Gobierno militar se vea presionado por la comunidad internacional para que restaure el estado de derecho y realice elecciones en el mediano plazo”, explicó Samir Gado, vicepresidente de Rencap Securities. El jefe de la junta militar que capturó el jueves a Tandja en medio de tiroteos llamó a la calma e indicó que el trabajo de ministros de Gobierno y gobernadores regionales derrocados en el golpe está siendo realizado por sus secretarios generales. Tras meses de disputas políticas por la enmienda de Tandja a la Constitución, maniobra que provocó sanciones internacionales y manifestaciones, muchos en la desértica nación del oeste de África sentían alivio y esperanza de cambio. “Espero que los soldados restablezcan el orden (…) limpien el ambiente político”, comentó Moussa Issa, un chofer de taxi. “Necesitamos empezar desde cero, sin compromisos por la actual clase política que ha sido desacreditada durante los últimos 20 años”, agregó. La junta, que se autodenominó Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia (CSRD), no dio indicios acerca de cuánto tiempo pretende permanecer en el poder, pero pidió al pueblo de Níger y a otros países que apoyen sus acciones. Sus combatientes capturaron a Tandja y a sus ministros en una batalla a tiros durante unas cuatro horas, antes de suspender la Constitución y disolver todos los poderes estatales del país productor de uranio. Al menos tres personas murieron.