WASHINGTON- La Cámara de Representantes de Estados Unidos dio el domingo su aprobación final a una extensa reforma al sistema de salud del país, ampliando la cobertura médica a casi todos los ciudadanos, dando al presidente Barack Obama una histórica victoria. En una reñida votación por 219-212 el domingo a última hora, los demócratas de la Cámara de Representantes aprobaron el más profundo cambio a las políticas de salud en décadas. La votación envía el proyecto de reforma, ya aprobado por el Senado, a Obama para que lo firme y lo convierta en ley. La reforma extenderá la cobertura de salud a 32 millones de estadounidenses, ampliará el plan de salud de Gobierno para los pobres, impondrá nuevos impuestos a quienes tienen mayores ingresos y prohibirá prácticas como el rechazar cobertura a personas con condiciones médicas preexistentes. Su aprobación pone fin a una batalla política con los republicanos que consumió al Congreso estadounidense y redujo las cifras de aprobación de Obama, y cumple un objetivo que los demócratas no habían logrado alcanzar desde el intento fallido de reforma del presidente Bill Clinton en 1994. “Esta noche, en un momento en que los expertos dijeron que ya no era posible, nos elevamos sobre el peso de nuestra política”, declaró un emocionado Obama durante un discurso en la Casa Blanca. “Esta legislación no solucionará todos los problemas que aquejan a nuestro sistema de salud, pero nos hará avanzar en la dirección correcta.(..) así es como luce el cambio”, declaró el mandatario demócrata. Los demócratas de la Cámara se abrazaron y celebraron cuando la reforma alcanzó los 216 votos necesarios, cantando: “Sí, podemos”. Todos los republicanos se opusieron al proyecto, y 34 demócratas se les sumaron votando en contra. Republicanos y críticos en la industria sostenían que la iniciativa -que costará 940.000 millones de dólares en 10 años- sería una fuerte intervención en el sector de salud que elevaría los costos, incrementaría el déficit de presupuesto y reduciría las opciones de los pacientes. Ambos partidos se alistaban para otra batalla por la reforma de salud en la campaña antes de las elecciones legislativas de noviembre, y sus oponentes en el país prometieron impugnar la legislación a nivel estatal. GRANDES CAMBIOS La reforma al sistema de salud, la mayor prioridad doméstica de Obama, daría paso a los mayores cambios en el sistema de salud estadounidense de 2,5 billones de dólares desde la creación en 1965 del programa Medicare, administrado por el Gobierno, para ancianos y discapacitados. La legislación requerirá que todos los estadounidenses posean un seguro de salud, pero entrega subsidios para ayudar a trabajadores de bajos ingresos a pagar el suyo, y crea bolsas donde individuos y grupos puedan revisar y comparar planes de seguros. Importantes provisiones como los intercambios y subsidios no entrarán en vigencia hasta el 2014, pero muchas de las reformas como prohibir que las compañías nieguen cobertura a los enfermos comenzarán en efecto el primer año. La votación se llevó a cabo tras días de intenso cabildeo a los representantes demócratas indecisos por parte de Obama, sus principales asesores y líderes de la Cámara baja. La Cámara baja también aprobó un paquete de cambios al proyecto del Senado que deseaban los demócratas. El Senado recibirá ese paquete esta semana y lo revisará bajo las normas de reconciliación de presupuesto, lo que requiere de una mayoría simple para su aprobación. Los cambios incluyen la eliminación de un controvertido acuerdo del Senado que excluía al estado de Nebraska del pago de los costos de la ampliación del programa Medicaid, el cierre de un vacío en la cobertura de medicamentos vendidos bajo receta y modificaciones a los impuestos a los planes de seguro de alto costo. Los republicanos aseguraron que se opondrían a esos cambios en el Senado mediante puntos de orden parlamentarios y se cree que podrían bloquear su aprobación. “Los republicanos del Senado ahora haremos todo en nuestro poder para reemplazar las enormes alzas de impuestos, los recortes a Medicare con los mandatos con las reformas en nuestros distritos han estado pidiendo durante el debate”, aseguró el líder republicano del Senado, Mitch McConnell. La reñida victoria fue asegurada el domingo más temprano por un acuerdo diseñado para sumar a los pocos demócratas que se oponen a los derechos abortivos. Bajo el acuerdo, Obama emitirá una orden ejecutiva confirmando que las restricciones del Gobierno al uso de fondos federales para el aborto no serán cambiadas por la iniciativa de reforma de salud. El compromiso recibió el apoyo del representante Bart Stupak y un puñado de legisladores demócratas que se oponen al aborto, que amenazaron con votar contra la iniciativa aprobada por el Senado porque decían que sus restricciones antiabortistas no eran lo suficientemente estrictas. La industria de seguros de salud se ha opuesto vigorosamente al plan, pero las acciones de las compañías subieron la semana pasada, mientras los inversores comenzaban a darse cuenta de que sus peores temores no se habían materializado. Sondeos de opinión muestran que el público también tiene posturas diversas. Si bien muchos se oponen a la ley y el proceso a molestado a muchos estadounidenses, algunos de los componentes de la reforma tienen un fuerte respaldo. La aprobación final del proyecto representa un sorprendente cambio desde enero, cuando se consideró que estaba muerto luego de que los demócratas perdieron su crucial voto 60 en el Senado en una elección especial en Massachusetts. Pero Obama y los demócratas se unieron el mes pasado en un último esfuerzo, y usarán las normas de reconciliación de presupuesto del Senado para evitar el tener que reunir 60 votos para aprobar los cambios que buscan.