A raíz de los sucesos relacionados con menores intoxicados en la celebración del Octoberfest en un restaurante del área central de la Isla, nuevamente se ha desatado la polémica relacionada al uso problemático del alcohol entre los adolescentes. Esta celebración, al igual que las fiestas de música electrónica en Halloween y otros eventos, han traído al debate público esta práctica y las mezclas emergentes utilizadas por los menores para aumentar "la nota".
Los medios han reseñado anteriormente las diversas formas de consumir bebidas alcohólicas entre jóvenes como el vodka eyeballing, modalidad de los adolescentes británicos en la que el trago es ingerido a través de los ojos. Igualmente, en Puerto Rico se ha hecho cada vez más común introducir dulces a las mezclas de ron, en aras de embriagarse con más velocidad.
Una de las mezclas más famosas es el limoncillo, una combinación de ron, Crystal Light y agua a la que ahora se le agrega dulces como Skittles u otros caramelos de colores. En otras ocasiones, el coctel también es sazonado con ositos de goma o culebritas agridulces.
Científicamente está comprobado que añadir dulces a las bebidas agiliza el proceso en el que los compuestos del alcohol llegan al cerebro. Según algunas fuentes consultadas, “el limoncillo es como un jugo” y “fácil de hacer y cargar”, porque la mezcla se confecciona mayormente en galones de agua. Según fotos compartidas en las redes sociales por algunos de los participantes de los party buses que fueron a Casa Bavaria, una de las bebidas que prepararon fue el popular limoncillo con Skittles.
El dilema de consumo de alcohol a temprana edad es que abre el camino a problemas a largo plazo, como la adicción, trastornos cerebrales, entre otros.
“El cerebro adolescente pasa por transformaciones radicales hasta los 22 o 24 años. El espectro de sustancias en adolescentes es distinto al de los adultos”, explicó el doctor Héctor Colón, del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). “A más temprana edad que se inicie la persona, más posibilidades hay de crear dependencia a estas sustancias”, advirtió.
Según el estudio de Consulta Juvenil, programa de encuestas bienales de los adolescentes utilizando una muestra de escuelas, la prevalencia del uso de alcohol entre jóvenes de nivel de escuela intermedia y superior, de ambos sexos, era de un 44.2% entre los años 2010 a 2012. Aunque esta cifra continúa preocupando a los expertos, es una baja notable comparada con la del 1994, por ejemplo, donde el número sobrepasaba el 70%.
Según el doctor Colón, hay tres razones principales que motivan a los jóvenes a ingerir bebidas alcohólicas: fácil acceso, uso entre amigos y las actitudes de la familia. “Es fácil conseguirlo. Los domingos es más fácil comprar alcohol que leche”, comentó el doctor, quien forma parte de la campaña Cumplo con ellos, del RCM para la comunidad.
Colón explicó que los menores logran acceso al alcohol, aún cuando constituye una infracción en la sección 5050.15 del Código de Rentas Internas para un Nuevo Puerto Rico. La medida exige a los comerciantes solicitar identificación antes de venderle alcohol a toda persona que aparente ser menor de 27 años de edad.
Para el doctor Colón, algunas medidas para prevenir el uso prematuro del alcohol son limitar el acceso, campañas de prevención como las utilizadas contra el tabaco y reforzar la ley ya existente sobre el límite de edad, además de las exigencias a los comerciantes.