BRUSELAS- Los líderes de la Unión Europea nombraron al primer ministro belga, Herman Van Rompuy, como primer presidente de la Unión y a la británica Catherine Ashton como Alta Representante de Política Exterior. Las designaciones de Van Rompuy y Ashton genera muchas dudas, según expertos, por el poco peso político de ambos. El consenso se alcanzó en una cumbre en Bruselas después de que el Reino Unido retirara la candidatura del ex primer ministro Tony Blair a la presidencia, poniendo fin a semanas de estancamiento y abriendo el camino al acuerdo sobre Van Rompuy. Expertos consultados aseguran que Van Rompuy, de 62 años, y Ashton, de 53 años, son candidatos de transigencia poco conocidos fuera de la UE y, al menos inicialmente, no tendrán la misma autoridad en capitales extranjeras que hombres de estado consolidados como Blair. Ignacio Molina, principal investigador para Europa del Real Instituto Elcano de Madrid, declaró a BBC Mundo que “realmente son personas poco conocidas, casi diría en sus propios países”. Los nombramientos tienen como objetivo fortalecer la posición de la UE ante el ascenso de potencias emergentes como China tras la crisis económica mundial. “Creo que mi experiencia hablará por sí misma. ¿Soy un ego que camina? No, no lo soy. ¿Quiero que me vean hablando de todo, todo el tiempo? No. Júzguenme por lo que hago y creo que quedarán satisfechos con el resultado”, declaró Ashton a periodistas.
Von Rompuy prometió actuar “paso a paso” para ayudar a Europa a salir de “tiempos excepcionalmente difíciles, un período de ansiedad, incertidumbre y falta de confianza”. Los líderes estaban buscando un balance político para satisfacer a los estados miembros y el Parlamento Europeo, que tiene que aprobar el nombramiento de Ashton. Esto se logró al nombrar a un presidente de centroizquierda y un Alto Representante de centroderecha. Van Rompuy, que no precisa la aprobación de la Asamblea, fue aclamado por mantener unida una débil coalición de Gobierno tras convertirse en primer ministro hace menos de un año. El acuerdo sobre Van Rompuy y Ashton evitó el fracaso de la cumbre, que hubiera puesto de manifiesto las divisiones de un bloque que representa casi a 500 millones de personas, y hubiera minado su objetivo de impulsar su imagen a nivel mundial. Sobre los nombramientos, la Casa Blanca declaró que Washington no tiene un socio más fuerte que Europa en temas de seguridad y prosperidad en todo el mundo.
“Estos dos nuevos cargos, y los cambios relacionados que ocurrirán el 1 de diciembre como resultado de la implementación del Tratado de Lisboa, fortalecerán a la UE y le permitirán ser un socio aún más fuerte para Estados Unidos”, afirmó.
La insistencia del primer ministro británico, Gordon Brown, de que Blair debía ser el presidente fue un obstáculo para alcanzar un acuerdo, pero el avance fue posible cuando cedió y apostó por respaldar a Ashton para el puesto de Alta representante. “Al quedar claro que las opciones de una presidencia para Blair, por una serie de buenas razones, estaban descendiendo, el primer ministro realizó una intervención decisiva en su reunión (para dejar de apoyar a Blair)”, explicó una portavoz de Brown a periodistas. Blair había sonado desde hace tiempo como el principal candidato, pero otros países querían una persona más propensa a liderar mediante consensos, y Alemania y Francia unieron fuerzas para bloquear su candidatura. Tampoco obtuvo la mayoría entre los partidos socialistas europeos, donde aún se siente el resentimiento por haber respaldado la guerra de Irak y muchos querían un líder de un país cuya moneda sea el euro. Ashton, una baronesa y ex miembro de la Cámara de los Lores -el senado británico- es poco conocida incluso en el Reino Unido y tiene escasa experiencia en asuntos exteriores. Pero ha causado buena impresión desde que se convirtió en comisaria de Comercio el año pasado. “Soy de esas personas que creen que las personalidades se pueden fortalecer con ciertos cargos”, apuntó la canciller alemana, Ángela Merkel. Al respaldar a Ashton, los líderes también cumplieron el llamado de muchos funcionarios europeos de alto rango para que una mujer ocupara uno de los principales cargos de la Unión. Aunque la UE es un importante bloque comercial, su influencia política no ha equiparado su potencia económica. Los analistas políticos han cuestionados si será capaz de hacerlo incluso después de sus nuevos nombramientos. El puesto de presidente del Consejo de líderes de la UE fue creado bajo el Tratado de Lisboa, que pretende simplificar el sistema de toma de decisiones de la Unión, compuesta por 27 países. El puesto de Alto Representante en Política Exterior cuenta con nuevos poderes tras la reforma de Lisboa, que entra en vigor el 1 de diciembre, y tendrá a su cargo un nuevo cuerpo diplomático de la UE.