Barack Obama y Felipe Calderón. Foto: Reuters
17 de abril de 2009
Por Anahí Rama y Adriana Barrera (Reuters)
MEXICO DF (Reuters) – El presidente estadounidense, Barack Obama, llegó ayer a México y se reunió con el mandatario Felipe Calderón para apoyarlo en lo que llamó un “heroico” combate contra los cárteles de la droga, que han convertido el norte mexicano en un baño de sangre. Obama ha prometido aumentar los fondos –que se estiman en más de $600 millones, según la iniciativa Mérida- previstos para ayudar a México a combatir a los cárteles, cuyos enfrentamientos entre sí y con fuerzas de seguridad han dejado más de 10,000 muertos desde que asumió Calderón en el 2007. “El gobierno mexicano, con todo valor, ha atacado y combatido a los cárteles de narcotraficantes que se han extendido a ambos lados de la frontera”, dijo Obama durante la ceremonia de bienvenida ofrecida por Calderón en la residencia presidencial de Los Pinos, en Ciudad de México.
Barack Obama y Felipe Calderón. Foto: Reuters
“Es absolutamente crítico que los Estados Unidos se una como socio pleno en este asunto”, dijo Obama en lo que representa la actitud más cercana de un Gobierno estadounidense hacia México en el combate al narcotráfico, cuya violencia se ha disparado en los últimos años y preocupa a Washington. Horas antes de llegar a México, Obama había dicho que Calderón “ha hecho un excelente trabajo, heroico” en una entrevista difundida por la cadena CNN en Español. Calderón tiene desplegados a 45,000 soldados, sobre todo en estados fronterizos con Estados Unidos, en una estrategia que le ha ganado elogios pero también críticas por denuncias de abusos a los derechos humanos por parte de militares. Un día antes de que llegara Obama, al menos 13 personas murieron en el occidental estado de Guerrero en un choque entre militares y presuntos narcotraficantes, un tipo de episodio que ha sido común a lo largo de todo el año pasado. Aunque la visita de Obama es una escala de menos de 24 horas antes de viajar el viernes a la Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago, la zona de la Ciudad de México donde se hospeda y donde también se ubica Los Pinos, estaba cercada de militares con rifles automáticos apostados en las principales avenidas y en edificios del lugar. Pero el mandatario estadounidense, que asumió en enero, llega con su popularidad intacta y sin tener que enfrentar protestas antiestadounidenses que fueron usuales en todo el mundo durante el mandato de su antecesor, George W. Bush. Sin embargo, analistas han dicho que, en tanto Obama batalla para superar una de las peores crisis económicas en la historia de Estados Unidos, no es posible esperar anuncios para México, que además pugna por una solución a los millones de inmigrantes ilegales que viven en el vecino del norte.
El Gobierno de Obama ha dicho estar decidido a frenar el flujo ilegal de armas desde Estados Unidos hacia México con las que los cárteles se pertrechan, pero no ha podido comprometerse a restablecer una prohibición para vender rifles de asalto, un tema árido entre la población estadounidense.