SEUL (Reuters) – Corea del Norte, desafiante ante la condena internacional de su último ensayo nuclear, disparó este martes dos misiles de corto alcance desde su costa oriental y acusó a Estados Unidos de conspirar contra su Gobierno. A su vez, en una decisión que posiblemente aumentará aún más la tensión en la zona, Corea del Sur anunció que se uniría a una iniciativa liderada por Estados Unidos para interceptar embarcaciones sospechosas de transportar armas de destrucción masiva, algo que Pyongyang advirtió que consideraría una declaración de guerra. La agencia de noticias surcoreana Yonhap citó a una fuente del Gobierno en Seúl diciendo que Corea del Norte había probado hoy un misil tierra-aire y uno tierra-mar desde su costa Este. Los misiles tenían un alcance de unos 130 kilómetros. Al menos tres misiles fueron disparados después de una prueba nuclear subterránea llevada a cabo ayer. El ensayo nuclear del lunes, el segundo de Corea del Norte desde el realizado en el 2006, desencadenó duras críticas de la comunidad internacional y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró que el programa de armas nucleares norcoreano era una amenaza a la seguridad internacional. Ante estos hechos, el Consejo de Seguridad de la ONU realizó una reunión de emergencia en la que los países miembros manifestaron su oposición y su condena a las pruebas nucleares norcoreanas. Las demostraciones de poder militar también golpearon a los nerviosos mercados financieros de Seúl, preocupados por el impacto de la creciente beligerancia norcoreana en una región que representa un sexto de la economía global. Resaltando la preocupación respecto a cuan lejos podría llegar Pyongyang para elevar la apuesta, Obama aseguró a su homólogo surcoreano, Lee Myung-bak, el “compromiso inequívoco” de Washington con la defensa de Corea del Sur tras la prueba nuclear norcoreana. Washington puede hacer poco más para disuadir al aislado régimen comunista de Pyongyang, castigado durante años por sanciones internacionales y tan pobre que depende de la ayuda externa para alimentar a sus 23 millones de habitantes. Varios analistas han dicho que la última demostración militar busca reforzar el poder del líder Kim Jong-il para preparar su sucesión, y muchos especulan conque desea que su tercer hijo asuma el poder. Ignorando la última condena internacional, Corea del Norte dijo que el Gobierno de Estados Unidos era el que actuaba de manera agresiva, apelando a su viejo argumento para justificar su arsenal nuclear. “Sería sabio que Estados Unidos detenga de una vez sus maniobras militares contra la DPRK (siglas en inglés de la República Democrática Popular de Corea) (…) teniendo en cuenta que cualquier ataque preventivo contra la DPRK sería una invitación al desastre”, dijo la agencia de noticias norcoreana KCNA.