CHICAGO – El presidente estadounidense, Barack Obama, advirtió a los médicos que el sistema de asistencia sanitaria de Estados Unidos es una bomba de tiempo y los instó a apoyar su plan de reforma, que incluye un programa de seguro público que muchos miran con escepticismo. Obama llevó su campaña de atención médica al encuentro anual de la influyente Asociación Médica Estadounidense en Chicago, donde relacionó el sistema de cobertura de la salud de Estados Unidos con la comprometida General Motors, que recientemente pidió protección por quiebra. “Si no arreglamos nuestro sistema de atención médica, Estados Unidos tomará el camino de GM: pagando más, obteniendo menos y yendo a la quiebra”, sentenció el presidente estadounidense. “El costo de nuestra atención sanitaria es una amenaza para nuestra economía”, agregó Obama, quien quiere que el proyecto de ley de la reforma esté en su escritorio en octubre. “Es una bomba de tiempo para el presupuesto federal. Y es insostenible para Estados Unidos de América”, añadió. El discurso del mandatario ocurre en momentos en que el debate en el Congreso por la reforma se agudiza por algunas cuestiones, como, por ejemplo, cómo pagar el plan y si debería incluirse un programa de seguro para competir con los servicios privados. Muchos republicanos opositores rechazan un plan público y aseguran que no hay suficiente respaldo para ello en el Congreso. Además, argumentan que finalmente llevaría a los aseguradores privados a cerrar. La Asociación Médica Estadounidense expresó sus dudas sobre cualquier plan que sea similar al programa actual Medicare que asiste a los ancianos del País. No obstante, la entidad señaló la semana pasada que se comprometía a considerar otras opciones evaluadas por el Congreso, incluida la de las cooperativas propiedad de sus miembros. La industria sanitaria de Estados Unidos cuesta alrededor de $2.5 billones anualmente, pero deja a 46 millones de estadounidenses sin cobertura y con poco acceso a la atención médica. Pese a su costo, el sistema es mucho peor al de otros países desarrollados en muchos puntos clave. Obama declaró que el plan público de asistencia médica “inyectaría competitividad en el mercado sanitario (…) y mantendría a las compañías aseguradoras honestas”. Por otra parte, el periódico The New York Times publicó que Obama recibió un gran respaldo de la multitud cuando comentó sobre el temor que tienen muchos médicos de ser acusados por casos de negligencia profesional, pero más tarde hubo algunos abucheos cuando dijo que no respaldaba los topes en las compensaciones por impericia. Obama argumentó: “Debo ser honesto con ustedes. No respaldo los topes en las compensaciones por impericia, que personalmente creo que pueden ser injustas con las personas que han sido mal atendidas”, reseñó el diario The Washington Post. Como apuntó The New York Times, los médicos han denunciado por largo tiempo que respaldan las primas de seguros médicos en casos de negligencia médica precisamente por la falta de límites en las compensaciones en estos casos, aunque resulta que los gastos los pagan regularmente los pacientes en altas cuotas. No obstante, Obama instó a explorar las diferentes posibilidades para restringir el “exceso de medicina defensiva”. El presidente de Estados Unidos reconoció que expandir la cobertura a todos los estadounidenses tendría un costo a corto plazo pero destacó que el déficit sería neutro en la próxima década. Algunos estimados hablan de que la reforma sanitaria costaría alrededor de $1.2 billones, mientras que los críticos aseguran que los cambios sólo suman a la creciente montaña de deudas del País. “Ya hay voces que dicen que los números no tienen sentido. Están equivocados”, manifestó Obama, quien delineó cómo planea pagar las reformas, incluidos aumentos impositivos sobre los estadounidenses más ricos y ahorros a través de reducciones de gastos. El mandatario también atacó a quienes lo acusan de intentar crear un sistema de asistencia médica único, controlado por el Gobierno.