Diálogo inició este semestre la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos que se publicarán a continuación se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
En la sociedad del occidente de hoy día muchas personas son usuarios de drogas, ya sean prescritas por un doctor o obtenidas sin recetas. Pocas veces se toma en consideración los impactos negativos en nuestro cuerpo y cerebro a nivel fisiológico de los medicamentos administrados por los médicos, puesto que ponemos mucha confianza en las decisiones en los profesionales de salud.
Un problema que no se ha logrado controlar en los Estados Unidos es la adicción a los opioides, un problema que comenzó para principios del siglo 21 e incrementó rápidamente durante las ultimas dos décadas, según se documenta en el artículo “Determinants of Increased Opioid-Related Mortality in the United States and Canada, 1990–2013: A Systematic Review”, publicado en el American Journal Of Public Health en 2014.
Un opioide es una droga cuya función interrumpe las señales del dolor que llegan al cerebro. Esta droga se usa para controlar el dolor después de una cirugía, disminuir los dolores de una herida, o como analgésico en pacientes que padecen de dolor crónico.
Existen diferentes categorías para este analgésico: los opioides naturales u opiáceos, los semi-sintéticos, y los sintéticos. Los opioides naturales u opiáceos se refieren al ingrediente extraído de la planta del opio. Los semi-sintéticos son aquellos opiáceos a los cuales se les hace una alteración leve a nivel químico, por ende son una combinación de los opioides naturales y los sintéticos. Los sintéticos son aquellos manufacturados en un laboratorio. Estos últimos no se encuentran en la naturaleza pero cumplen con la misma función de un opiáceo. Las tres categorías funcionan como analgésico aunque a nivel neurológico el impacto varía, según el artículo “Compulsive-Like Responding for Opioid Analgesics in Rats with Extended Access“, publicado en 2014. Por ende, algunas de estas tienen un mayor potencial de abuso que otras.
Habiendo mencionado esto, conozcamos la definición de adicción. La adicción es una compulsión que dirige al individuo en búsqueda de la droga que está abusando sin poder tener control sobre la dosis administrada y en momentos de abstinencia se experimenta una retirada acompañada de síntomas emocionales y físicos negativos. Entiéndase compulsión como un comportamiento motivado por un deseo incontrolable de adquirir lo deseado.
El analgésico que ha traído mayor problema
Dentro de los analgésicos, la oxicodona es el analgésico que ha traído mayor problema. Las muertes asociadas a la adicción a oxicodona sobrepasan las muertes asociadas a heroína y cocaína combinadas, según se registra en el artículo citado anteriormente.
La oxicodona es un semi-sintético. Se preguntará por qué es una droga con alto potencial de abuso. La razón es que ésta incide en el sistema dopaminérgico, cuya sustancia liberada por el cerebro es la dopamina, que está relacionada con sentimientos de bienestar y placer. Este sistema dopaminérgico forma parte del sistema de recompensa del cerebro en el núcleo accumbens. Ya que la dopamina es una sustancia que se libera en altas concentraciones al tomar oxicodona, la persona experimenta placer bajo los efectos de la droga, según se informa en el artículo “Rapid Dompamine Transmission Within the Nucleus Accumbens Dramatically Differs Following Morphine and Oxycodone Delivery”, publicado en 2014 en European Journal of Neuroscience. Este carácter placentero es una de las razones por la cual los pacientes desarrollan un comportamiento compulsivo por la droga.
El abuso de los analgésicos opioides ha aumentado considerablemente en los Estados Unidos en las últimas dos décadas y “representan un problema importante de salud pública debido al riesgo de sufrir coma y casos mortales de supresión respiratoria a causa de una sobredosis”, según informó la Food and Drug Administration (FDA) en un comunicado de prensa en el 2016. De hecho, la agencia se vio precisada a establecer reglamentaciones más estrictas con relación a la oxicodona. La epidemia de oxicodona surgió unos años después de que la FDA diera el visto bueno para que esta droga pudiera utilizarse para tratar ciertas condiciones. Se aduce que la epidemia comenzó a generarse cuando los doctores y los pacientes fueron engañados por la farmacéutica que genera OxyContin, nombre genérico de oxicodona. A ambos se les hizo pensar que la droga no tenía alto potencial de abuso, utilizando estudios no confiables y poco rigurosos.
De hecho, los médicos licenciados son parte del problema también, según denuncia el artículo “Prescription histories and dose strenghts associated with overdose deaths” publicado en 2014 en Pain Medicine. Estos profesionales han tenido un rol importante en la difusión de esta droga, pues son quienes controlan su acceso. Inicialmente, su accesibilidad no estaba muy regulada. En un estudio que se llevó a cabo en el 2014 para medir los efectos de la demanda de analgésicos por pacientes en el comportamiento de médicos en el momento de recetar, se encontró que los profesionales de la medicina optaban por recetar narcóticos fuertes como oxicodona en vez de uno más débil. Con este acceso fácil a narcóticos fuertes, se crean unas condiciones que apuntalan hacia la adicción del paciente; estos últimos no son monitoreados constantemente para ver la trayectoria de los efectos de la droga a nivel biológico y social.
Complicado establecer un control
Atacar la epidemia de oxicodona es un asunto muy complicado. Cuando los doctores observan comportamientos de adicción optan por remover la droga. Pero, aunque esta parezca ser la decisión a tomar, podría ser un error. Remover el medicamento súbitamente produce síntomas emocionales y físicos, conocidos como síndrome de retirada, causados por la alteración en la liberación de las sustancias endógenas. La plasticidad neural, que es la capacidad que tiene nuestro cerebro para reestructurarse dado a las condiciones a las cuales está expuesto, es responsable de la retirada.
Cuando el cerebro de un paciente está expuesto constantemente a una droga, éste se modifica para manejar el ambiente interior que ha sido alterado. Por eso es que es necesario aumentar las dosis poco a poco para que logre su función a medida que pase el tiempo y el cuerpo haga los ajustes pertinentes. Descontinuar una droga tan potente súbitamente podría producir una retirada insoportable en el paciente. Entonces lo que en un inicio se tomaba para eliminar un dolor, ahora se utiliza para eliminar los síntomas de la retirada.
Para enfrentar esta epidemia es necesario tomar precauciones en diferentes áreas. Ya que es un problema de adicción, primeramente se deberían desarrollar tratamientos psicológicos y psiquiátricos para el manejo de la retirada y el proceso de desintoxicación. Los médicos deben tener mejor adiestramiento en el proceso de decidir si recetar o no, tomando en cuenta las consecuencias a largo plazo. Deben desarrollar un plan de cotejo que les permita identificar comportamientos que indiquen adicción.
Otra opción es llevar a cabo estudios sobre la adicción a la oxicodona, ya que se han visto diferentes patrones de la liberación de dopamina bajo los efectos de oxicodona y morfina. Esta diferencia puede explicar el alto potencial de abuso de oxicodona comparado a la morfina. Mientras más se conozca sobre la adicción de oxicodona, más efectivo puede ser ataque contra la epidemia. Este problema también muestra que se debe indagar y preguntar sobre los efectos de las drogas que se ingieren antes de recostarnos de las instrucciones de los profesionales. Los medicamentos son útiles pero también pueden ser perjudiciales a la salud si no son tomados con precaución y cautela.
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